miércoles, 3 de marzo de 2010

MI TESTIMONIO

Cuando conocí al Señor Jesús, y El entró en mi vida para transformarlo todo  fue un cambio maravilloso que acepté con alegría y amor. Realmente encontré la felicidad al aceptar que El es el Señor, que El resucitó de entre los muertos y que el el Rey de un Reino invisible. Sí, fui feliz.
Sin embargo, no me animaba a hablar la Palabra de Dios. Por qué? Simplemente porque no entendía mucho de ella. Una cosa es creer en Jesús, y otra muy diferente entender el alcance de lo que uno ha creído.
Pues bien, pasaron los años, en determinado momento tuve muchas luchas, siempre sin entender demasiado y me alejé de la iglesia, creyendo que con eso bastaba para estar lejos de Dios.
El Padre, sin embargo, ese Dios de Amor, tal como en la parábola del hijo pródigo, se mantuvo esperando, porque El sabía que yo no había comprendido ni la mitad de lo que El tenía para mí.
Luego de un cierto tiempo, sentí hambre y sed de oír aquella Palabra de consuelo para mi alma. Y empecé a leer otra vez la Biblia. Empecé a oír mensajes en internet, seleccionando los que me llegaban y encontré especialmente los de un matrimonio cristiano que me ha bendecido hasta hoy.
Fue a partir de esos mensajes y de corroborar en la Biblia que lo que decían era acorde a lo que está escrito, que EMPECE a entender lo que quería hacernos entender Jesús cuando hablaba: EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO. No solamente hablaba de El por supuesto, ya que El es el camino para entrar a ese reino. Sino que estaba hablando de que en la dimensión espiritual están la luz y las tinieblas y que cuando aceptamos que Jesús, el Hijo de Dios sea nuestro Salvador y nuestro Señor, somos trasladados del reino de tinieblas al Reino del Hijo de Dios, el Reino de Jesucristo, espiritualmente hablando.
En este Reino, en esta dimensión, solo hay bendiciones, solo hay una vida feliz y plena.
Yo nunca había entendido esto, quizás porque en mi iglesia no me lo enseñaron, claro, pero tenía que pasar mucho tiempo antes de que pudiera comprender que el evangelio es, sí para la otra vida, pero también para ésta.
Creer en Jesús afecta no solamente nuestro destino eterno, sino la vida aquí y ahora.
"Cuando el Hijo del hombre os libertare, seréis verdaderamente libres", palabras de Jesús mismo.
Cuando el Hijo del hombre os libertare de qué?
Del reino de tinieblas, de la oscuridad. Cuando todo esta oscuro nada se ve, aunque creamos ver con nuestro intelecto, no vemos lo espiritual ni las realidades espirituales. Solo Jesús ( quien es La Luz, como él mismo lo dice) puede darnos luz.
Así que según la Biblia este mundo vive a oscuras. No ven nada y caminan a ciegas. No pueden dominar lo que les pasa en la vida y simplemente aceptan las circunstancias que les llegan como asuntos inevitables.
Pero cuando nos ponemos bajo el reinado de Jesús, es El quien domina nuestra vida y todo se transforma en bendición.
Sin embargo para que esa Bendición que El nos ha dado completamente y generosamente, la traigamos a la realidad, tenemos que creerla. Allí está el secreto: en la fe.
"Por fe andamos, no por vista", dice la Palabra de Dios.
Es decir que aunque la circunstancia que hoy me toque enfrentar parezca negativa, yo me aferro a las promesas de Dios y le digo al Señor: Te creo, Señor. Creo que esto que prometiste es para mí. Y entonces "alcanzo la promesa". Es decir la atraigo hacia mí.
Porque justamente lo que agrada a Dios es la fe. Y la fe es opuesta al miedo.
Ahora la fe no viene sola, solo porque lo deseo, solo porque me propongo tener fe, pues es algo sobrenatural, algo del Reino de los cielos, no de el reino de oscuridad.
Cómo viene la fe?
"La fe viene por el oír de la Palabra de Dios". Más leo la Biblia, más fe tengo. Más pido a Dios sabiduría para comprenderla, más fe tendré.
No hay misterio. La Biblia es un libro espiritual, inspirado por el Espíritu Santo. Cuando se trata de interpretar un libro cualquiera, pensamos:  Qué habrá querido decir el autor?
Pues aquí pasa lo mismo, solo que a este Autor lo tenemos mucho más cerca de lo que pensamos. Solo con hablarle y pedirle esta allí para respondernos y aclararnos las dudas.
"Porque todo aquel que pide, recibe" dice Jesús. Todo aquel que pide una explicación para comprender, con corazón sincero, recibirá la respuesta.
La Palabra de Dios, este libro bendito llamado Biblia, es un regalo, un libro de bondad, donde se nos muestra lo que no encontramos en este mundo : Un amor incondicional y entrañable, un Padre amoroso y perfecto que nos adopta como sus hijos y nos hace sentar en el palacio divino por gracia. Una compañía constante de amistad sincera. Alguien que nos dice la verdad sin adularnos, pero al mismo tiempo dándonos ánimo.
Y además : la solución a todos nuestros problemas.
JESUCRISTO ES EL MISMO HOY, AYER ,Y POR LOS SIGLOS.
El no ha cambiado. Si ayer hizo un milagro, y hoy vive, pues hoy también puede hacer un milagro. Si ayer perdonó a quien hacía el mal con misericordia y mostró amor y compasión. Pues hoy también, desde donde está, en su trono celeste, perdona con misericordia, muestra amor y compasión.
El no ha cambiado.
Solo leyendo lo que está escrito y CREYENDOLO, alcanzaremos la victoria en todos los planos de nuestra vida. Creámoslo.