jueves, 6 de mayo de 2010

VOLVER A LA INFANCIA

Ayer vi una película que ya conozco, pues la vi muchas veces, pero desde la primera vez que la vi me impactó, pues su mensaje subyacente es para cada uno de nosotros. Se llama "Hook".
Es increíble lo rápidamente que crecemos, que pasamos de niños a adultos, y en alguna parte de ese proceso nos olvidamos de lo que fuimos, de aquello en lo cual confiábamos, de nuestros ideales y de lo que nos habíamos propuesto para la vida. Sí, si tratamos de recordar en que momento fue que comenzamos a olvidar, seguramente fue a partir de una decepción. Seguramente fue desde que un hecho externo nos convenció que ese paraíso en el cual creíamos y al cual alcanzaríamos con nuestro sueño, pues sencillamente  NO EXISTIA.
Fue triste que se operara esa transformación en nosotros, pues justamente era esa confianza la que nos hacía vivir con alegría. Era esa confianza la que nos hacía crear cosas nuevas. Era esa confianza la que nos hacía caminar livianos por la vida. Era esa confianza la que nos hacía generosos.
Eramos ricos en juventud, en proyectos, en sueños, en ganas de realizar todo lo bueno.
No era una pérdida de tiempo detenernos a escuchar a otro pues teníamos muuuuucho tiempo : TODA UNA VIDA a realizar.
Y bien, ¿qué pasó? Dejamos de creer. Dejamos de confiar que había Alguien que cuidaba de nosotros TODO EL TIEMPO. Alguien amoroso : Un Padre que no falla nunca.
Desde ese momento en que dejamos la confianza, pusimos otra cosa en su lugar : la preocupación.
Si no hay NADIE que se ocupe por mí hasta en los más mínimos detalles y que me ame hasta el punto de que todo lo que me hiera a mí le hiera a El, pues entonces TENGO QUE CUIDAR DE MI MISMO.
Y si tengo que cuidar de mí mismo, cada vez que veo una dificultad, o que no sé qué pasará, pues  ME PREOCUPO.
El hecho es que nunca conoceré la bendición de la paz hasta que no recupere la confianza.
Hasta que no me dé cuenta de que desde que creí en Jesús, pasé de una dimensión en la que no se cree en nada, y en la que nada es posible, sino lo que se ve, a un Reino Mágico donde TODO ES POSIBLE.
Fijémonos en el pueblo de Israel cuando iba a conquistar la tierra. No hicieron nada. Si te ponés a mirar bien en la Biblia, vas a darte cuenta de que todo lo que hicieron fue "cantar", alabando a Dios. La alabanza es un signo de confianza. Nadie cantaría si sabe que lo van a matar, digo, de corazón, despreocupadamente, y menos un canto de liberación. Pues eso es lo que hicieron. Y en muchas ocasiones (y son muchas), al pueblo Dios le instruyó no para que peleara sino para que cantara, para que avanzara con alabanza, disfrutando por anticipado de lo que Dios haría por ellos.
Y asi se conquistaron tierras enteras, reinos, y muchas riquezas.
Si realmente entré en el Reino de los Cielos, pues tengo que volverme como un niño. Pensar como un niño, soñar como un niño, disfrutar el presente como un niño. Porque Quien me cuida no es un padre defectuoso y terrenal, sujeto a equivocaciones, falto de sabiduría, o con desconocimiento de las cosas. Quien me cuida es el Sabelotodo de Buen Corazón.
¿Cómo puede un Padre bueno, hacer pasar hambre a sus pequeñines?
¿No los vestiría cada día con ropas limpias y bellas, les alimentaría y protegería de cualquier malvado que quisiera atacarles? ¿No les compraría juguetes entretenidos, o helados riquísimos? Pues ése es Papá Celestial. Nos tiene en Su regazo. Podemos bailar, cantar y jugar. No hay problema. El se ocupa de las cuentas. El prepara la comida. El nos arrullará antes de dormir para que no tengamos pesadillas.
Confiemos como niños en Papá Celestial.

"Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá."
"¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?"
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Mateo 7 : 7, 9-11