domingo, 20 de junio de 2010

Jesús dice : "Toda tu eres hermosa, amiga mía y en ti no hay mancha"

Esta palabra está en el Cantar de los Cantares, de Salomón y en ella el Señor Jesús le habla a su Iglesia como la esposa amada, la que es perfecta, porque El la ve así.
El Amor con mayúscula de un Jesús que lo dio todo por cada uno de nosotros, nos ve ya perfectos, ya unidos en esa perfección de belleza única, algo que solo El puede ver.
Cuántas veces, la autoestima no tan entera, no podemos apreciar la mirada del Maestro, sino que observamos defectos, errores del pasado y del presente, o cosas que se han dicho de nosotros, o que creemos que piensan otros, y todo esto mezclado hace que nos distraigamos y no podamos contemplar mas allá.
Esta mirada limitada nos atasca, nos engancha, como cuando nuestro pie queda atrapado por accidente con una piedra del camino y perdemos tiempo tratando de sacárnosla.
Pues el Señor dice que no le hagamos caso a esta piedra.
"Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía ; ven conmigo desde el Líbano.
Mira desde la  cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermon,
desde las guaridas de los leones, desde los montes de los leopardos"   Cantares 4 : 8
Es decir : Ven a mirar las cosas como Yo las veo. Ven a tomar fuerzas cerca de Mí.
Yo moro en las alturas y desde allí todo se ve distinto, incluso tú mismo.
Ven, cansada, ven fatigada de los afanes y preocupaciones, de las opiniones, críticas y temores.
Ven, que para Mí tú eres hermosa, tú eres perfecta, oh Iglesia mía.
Ven, miremos desde la altura, donde nadie nos molesta, con inútiles apreciaciones.
Ven, donde todo es delicadeza, buen trato, respeto, y amabilidad. Ven a Mi Amor.
Aquí estoy, no me he marchado lejos.
Solo levanta la mirada, y pon el pie en el sendero que lleva a Mi altura, al Monte Santo donde estoy yo.
Ven a que te alimente con el Amor Eterno que siempre he tenido por ti. Ven a refugiarte en Mi Vision de ti.
Porque para Mí : "Toda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha" ( Cant. 4 : 7)
Y ven, no solo hoy que te sentiste cansada o tomaste conciencia que tenías hambre y sed de Mi Amor.
Sino, ven todos los días, porque aquí estoy. No me mudaré de casa, ni me iré más lejos.
Te estoy esperando, hija, hijo mío.
No he cambiado, ven y encuentra tu delicia en mi refugio.