martes, 23 de agosto de 2011

ESTRATEGIAS EN CONTRA DE LA FE

Y FUÉ que como  oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro,  y  se encolerizó y se enojó en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.
Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿hanles de permitir? ¿han de sacrificar? ¿han de acabar en un día? ¿han de resucitar de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?
Y estaba junto á él Tobías amonita, el cual dijo: Aun lo que ellos edifican, si subiere una zorra derribará su muro de piedra.
Nehemías 4 : 1 : 3
Cuando Nehemías había comenzado, junto al pueblo a edificar el muro de la ciudad Santa, y el trabajo empezó a avanzar, el rumor se expandió de lo que estaba sucediendo y llegó a oídos de alguien a quien no le gustó nada. Ese alguien ya se habia molestado muchísimo cuando la obra comenzara, y había intentado desalentar al pueblo de Dios. Pero ahora "se enojó en GRAN MANERA"
Prestemos mucha atención a la estrategia enemiga, pues es la misma que deberemos enfrentar cada vez que emprendamos algo en serio. Primeramente notemos que todo nace de un gran enojo. Sanbalat siente una profunda ira, una profunda rebeldía contra lo que se está produciendo. Pero muy astuto como para dejarlo ver de esa manera. Por eso no lo expresa directamente, sino en formas indirectas que se convierten en métodos para destruir la obra de Dios.
PRIMERA ESTRATEGIA: La burla
Introducir la idea de ridiculez en la mente de quienes estaban edificando era un método para  disminuir  la fuerza de aquellas manos. Pensemos un poco cuando nos hemos enfrentado a la burla. ¡Qué sensación incómoda nos atrapó! Es una sensación que paraliza, que impide toda acción, si le permitimos que entre en nuestras mentes. Es el primer temor que nos ataca : el de sentirnos aún más ridículos. Deseamos que la burla termine, y en esa esperanza nos quedamos sin hacer nada.
SEGUNDA ESTRATEGIA : hija de la primera : Por si la burla no fuera suficiente, se le agrega el menosprecio. "¿Qué hacen estos débiles judíos?" Esa interrogación no es de curiosidad ( Qué cosa está pasando por allá?), no. Se sabe muy bien qué está pasando allá. En la expresión "Qué", hay implícita la afirmación de que esto que ha emprendido el pueblo de Dios es demasiado grande para ellos. Y se ve remarcada esta idea en la palabra : débiles. El enemigo empieza a tratar de bajarle la moral al que construye. Podemos bien responder a esto que en realidad estos comentarios no habían llegado aún a oídos de Nehemías, sino que eran parte de un diálogo enemigo. Pero veamos que el enemigo trata ya de visualizar al pueblo de Dios como débil, como insuficiente para hacer lo que se había propuesto.
Podríamos ir más allá en nuestro razonamiento y ver que, en definitiva, estas palabras iban dirigidas a Quien había inspirado la idea de reconstruir el muro : Dios mismo. El enemigo está desafiando a Dios. Pero quedémonos con lo que dicen estos enemigos de la obra para saber enfrentar lo que nos espera cuando emprendamos algo.
TERCERA ESTRATEGIA : La amenaza
Como no bastó el hacernos sentir ridículos, como el enemigo se dio cuenta de que esto le falló, intenta atacarnos por otro lado.
Hay una velada amenaza en la frase : "¿Hanles de permitir?" Allí se nos muestra la verdadera intención del enemigo. La de que no se logre construir el muro. Hay mucha rabia en contra de una obra que no tenía otro fin que el de honrar a Dios y proteger a su pueblo. Es como si Sanbalat dijera : Si nadie los detiene, tenemos que hacer algo nosotros.
CUARTA ESTRATEGIA : Atacar la adoración. "¿Han de sacrificar?" El sacrificio podríamos verlo en nuestro tiempo como la acción de adorar. Pues el Gran Cordero ha sido ya sacrificado por nosotros, así que nuestro acto de adoración es entrar en la Presencia de Dios.
Fijémonos : primero son estrategias externas : la burla, el menosprecio y la amenaza. Pero la cuarta  va directo al corazón de lo que más disgusta a nuestro enemigo y es que adoremos a Dios, que le amemos, que tengamos esos momentos de oración, alabanza y adoración con El. Y hará todo lo que pueda para impedirlos.
QUINTA ESTRATEGIA:  Ya que no puede detenerla, el diablo hará todo aquello que esté en sus manos para distraernos, para enlentecer la obra. "¿Han de acabar en un día?" Aquí es el enemigo el que está teniendo miedo. Pues ve que la obra avanza igual, entonces lo que le queda es retardar su concreción : la distracción.
SEXTA ESTRATEGIA : Atacar la fe en el Poder Milagroso de Dios : "¿Han de resucitar de los montones de polvo las piedras que fueron quemadas?"
Allí vemos el pensamiento de duda que vendrá para que aunque sigamos trabajando en la obra, no veamos ninguna manifestación de Dios. Podemos estar "allí", podemos caminar junto a quienes tienen fe, pero sin recibir sus bendiciones nosotros, por permitir la duda.
Por último, la respuesta de Tobías amonita, resume el fin de la malévola estrategia :
SEPTIMA ESTRATEGIA: La certeza de que no podremos realizar la obra.
Primero la burla, el menosprecio y la amenaza. Estrategias directas.
Luego aquellas que van hacia el pensamiento : Poner obstáculos a la adoración, distracción y duda.
Luego de introducida la duda, hay un paso desde ella a la "no fe", a negar a Dios, o a lo que El quiere hacer en nosotros o a través nuestro. Fijémonos que todo esto no son más que palabras del enemigo, estrategias que pretenden que el pueblo llegue a creer que no lo logrará, aún estando tan cerca de concluir la realización. ¿Cómo es posible que, estando en medio de la construcción, viendo los muros levantarse y la obra avanzar, lleguemos a la conclusión de que no hemos hecho nada?
Es que nuestro enemigo es un ilusionista, un mago de egipto antiguo, que pone humo delante de nuestros ojos si con ello pudiera impedirnos "ver" lo que realmente sucede.
Lo que realmente sucede es que estamos avanzando hacia la meta. Lo que realmente sucede es que Dios está ganando la partida. Lo que realmente sucede es que el muro está siendo levantado y nuestros brazos fortalecidos.
Recordemos que la mente está sobre el cuerpo. Muchas veces sentimos hasta cansancio físico al no ver la obra totalmente terminada. Pero no es más que la expresión del desaliento espiritual que se está produciendo porque estamos escuchando estas voces negativas : la burla, el menosprecio y la amenaza. Estamos, quizás descuidando nuestro altar con Dios y no estamos adorando. Como consecuencia nos distraemos, dudamos y, finalmente ya no creemos.
No nos dejemos engañar : Dios sigue al control. Lo que hacemos tiene un resultado. Este es un camino de fe, no de vista. Aunque no vea lo que se está produciendo en el mundo espiritual tengo que creerlo, pues de eso se trata la fe.
El muro avanzaba, y los enemigos atacaban con palabras y pensamientos, pues no tenían otro poder.
Las palabras pueden ser muy convincentes, pero no son más que eso : argumentos.
Creamos a los argumentos de Dios. El no nos miente y lo que nos ha prometido lo está haciendo. Permanezcamos en fe, confianza y acción.

domingo, 21 de agosto de 2011

Guía de Dios

Y FUÉ en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y dílo al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, 
Díjome el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. Nehemías capítulo 2, versos 1 y 2

Én el libro de Nehemías, desde el capítulo 1, leemos que Dios puso en el corazón de su siervo el volver a edificar un muro destruído. Nehemías estaba, como tantos otros judíos en aquel momento, bajo el dominio de un rey, del que no se sabían sus reacciones, como sucedía con la mayoría de los soberanos. Que un siervo se presentara delante del rey con tristeza, era castigado con la pena de muerte inmediatamente. La gente estaba librada a la voluntad del soberano, no tenía la posibilidad de elegir, ni de expresarse libremente. Los esclavos particularmente, servían entre otras cosas para que el rey estuviera "animado", es decir que no se permitía que un súbdito le diera al rey una ocasión a la tristeza. Se suponía que todo debía estar organizado para el beneplácito del rey. El pueblo solo servía para ese fin. Esas eran las monarquías de las que no queda ni el recuerdo en esta era.
El hecho es que Nehemías era un verdadero creyente, así que cuando se entera de que la ciudad santa  está en un estado deplorable, siente una gran carga. Es como que en lo más íntimo de su ser siente que lo que Dios quiera es más importante aún que su propia vida y comienza a orar y ayunar. Oraba en su interior, tanto al levantarse como al acostarse, pero también en cada momento del día, en medio de sus tareas que no serían pocas, pues la carga y la tristeza eran muy grandes. Y estaba tan triste que decidió introducir el ayuno en la oración. Eso sucede cuando algo muy grave nos ocurre. Si hemos sufrido una pérdida irreparable, si algo nos ha sucedido alguna vez que supere nuestras fuerzas para enfrentarlo, entonces entenderemos lo que Nehemías sintió en aquellos momentos. ¿Qué podría interesar a aquel rey mundano, a aquel rey que no entendía nada de Dios ni de sus planes, ni de sus servidores, ni de su ciudad especial, lo que afligía a un siervo, para él seguramente de muy poca importancia? Por eso Nehemías ora. Está pidiendo a Dios una solución de la que no se ve ninguna posibilidad. Estaba fuera de toda posibilidad esa solución. No entraba dentro de lo lógico, de lo que "se podía". Era imposible. El rey dominaba a los judíos. Su reino era idólatra, es decir que adoraban otros dioses, y del Dios de Israel no había ni conocimiento, ni interés.  Es más : había otras leyes a respetar, que eran consideradas por aquel sistema, como las únicas verdaderas y respetables.
Un poco como nos pasa hoy.
Pero, en medio de aquel reinado, en medio de aquel sistema que no tenía en cuenta a Dios ni sus leyes, y que lo ignoraba, un hombre siente un profundo deseo. Y es un deseo que agrada a Dios : el de reedificar el muro de la ciudad. Comprendamos bien la situación de Nehemías. No tenía derecho a hablar al rey de una cosa que no fuera de su interés. Ni se le pasaba por la mente mostrar su tristeza delante de gente que no entendería lo que estaba sucediendo. Pero sí podía hablar de su problema a Alguien que le podía escuchar.
Y oró y ayunó, dice la Biblia, durante meses. Pero su tristeza no la mostró delante del rey, hasta que un día no pudo más. Imaginemos la situación. Como Nehemías no se estaba alimentando bien desde hacía un tiempo largo, su delgadez debía ser notoria, pero sumada a ésta, quizás se le escapó un gesto al hombre de Dios. Un gesto que hizo pensar al soberano que su siervo estaba triste o simplemente su delgadez estaba siendo tan evidente que se veía demacrado .
Nehemías cuenta que el rey le "descubre el secreto". El rey le dice : "No es esto sino quebranto de corazón"
Entonces Nehemías teme en gran manera. ¿Por qué temería Nehemías?
El estaba esperando una respuesta de parte de Dios, pero al mismo tiempo sabe que en ese momento el rey tiene toda la autoridad para mandarlo matar. Entonces, Nehemías se juega el pellejo. Interiormente siente el temor que le susurra : eres hombre muerto, no le cuentes al rey la verdad, miente y saldrás ileso. Pero al mismo tiempo se da cuenta de que esta puede ser la oportunidad de que le sea permitido participar en alguna manera en la restauración del muro de Jerusalém. Este hombre se está diciendo a sí mismo : El estado de los muros me tiene verdaderamente afligido. Esta situación es tan intolerable para mí que preferiría morir antes que seguirme callando. Plantearé la causa delante del soberano y, si fracaso, que muera.
Esos son pensamientos de personas que están jugadas por alguna causa. Y uno no puede estar jugado si todo le da igual. Cuando una situación es intolerable, cuando es límite, entonces tenemos fuerzas para clamar a Dios y pedir la solución. Entonces tomaremos la respuesta que venga de Su Mano con fervor, y no pensaremos en el riesgo, ni dudaremos.
Y es lo que Nehemías está haciendo. Cuando el rey le expresa que él se ha dado cuenta de su tristeza, aunque el temor le está susurrando que puede morir, el instinto de conservación le está gritando que se calle, él toma la acción contraria y cuenta al rey lo que está en su corazón : "Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego?" (v.3)
Imagino que en aquel momento se produjo un milagro en la historia de aquel pueblo mundano y de aquel sistema ateo, pues aunque la respuesta acostumbrada del rey hubiera sido : ¿Que le corten la cabeza a este siervo infiel que ha osado estar triste en mi presencia ! , no es eso lo que se produce. Imagino la expectativa de los que servían a la mesa en aquel momento, y el asombro ante lo que sucedió después, pues el rey, contra toda lógica, le pregunta aún :
"¿Qué cosa pides?"
Allí Nehemías muestra que es un hombre de oración, pues en lugar de pedir inmediatamente consulta a Aquel que le está dando la oportunidad, a Aquel que le está abriendo la puerta.
Nehemías no contesta al rey enseguida. Sino que ora "al Dios de los cielos" (v.4)
Se ve que Dios le confirma interiormente y entonces sí, pide lo que necesita. Y el rey, una vez más le concede lo que pidió.
Este es el hombre que dirigirá la reedificación del muro. Veremos, si seguimos leyendo la historia, que no fue sin oposición.
Cuando tenemos una gran petición, una gran obra a realizar, seguramente pediremos primero la confirmación a Dios para el momento exacto, para que se nos abra el camino.
Y cuando se nos abre, debemos caminar por él. Pero, ¡Cuidado!, se nos presentarán oposiciones, no será llano y liso el camino. Sin embargo, si perseveramos en oración, si realmente estamos en dependencia de Dios y no de las distracciones que se nos pudieran presentar, entonces alcanzaremos la victoria completa.
Tomemos ejemplo de este hombre de Dios y clamemos por aquello que es justo y bueno. Pidamos por aquello que realmente sabemos que es lo correcto y seguro que El nos responderá.
Una vez obtenida de El la guía, sigámosla. Una vez que hayamos comprendido la estrategia divina y los pasos a seguir, no dudemos, por más que se presenten otras batallas.
Nehemías obtuvo el favor más difícil, el del rey idólatra, pero lo obtuvo primero del Rey de reyes. Porque él decidió que quería el favor de Uno que es más grande.
 Comenzó la obra. Luego hubo otras amenazas menores, que no eran más que amenazas pues el Rey Dios le había concedido la aprobación de parte del soberano de aquella época.
Si tenemos el favor del Rey de reyes y Señor de señores, que es Justo, ¿quién se nos opondrá? ¿Quién tendrá suficiente fuerza como para vencernos?
No temamos en aquello que Dios nos ha encaminado a hacer. No volvamos atrás de aquello que sabemos que es lo mejor para nosotros. Y si vemos nubes a lo lejos, si oímos susurros negativos y palabras de duda, no las escuchemos. Seamos valientes, como Josué, como Nehemías, y alcanzaremos el cumplimiento del propósito de Dios en nuestras vidas.

lunes, 8 de agosto de 2011

Desaliento, desánimo y resignación


El desaliento, el desánimo y la resignación son parientes cercanos.
El desaliento se define literalmente como "falta de aliento", y en definitiva no es más que cansancio. Nos puede pasar que venimos caminando por un sendero donde el paisaje es siempre el mismo, o que una cuesta se vuelva empinada por un rato largo, y entonces sentimos la fatiga, las ganas de detenernos.
Sin embargo muchas veces confundimos el desaliento con su primo hermano, el desánimo. Este actúa generalmente en los que están desalentados, y se traduce como el dejar de creer que luchar lleve a alguna parte. No se "ven" resultados, entonces se "siente" que no vale la pena, que los esfuerzos son vanos por alcanzar alguna meta.
Pero más grave es nuestra situación cuando permitimos que ambos : desaliento y desánimo, es decir : cansancio y falta de visión, nos conduzcan al tercer enemigo que nos aconseja : Acepta esta situación tal como es, pues no cambiará. No puedes hacer nada para remediarlo. Y éste enemigo que nos susurra estas palabras al oído es la resignación.
No son sentimientos inocentes. Son nuestros enemigos, y aunque se parecen, hay que identificarlos separadamente para poder hacerles frente.
Las personas que hemos permitido que estos enemigos nos convencieran, corremos el riesgo de adquirir la enfermedad de la depresión. ¿Qué es la depresión sino dejar de estar interesados? Es admirar un paisaje bello y desdeñarlo rápidamente, pues ya no queremos permitir que la más mínima gota de positivismo nos alcance. Porque si comenzamos a levantar el ánimo, entonces podemos llegar a intentar algo y depresión no quiere que avancemos.  Depresión le tiene miedo al fracaso, a seguir esperando, a que no se dé nada de lo que anteriormente creyó que se daría fácilmente.
El cansancio es algo comprensible en una persona que viene caminando largo rato. Solo tiene que detenerse unos instantes, tomar aliento y beber un poco de líquido  para continuar luego su ruta. El desánimo en cambio hay que combatirlo, pues es un paso hacia la duda, y la duda es falta de fe.
Sabemos que sin fe no podemos alcanzar nada en la vida.
Pero profundicemos un poco más, y veamos que la duda en realidad es estar entre dos pensamientos. El de la fe en que alcanzaremos algo y la creencia opuesta, es decir una fe en negativo.
La resignación, y más tarde la depresión no son sino la fe en lo negativo. Es creer en lo negativo, es darle poder, y sé por propia experiencia que cuando permitimos que esta certeza nos domine, quedaremos fuera del combate largo rato. Es más, nos negaremos a escuchar a cualquiera que nos quiera ayudar, porque estaremos creyendo que no vale la pena, y que aunque lo intentáramos una vez más fracasaríamos.
Por eso el Señor nos dice, no a unos pocos escogidos, sino a todos : Mira que te mando que te esfuerces y que seas valiente.
¿ Que me esfuerce en qué?
¿Que sea valiente contra qué, o contra quién?
Que me esfuerce en permanecer de pie aunque los pensamientos de desánimo y resignación y duda vengan a atacarme en la mente. Que no les crea, que haga un esfuerzo para tener presentes las promesas de Dios y recordarlas en esos momentos. Que empuje si es necesario en mi memoria para recordar testimonios de quienes sí lo lograron, de quienes pasaron por lo mismo y pasaron "al otro lado del muro de la dificultad"..
Que sea valiente y no cobarde contra estos enemigos. Que no huya de ellos pues me perseguirán.
Ellos no se deprimen, no se desalientan, no se fatigan en su afán de convencerme que la fe es vana.
Así que si no se cansan debe ser porque les inquieta que yo siga firme. Debe ser porque es importante mi actitud, sino ni se molestarían en acosarme.
Asi que tú, tranquilo. Tú no estás solo en este mundo luchando contra molinos de viento. Eres un hijo del Rey, y El ya ganó esta batalla para ti también. Así como ganó la batalla contra el pecado, también ganó todas, sí TODAS las batallas contra tus enemigos.
Solo nos toca creer y permanecer firmes confiando en lo que nuestro Rey nos dice.
Esfuérzate en la fe. No tengas temor de ellos, tomen la forma que tomen. Tu Dios está contigo donde quiera que estés, donde quiera que te muevas, allí está El... y Su Poder.
Tu Dios está de tu parte.

jueves, 4 de agosto de 2011

El Plan "B"

Alguna vez te pusiste a pensar qué sería de la Gracia, si Dios no tuviera un plan "B"?
Si nuestra historia dependiera solamente de que tomemos las buenas decisiones dentro de un único Plan Perfecto, entonces desde el momento en que por distintas razones, tomemos la decisión equivocada, el plan quedaría arruinado y nunca más Dios podría cumplir su propósito en nosotros.
Si, cuando Adán pecó, Dios se hubiera agarrado la cabeza, pensando: "y ¿ahora qué hago? ¡Ya perdí al hombre, mi creación!", entonces no habría habido segunda historia. La redención no hubiera sido posible, y el hombre, la mujer y este mundo, hubieran quedado irremediablemente lejos de Su creador .... PARA SIEMPRE.
Si cuando David, que tenía un corazón de acuerdo al corazón de Dios, cayó en pecado, no hubiera habido una segunda oportunidad, nos habríamos perdido muchos salmos de alabanza y adoración que hoy disfrutamos.
Si Dios hubiera desechado a Israel para siempre por la dureza de su corazón, entonces el Mesías no hubiera venido.
Y así también sucede en nuestras vidas. Quizás pensemos que el plan original para nuestra vida cristiana lo hicimos fracasar. Que no queda remedio para lo que hicimos, para cómo negamos al Señor y por el camino equivocado que tomamos.
Quizás estés apartado de la iglesia, como me pasó a mí, y estés sintiendo que es demasiado tarde, que tu juventud pasó, que los años más importantes de tu vida los malgastaste viviendo como el mundo ofrece. O quizás no, pero una o varias malas decisiones, te hacen hoy pensar que es demasiado tarde, que nunca más Dios podrá usarte en aquello que era su Propósito, y Su Plan para tu vida.
Pero déjame hoy decirte una cosa importante, que El me dijo a mí : ¿ Acaso El no sabía, cuando te llevó a conocerle, cuando planeó aquel primer plan, lo que ibas a hacer?
¿Dios ignoraba, cuando aceptaba tus alabanzas y respondía tus oraciones, quién eras realmente,  y cuán lejos ibas a encontrarte de aquel primer plan?
¿Crees que has decepcionado a Dios? ¿Crees que es posible decepcionarlo? ¿Hay algo que El no supiera desde antes?
¿Qué sucedió cuando Adán pecó en el Edén? ¿Se agarró Dios la cabeza y dijo : ¡como me ha decepcionado Adán, no esperaba eso de él! ? UN ROTUNDO NO ES LA RESPUESTA. Nada toma a Dios por sorpresa.
Cuando Adán pecó, Dios ya tenía un plan B. Cuando el plan A falló, por causa nuestra, por supuesto, no podía ser porque algo que Dios hiciera estaba fallado. Seguro que si algo no anduvo bien era por nuestra causa, nuestra ignorancia, nuestra equivocación, nuestra ceguera o incomprensión de las consecuencias.  Entonces Dios ya había preparado en Su Gran Amor y Misericordia... LA SALIDA... LA CRUZ... LA SALVACION POR GRACIA.
Así es nuestro Dios, es el Dios de las segundas oportunidades, es el Dios del "arrepiéntete, cree y sígueme". El no pasa mirando hacia nuestros pasados y lamentándose sobre lo que pudo ser. Dios no hace eso. El no es así.
Por eso la fe es un ingrediente indispensable para caminar con El. Porque la fe es Su invento. Y ¿qué es la fe sino la confianza de que todo saldra bien? ¿Qué es la fe sino la certeza de lo que se espera? Lo que se espera está delante, nunca detrás nuestro. Dios es un Dios de mirar hacia adelante. Dios tiene algo nuevo para ti hoy, mañana y pasado mañana.
¡Dios tenía un plan B cuando, antes de proponerte el plan A sabía que no ibas a hacerle caso!
Dios tiene aún la solución en Sus Manos. Dios tiene aún tu vida en Sus Manos.
Dios tiene aún cosas grandes para mostrarte, victorias que aún no conociste, tareas para hacer que puedes realizarlas de ahora en adelante.
No le creas al diablo que te susurra que ya estás muerto, que tu juventud pasó, que los mejores años volaron. En realidad los mejores años son aquellos en los cuales alcanzamos la victoria. No necesariamente aquellos en los que somos más jóvenes o fuertes.
Abraham obedeció a Dios para salir de la tierra donde habitaba a los 75 años. A esa edad comenzó su aventura con Dios. (Génesis 12:4)
Moisés obedeció para hablar con Faraón a la edad de 80 años (Exodo 7:7)
Josué empieza su ministerio para conquistar la tierra aproximadamente a los 82 años (Ver http://serjudio.com/rap1401_1451/rap1450.htm )
José pasó muchos años antes de ver cumplido el sueño profético que había tenido. Dios mostró que no tiene apuro en formar a quienes va a usar. Dios tiene paciencia y nos forma a Su Manera. Para nosotros fueron años quizás oscuros, sin sentido, donde no veíamos ni comprendíamos el por qué. Pero Dios perseguía un fin preciso, una meta segura. No hay tal cosa como que "algo se le escapó a Dios" o "Dios no pudo arreglar esto".
Lo que pasa es que tus errores te han tomado por sorpresa. Eres tú el que no sabía que te ibas a equivocar. Eres tú el que habías creído que no tendrías que verte a ti mismo caer tan bajo. Entonces estás decepcionado... en definitiva... de ti mismo. Y crees que lo mismo le pasa a Dios. Pero El es Dios y no hombre. Hemos sido creados a Su semejanza, pero no somos Dios, y como consecuencia, vamos entendiendo Su Plan a medida que caminamos... por fe, sin ver... aún a tientas.
El está por encima. 
Dale  una oportunidad al Plan "B" de Dios. Déjale sorprenderte con las maravillas que tiene preparadas.. Tenemos necesidad, de la misma manera en que recibimos la salvación, de recibir Su Plan y aceptarlo para nuestras vidas... aunque pareciera nublado, y no comprendiéramos el por qué.
Dios nunca pierde. Aún estás a tiempo. No es tarde. Es tu momento.
Así que : toma ánimo y esfuérzate en la fe. Es decir : alimenta y retroalimenta la confianza en que El sigue teniendo un plan.
Dile sí a El y emprende lo que te vaya guiando a hacer, porque seguro es el comienzo de una GRAN AVENTURA.