domingo, 3 de abril de 2011

Porque de tal manera amo Dios al mundo...

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
Esta Palabra tan conocida, tan repetida en miles de iglesias y grupos alrededor del mundo, es quizás conocida de memoria por la mayoría de los creyentes.
Sin embargo hoy me gustaría entrar en ella, como dentro de un manantial que sacia el alma, pues esta lleno de esperanza y de consuelo para los que levantan bandera en el nombre de Jesús.
De tal manera ... de tal manera. ¿Cuál es la medida de un amor tan grande? No la hay. Es un amor incontenible, un amor de sacrificio. Cuando un humano da todo por una causa, decimos : no midió las consecuencias, para explicar su devoción, su entrega a lo que le impulsó a luchar.
Pero en el caso de Dios es diferente. El sí midió las consecuencias. El sabía cuán caro era el precio a pagar por cada una de las criaturas que El creó y que ama infinitamente. Y, calculandolo, viendo cada detalle a la distancia, es decir, para hablar en criollo : midiendo la humillación que sufriría, pensando en el dolor de los clavos, meditando en la sangre que correría, visualizando de antemano el desprecio de quienes en otros momentos le habían aclamado como rey, nos amó tanto que menospreció el dolor y la vergüenza.  Como dice en Hebreos, pues allí está explicado :" sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza". Menospreció el precio y miró el premio que era tenernos para siempre con El.
Ese valor tenemos para Dios. Somos el premio de su dolor, el consuelo de sus espinas, los hijos de Su Corazón.
De tal manera nos amó. Eso quieren decir estas palabras. Cada vez que me acuerdo de la cruz pienso en ese amor. Porque Su Amor no se puede separar de la cruz. No se puede separar de lo que sufrió. Por el contrario : queda demostrada la medida de Su Amor en el sufrimiento que pasó.
Ahora bien, este sufrimiento fue un regalo que El nos hizo.
Dios "dio" a Su Hijo. Es una frase breve y la repetimos como una cantinela para acordarnos de las cosas que nos dio, de las bendiciones que vienen aparejadas con Su Persona.
Pero en realidad, aunque todas estas cosas que vienen con El y que llamamos "la añadidura", sean necesarias y buenas, en realidad  El es nuestro regalo precioso. Porque solo El tiene ese corazón tierno y puro, generoso, de tal manera que se entregó a Sí mismo como un cordero manso que va al matadero.
Cuando decimos  que El es "el Cordero que quita el pecado del mundo" decimos verdad, pero no es solo un objeto de utilización. El es el regalo. El es el objetivo. El es quien merece nuestro amor, más que todas las otras cosas que existen o existirán.
Esto me hace pensar en el esposo que hace un  regalo muy caro a la esposa, por ejemplo un diamante. Imaginemonos que la esposa toma el hermoso diamante y luego se olvida del esposo, porque quedó fascinada con el diamante. El diamante no deja de ser hermoso y valioso, pero el esposo que tuvo la idea de dar el diamante, que pensó en hacerle un gusto a la esposa, Él es el verdadero diamante.
A veces la hermosura del Señor queda velada, cuando miramos las cosas que El nos da y olvidamos Quien es El, cuán precioso es Su corazón, cuán profunda Su fidelidad, CUAN GENUINO SU AMOR.
"para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna"
Todo aquel que cree... esto es cualquiera que cree. Podemos venir de cualquier lado, podemos tener el pasado más tranquilo o el más tenebroso. Podemos tener una conciencia que a nuestros ojos es limpia y perfecta, o una que nos reprocha constantemente lo que hemos hecho. En cualquiera de los casos nos es necesario creer para tener vida eterna. Es decir que sin fe en El, si creer en Su sacrificio, estare perdido/a. Es lo que El mismo dice y cuando Jesus habla, siempre dice la verdad.
El nos ama a todos, y el camino que Dios preparo para reconciliarnos con El esta abierto a todos : Su Hijo.
El es EL CAMINO. Y esta abierto para todos. Sin embargo para entrar por ese camino, necesitamos creer. Muchos hablan de Jesús de diferentes maneras. Como ya en su tiempo sucedió : unos decían que era un profeta, otros decían que era quizás un revolucionario, otros decían que estaba loco, etc. Pero en medio de todos estos comentarios, un día Jesús pregunta a sus discípulos : y vosotros, quién decís que soy?
Es decir : El sabe que habrá siempre comentarios respecto a Su Persona, pero a El no le interesan las multitudes. Siempre llama individualmente y nos pregunta : " y tú, quien crees tú que soy Yo?"
Y es responsabilidad nuestra y solo nuestra de responder lo correcto.
No podremos luego decirle : Señor, yo estaba con fulano y mengano y ellos pensaban esto de ti y yo los seguí. Esa no es la buena respuesta.
Esto es entre yo y El, no entre yo y la institución tal o cual.
Me acuerdo que cuando empece a concurrir a una iglesia, nuestro pastor decía siempre : podemos venir a la iglesia, pero eso no garantiza que seamos salvos. Jesús vino a salvar a individuos, no al edificio, ni siquiera a grupos.
Y esas palabras llenas de luz, pueden llegar a ti hoy.
Jesús no está interesado en el partido religioso que profesemos, sino en la fe que tengamos en El. El prometió que todo aquel (no importa donde esté, ni con quien esté) que deposita su confianza en El,  en que él es el Hijo de Dios, que vino a derramar su sangre en sacrificio por nuestros pecados,  y lo acepta como tal en su vida, ése sera salvo. Ése tiene vida eterna junto a El para siempre.

Porque de tal manera te amó Dios el Padre, tan grande fue Su Amor por tí que un día decidió enviar a Su Hijo único, al hijito ínico de Su alma, poniéndole como precio para pagar por ti. Y como le costó tan caro, como es lo más precioso que el Padre tenía, ahora si alguien desprecia ese sacrificio, Dios lo toma como un insulto a Su precioso Hijo. Es así. Pero El ama a cada uno y quiere darle una oportunidad, y la verdad es que nos da infinitas oportunidades en la vida. Tomemos la oportunidad. No seamos tardíos, ni dejemos pasar el tiempo : lo haré mañana. No se deja un regalo tan precioso para mañana. No se dice que no a un diamante, sino que se extiende la mano y se lo toma.
Oración:
Gracias, Jesús precioso, porque un día allá en la eternidad, decidiste que yo era tan valioso  como para pagar con tu propia vida por mí. Te costó caro, pero no te importó, pues en tus ojos fui de grande estima, aunque para otros no lo haya sido. No dudaste en pagar, no dijiste: a lo mejor éste no vale tanto la pena. Tuviste confianza en Tu Plan precioso para mí. Ahora yo también quiero tener confianza en ese plan precioso, que seguramente es mejor que todos los planes que yo hice y fracasaron.
Quiero aceptar ese Plan Señor. Quiero aceptar a Jesús como mi salvador personal. Quiero que El sea Mi guia en lo que me quede de vida, y ser uno de los que creen verdaderamente en Ti. Amén