domingo, 16 de octubre de 2011

Un propósito cumplido

Quienes hemos pasado por pruebas muy grandes, nos hemos preguntado en algún momento por qué Dios permitió que pasáramos por aquel desierto. Es más, quizás también llegamos a la conclusión de que los mejores años de nuestra vida pasaron, que desperdiciamos los mejores años, esos de la juventud, en sufrir o en no vivir conforme a lo que creíamos debía ser la vida cristiana. Sin embargo, uno olvida lo que dice el salmo 138, cuando nos dice: "Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová es para siempre; No desampararás la obra de tus manos".
Desde que Dios nos tomó en Sus Manos, El se hizo responsable de nuestro destino. Podemos confiar en que aquel que se comprometió, sabe por qué permitió ciertas pruebas o tristezas. El sabe el por qué.
Pero la historia no termina allí, en pruebas y tristezas. Los tiempos de Dios no son los nuestros.
Para el mundo "los mejores años" son los de los 20 y 30. Terminados éstos, para el mundo no queda mucho, y si no se sembró alegría en esos años, ya pierden toda esperanza. Pero no así para los cristianos.
Los grandes siervos de Dios de la Biblia en su juventud solo fueron preparados para lo que harían en la madurez. David no pudo ser rey durante muchos años, aunque tenía la promesa y la bendición y aún la unción para hacerlo. Moisés estuvo en el desierto toda su juventud. Abraham obtuvo la promesa de un hijo en la madurez.
Hay grandes cosas para los hijos de Dios. La vida de un cristiano no va en declive. Vamos de pobreza a riqueza, de tristeza a alegría, de poco a mucho, de poca esperanza a mucha esperanza. Vamos de poca bendición a mucha. Vamos como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto.
Por eso aferrémonos a las preciosas y grandísimas promesas que tenemos y avancemos.
No nos detengamos, avancemos y creámosle a nuestro Padre. Creámosle al propósito que Dios nos prometió cuando nos concedió la vida eterna. Vamos de gloria en gloria.
Tomemos la promesa y animémonos a retenerla en nuestro corazón. Recibamos la bendición y la felicidad completa que Dios ganó para nosotros en la cruz del Calvario.
No desesperemos : Dios cumplirá su propósito en nosotros. Y esto es más cierto que todo lo que el pasado haya querido enseñarnos.