martes, 31 de julio de 2012

¿Estoy preocupado?

"El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa." Mateo 13 : 22

Siguiendo con nuestra lectura de estos días, la parábola del sembrador, entremos a la explicación que hace el Señor del tercer caso. Recordemos que se trataba de la siembra de la Palabra del Reino de los cielos, de las buenas nuevas del evangelio, "al voleo", es decir a la forma antigua, tirando la semilla como al vuelo hacia todos lados, y que ésta caería dentro de los surcos preparados para ello, pero también : "junto al camino, entre piedras y entre espinos."
Habría mucho más para decir de los dos primeros casos, pero por razones de espacio iremos directamente al tercero, recordando que son diferentes estados del alma, diferentes actitudes frente a lo que se escucha, y frente a la vida, porque "cada cual se apartó por su camino", dice Dios en Su Palabra, cada cual ve las cosas "a su manera", dicho en términos más modernos.
Bueno, el tercer estado con que podemos oír la Palabra de Dios es : llenos de afán.
El que oye la Palabra la oye con alegría, le gusta la proposición de que Jesús le pueda salvar y la vida eterna, pero tiene un corazón dividido. Siente que para seguir a Jesús tendría que elegir entre otros amores y Jesús.
¿Qué significa esto? Aclaremos con palabras del mismo Señor esta parte : en Lucas 14 el Señor compara al Reino de los cielos con la invitación que un hombre muy rico hace a otros hombres a una gran cena que ha preparado, y los convidados tienen miles de excusas para no ir : uno acaba de comprar una propiedad, otro compró una yunta de bueyes y está probándola, otro acaba de casarse y no puede ir. Estos son los afanes de la vida : 1) los afectos, estamos tan ocupados con nuestra familia y nuestros seres queridos que pensamos que si seguimos a Cristo, El va a pedirnos que los dejemos en último lugar, y por eso no le seguimos o, tenemos temor de lo que dirán de nosotros si seguimos a Jesús, aunque nos agrade el mensaje; 2) nuestro trabajo (los bueyes), ocupa una gran cantidad de nuestro tiempo, hay quienes viven para su vocación, están ocupados realizándose, y creen que si siguen a Jesucristo sus intereses quedarán en último lugar, y deciden no seguirlo ; 3) Otro está ocupado haciendo negocios ( compró una propiedad), y también concluye que si sigue a Jesucristo tendrá que abandonar sus negocios, y se tendrá que hacer pobre, por eso no le sigue.
Como veremos mañana, ninguno de estos tres primeros casos comprendió el significado de la Palabra del Reino, por eso se escandalizan frente a la Palabra.
¿Por qué será que esta gente del tercer ejemplo habrá creído que tenía que dejar cosas que son para su bienestar para seguir a Jesucristo? ¿Tiene esto una base bíblica?
La verdad es que cuando oímos la Palabra de Dios, El nos muestra nuestras ataduras, aquello que no nos permite vivir en paz, porque quiere liberarnos en nuestro interior de esas cargas. Y el Señor muestra a muchos de nosotros que al poner en prioridad a nuestros seres queridos, nos preocupamos tanto por ellos que vivimos angustiados. También muestra a muchos de nosotros que al vivir para nuestra vocación, podemos caer en el afán de la desesperación por alcanzar el éxito, y esto no nos permite tener paz. Y por último también nos muestra que el afán por conseguir más dinero, no necesariamente proveerá a todas nuestras necesidades, pero además que  no podremos disfrutar de nuestros logros a medida quevamos alcanzándolos, porque llegar a una meta no será suficiente, siempre querremos  más.
Como vimos : ninguno de estos tres casos anteriores comprendió la verdadera significación de la Palabra, solo la superficie : el primero (en pedregales) ignoró la Palabra, no atrajo su atención. El segundo la escucha seguido pero no le produce ningún cambio en su vida personal, y el tercero la malinterpreta, no dándose cuenta de que lo que el Señor desea es ser su Señor, cambiar sus prioridades, para darle paz y que alcance la verdadera felicidad que es servirle a El.
Una vez oí una predicación de un hombre que amaba mucho los aviones. Era piloto profesional, y el Señor lo llamó a Su servicio. Nunca dejó de volar, pero una vez Jesús le mostró que los aviones eran su primer amor, y que ocupaban tal lugar en su vida que esto le impedía llenarse de Dios. Este hombre de Dios no se afligió por ello, dijo : está bien, Señor, voy a poner las cosas en su lugar. Tú primero. Más tarde tuvo su propio avión y estaba muy contento, pues Dios le había dado la petición de su corazón, pero decía siempre : "disfruto del avión, pero tengo un solo Dios".
Dios da nuestros deseos cumplidos, solo que no desea que hagamos de ellos nuestros ídolos. Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres : Jesucristo hombre. Vale la pena dejar de adorar a nuestros ídolos. Ellos no pueden ayudarnos. Nuestro amor por ellos no salvará a nuestros seres queridos, ni a nuestros sueños, ni nos proveerá para las necesidades cotidianas.
Como habíamos visto, toda actitud puede cambiar. Somos unos verdaderos camaleones los  seres humanos. Cuando deseamos que haya un cambio en nuestras vidas y "vemos", "comprendemos", allí mismo deseamos ese cambio.
Estás a tiempo, si no habías comprendido el mensaje del evangelio y creías que por seguir a Jesús perderías todo, pues no te dejes engañar : Jesús quiere que lo ames a El primero, sí y El lo merece, pues pagó un precio muy alto por ti. Pagó con Su propia vida para ganar la tuya. El merece todo nuestro corazón, no una parte. Pero no es un tirano insensible que te dejará desnudo en la vida, sin casa, y sin familia.
Dios no es un torturador, Dios es Amor.
El solo desea que le entregues tus ambiciones, tus sueños y tus ideas, porque El tiene otros propósitos para ti, cosas grandes que ni siguiera has imaginado.
Y no te preocupes por el resto, El proveerá.
"Mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su Justicia, y todas estas cosas (lo que te afana tanto, lo que te preocupa tanto) os serán añadidas" Mateo 6:33
"Pon tu delicia en el Señor, y El te dará las peticiones de tu corazón" Salmo 37 :4
"Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos" Proverbios 23:26
Oración : Señor, hoy acabo de entender la Palabra del evangelio. Tú moriste por mí en la cruz del calvario por todos mis pecados, para que yo pueda tener vida eterna. Quiero ponerte en primer lugar. Quiero entregarte mi corazón, porque sé que eres un Dios bueno, en Ti puedo confiar. Sé que no por seguirte a Ti perderé a mis seres queridos. Sé que no por seguirte a Ti quedaré en la indigencia. Sé que no por seguirte a Ti perderé el estar ocupado en algo que me gusta, sino todo lo contrario : Tu harás que canalice mi vocación en algo bueno y agradable, algo que me haga feliz y que yo sepa que era para mí.
Gracias Señor porque tu Amor es real, es más grande que el Amor de cualquiera que yo haya conocido, y Tú me conoces. Te entrego ahora mi vida a Ti solo Jesús, porque Tú eres el Unico camino, no hay otro, los demás son espejismos.
Solo Tú eres Dios, y solo Tú mereces ser tratado como tal en mi vida.
Te amo, Señor y te doy gracias por ocuparte tan personalmente de mí. Ahora mismo tomo la decisión de entregarte mi corazón para que seas Su Dueño, desde ahora y para siempre, en el Nombre de Jesús, Amén.

lunes, 30 de julio de 2012

¿Estoy sordo?

Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Mateo 13 :5 y 6

Hay otra parte de la semilla que no cae junto al camino, ni tampoco dentro del surco de tierra, y cae entre las piedras, quizás junto a los pies de quien va sembrando.
Estos van más allá que los primeros. Estos escuchan la Palabra, y aunque no la entienden, les gusta lo que oyen.
Cómo puede ser esto, que reciban la Palabra con gozo, alegría, pero sin comprenderla?
Porque en éstos, la Palabra es como una música agradable. Les gusta la iglesia, las reuniones, la compañía de los cristianos, sus actividades, pero no han comprendido que aunque participen de todas esas actividades, aunque estén hablando de Dios, y compartiendo la Palabra, aún predicando, eso no les hace cristianos.
Se sienten contentos estando en un ambiente cristiano, pero sin que ésto les cambie el corazón, sin que ésto les enfrente a una experiencia personal con Cristo.
Son los vecinos de la iglesia a quien el pastor les cae simpático, o el cónyuge de un creyente, que viene a reuniones especiales. Pero también son aquellos que nunca tuvieron la experiencia de la salvación personal con Jesús, por más que estén hasta sirviendo en una congregación. Son la cizaña de la parábola, porque, teniendo semejanza con el trigo, no tienen grano dentro, están huecos.
Son esos "creyentes de toda la vida", "siempre fui creyente", "siempre creí en Jesús". Eso quiere decir que creen que Jesús es Dios y como un ejemplo perfecto para vivir sus vidas, pero no han llegado a experimentar el hecho de que nadie "nace" cristiano. Y que es Jesús mismo quien dice que no todo aquel que le dice : Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos. Porque no se alcanzará la salvación del alma por las buenas obras.
Porque por gracia sois salvos ( de regalo, sin obra alguna) por medio de la fe (poniendo la fe en el sacrificio de la cruz personalmente). No basta con creer que existe un Dios. No basta con creer que envio a Su Hijo a morir en una cruz, si no pongo fe en que esa cruz fue para mí  mismo. Allí está la diferencia. No es por méritos personales, ya que a Dios nuestras obras no le alcanzan.
En la antigüedad, cuando los hijos de Israel pecaron, las serpientes venían y mordían a los israelitas matándoles con su veneno. Entonces Dios mandó a Moisés hacer una serpiente de metal y colocarla en alto, sobre una bandera. Y cada uno que era mordido, debía mirar a la serpiente de metal y entonces no moriría.
Ese símbolo Jesús lo usó para hablar de sí mismo. Puesto que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios (esto es el cielo), nos es necesario mirar la cruz que,  a la manera de aquella serpiente de metal, está puesta para nuestra salvación. Aquel que la mirare con fe, para ser salvo, lo será. Pero aquel que no mire la cruz, sino que se contente con estar en compañia de aquellos que sí la miraron, no se salvará, no entrará en la vida eterna.
Por eso dice el Señor : "y porque no tenía raíz se secó".
La raíz es lo que nutre la vida de la planta, sin raíz no hay planta. Lo que se ve de una persona son las hojas, la flor. Pero lo que no se ve es lo que importa : la raíz, si Jesús entró en esa vida  o no.
No importa lo que hagamos por fuera, si no hemos experimentado el conocer a Jesús personalmente por fe.
Como veíamos ayer, toda actitud, todo estado del corazón puede cambiar. Siempre y en todo momento, no importa nuestra edad, ni nuestra educación, siempre podemos decidir que deseamos abrirle la puerta de nuestro corazón a Jesús y su salvación. Desde que nos damos cuenta, desde que la luz se hizo en nuestras tinieblas, AHI ES NUESTRA OPORTUNIDAD. No la deshechemos. HOY ES EL DIA ACEPTABLE, HOY ES EL DIA DE SALVACIÓN para ti.
Oración : Señor Jesús, hoy me has abierto los ojos y me he dado cuenta de que, aunque he estado en compañia de otros cristianos, yo mismo no había entendido que necesito de tu salvación. Necesito un profundo cambio en mi vida y solamente Tú, por gracia y de regalo, me lo puedes dar.
Creo que en la cruz moriste por mí, por mí, para salvarme, porque yo no podría nunca pagar con mis buenas obras la salvación de mi alma. Ahora mismo quiero recibir esa salvación, quiero aceptarla, pues Tú me la estás ofreciendo. Me bajo de la soberbia de las buenas obras y me coloco en el lugar humilde de aquel que te necesita de todo corazón. Te acepto, creo en Ti y en Tu Camino, no en los míos. Gracias Jesús, por venir a vivir en mi corazón. Amén 

domingo, 29 de julio de 2012

¿Estoy distraído?

" Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
El que tiene oídos para oír, oiga." Mateo 13 del 3 al 9


El sembrador sale a sembrar la semilla
 Antiguamente, antes que las máquinas invadieran los campos de cultivo, se sembraba al voleo. Un hombre salía del granero con un gran saco de arpillera repleto de semillas, e iba caminando por el sendero que bordeaba los surcos que había labrado. Los surcos se hacían con animales, era un trabajo agotador cuando se tenía una gran extensión de tierra. Y la siembra, si tenemos en cuenta que en general se hace cuando comienza el tiempo cálido, también era cansadora. El hombre metía la mano en el saco, sacaba un puñado de semillas y las esparcía en el aire, tirándolas como si quisiera que "volaran", por eso se llama "al voleo", tratando de extender lo más lejos posible de sí mismo el espacio en el que caerían las semillas. Ese es el tipo de siembra del que nos habla el Señor en la parábola. La semilla caía, en su mayoría dentro de los surcos, pero como no era un método preciso (como lo son las máquinas hoy día), también podía caer fuera del mismo.
Aquí se nos presentan cuatro casos y cada caso, nos habla de un estado del corazón. Porque, recordémoslo : el alma de una persona puede cambiar de disposición. Hoy puede cerrar sus oídos a algo que se dice, y mañana decidir abrirlos.
Entonces hablemos del primer caso :
"mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron"
Mientras sembraba.
 ¿Cuándo se siembra? Lo más común es que se siembre desde un púlpito, en la iglesia, cuando el pastor, utilizado por Dios, da el mensaje. Pero también, la semilla puede ser sembrada por cualquier hijo de Dios que está dispuesto a darla.
Mientras la Palabra va cayendo en el buen surco, también va cayendo junto al camino, es decir, ni dentro del surco, ni por donde va caminando el sembrador.
El alma que está "junto al camino", es gente que pasa junto a la vida del creyente, oye la Palabra del evangelio, ve el testimonio del cristiano, pero en resumidas cuentas, no ve nada. No entiende nada, porque no está interesado. No pone atención. Oye pero no estaba dentro de sus  planes oír. Está distraído.
Veréis : cada uno viene al mundo y va siendo educado, va recibiendo una formación que va a servirle de "lente" para ver el mundo mientras viva. Pues éstos tienen un lente que está orientado hacia otra parte que no es el evangelio.
Puede ser,  para ponerlo en palabras claras : una filosofía, una causa altruista, como la justicia social por ejemplo, o una idea fija de cualquier tipo, que "filtra" todo lo que ven y todo lo que oyen, para que no puedan comprender el lenguaje que viene de arriba.
Cuando es así, el verdadero sentido de la Palabra, que es la salvación de su alma, pasa desapercibido. La persona deshecha su contenido, le parecen palabras sosas y considera que él tiene "una idea mejor" que puesta en práctica le llevará a lo que él ve como "su" salvación, o "su" vida ideal.
Cuán triste es la búsqueda del ciego, que no conoce la luz! Ve una pequeña centella engañosa y cree haberla encontrado! Sin embargo, solo cuando se encuentre con la Gran luminaria, con la Fuente de la Vida : Jesucristo, su alma tendrá paz y conocerá lo que es el verdadero refugio !!
Sin embargo, como decía al principio : aún este estado del alma puede cambiar. La persona que está "junto al camino" puede un día despertar y comprender que está vacía y que ha tomado el agua de cisternas huecas. Puede disponerse un día a alejarse del lugar oscuro donde está y preguntarle al Sembrador : ¿Qué haré, Señor, para ser salvo?
El Señor está esperando ese cambio. El Señor no se cansó de aquel que "estaba en otra cosa", sino que le está esperando, está esperando que cambie de actitud, para poder darle luz.
Y esa es la pregunta que cabría hacernos hoy : ¿estoy distraído?
¿He estado buscando la paz en una y otra filosofía, sin encontrarla? ¿Me he decepcionado por alguna circunstancia de la vida, y he llegado a pensar que no había Dios? ¿Cuál es tu situación?
No temas acercarte al Maestro en busca de respuestas.
Una vez una amiga mía le regaló a mi padre un hermoso libro. En la portada, además del título, se hallaba inscripta una frase : "Los brazos de la cruz están siempre abiertos para recibir a aquellos que acuden a ella"
Siempre abiertos. Cambia de actitud !! Aún estás a tiempo ! La Palabra puede hoy hacer en ti efecto! Ven a los brazos de Jesucristo, pues El te está llamando !! Entra en Su Camino !! Recibe el perdón  y nace de nuevo !!
Oración : Dios, hoy me doy cuenta de que he buscado la paz donde quiera que iba, pero nunca la encontré. Nunca tuve esa experiencia única de reconciliación Contigo. Y realmente la necesito. Creo que enviaste a Tu Hijo a morir en una cruz por mis pecados, y que allí pagaste por mí, para reconciliarme a Ti. Quiero creerte, Señor, ayuda a mi incredulidad. Quiero que con esa sangre preciosa limpies toda mi vida. Te creo y te acepto, a Ti, el Unico Salvador y ningun otro salvador habrá para mí. Toma mi vida y hazla de nuevo, Señor, por medio de Jesús. En Su Nombre te lo pido, Amén.

sábado, 28 de julio de 2012

Como un niño

Como un niño, Señor, yo quiero creerte como un niño. No quiero ser adulta contigo, Señor. Dejemos eso para el mundo que no te ha conocido aún.
Pero para mí, para una hija tuya que soy, quiero hoy despojarme de la adultez. Es que solo ver para creer no sirve contigo, Señor.
Contigo hay que tener alas de águila y sobrevolar las montañas de las dificultades con elegancia.
Contigo hay que saber reír a carcajadas de un buen chiste, que a veces somos nosotros mismos.
Contigo hay que saber compartir el dolor de quienes lloran, y no pasar de largo "porque no es asunto mío".
Contigo hay que tener largo tiempo por delante ... no importando la edad, porque eso hacen los niños.
Y SABER RECONOCERTE cuando te escondes detrás de situaciones simples y cotidianas, no solo en las trascendentales.
Porque si bien me has dado de beber en las sequías, y en las inundaciones me has llevado en bote, también es cierto que te has sentado a la mesa conmigo y me has acompañado a la cocina, cuando debía preparar un rico plato para mi familia.
Porque no solo eres un estandarte para exponer en las grandes ocasiones. Eres el amigo íntimo que entra en la recámara y se pone a conversar conmigo.
Qué bueno es tener tu compañía todos los días, como LO PROMETISTE (Mateo 18:20), no solo en los grandes días de gloria, no solo en los abismos insondables de la aflicción. Sino en las cosas simples, porque en todas ellas tengo necesidad de Ti.
Te necesito al levantarme, mientras desayuno y cuando camino. Te necesito en el bus o en el auto, te necesito en el bullicio de la multitud, de la música estridente de algún vecino, o en el silencio acogedor de un atardecer pleno de color.
Es maravilloso saber que te has anticipado a esta necesidad mía y prometiste de antemano que allí estarías.
Porque te interesas a todas mis cosas, y me alienta tu compañía. Me alienta tu sonrisa, me alienta tu mirada siempre amorosa, que me dice : tú puedes, sigue adelante.
Contigo siempre hay tiempo, la vida no es corta y cada momento es disfrutable, tiene el valor del oro.
Contigo se puede dejar el estrés ( se lo dejamos a la gente preocupada) y nos sentamos en la vereda, como cuando éramos chicos, a jugar a la bolita. Porque es así de simple esa serenidad, esa paz que infunde tu compañía.
Tú dijiste que el Espíritu Santo, cuando viniera nos hablaría de Ti, Jesús , y nos mostraría Tu Presencia en todo y así es.
Puedo decir, como Marcela Gandara : Es el mismo cielo y es el mismo sol, son las mismas calles pero yo... yo no soy la misma porque estás conmigo.
"... he aquí estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén"

jueves, 26 de julio de 2012

La oración de acuerdo

"Otra vez os digo que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos" Mateo 18.19
Aquí el Señor nos habla de una oración muy poderosa.
Cada oración hecha por un hijo de Dios con fe y humildad, tiene poder, y se nos insta en toda la Palabra a confiar en la respuesta divina. Pero ésta oración, particularmente, agrada mucho a Dios.
¿Por qué?
Una de las razones por las que esta oración agrada a Dios es porque hay unidad entre dos personas : dos cristianos deciden orar juntos por la misma cosa, o por las mismas cosas y eso va en armonía con lo que Dios ama y piensa.
Recordemos que Jesús dio un mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros. Cuando amamos al hermano, nos interesan sus inquietudes, nos mueve el amor de Dios a comprender lo que le pasa al otro. Por eso la oración de acuerdo (valga la redundancia)  está de acuerdo con el Amor y la compasión de Dios.
También la oración de acuerdo va de la mano del perdón, puesto que seguro que el diablo atacará a quienes se ponen de acuerdo, con algún problema, sea nuevo o viejo, que tenga que ver con la falta de perdón. En Marcos 11 del 22 al 24 se nos dice que tengamos fe en Dios, que "TODO" lo que pidamos en oración, creyendo (es decir poniendo confianza, fe), lo recibiremos. Pero se nos advierte que si no perdonamos a alguien sus ofensas, nuestra oración no podrá ser contestada. Cuán importante es entonces, para los que oran, mantenerse sin cargas de la carne, y entregar todo al Señor !!! Cuando no lo hacemos así, retardamos la respuesta, y eso no nos gustará.
También la oración de acuerdo tiene otra virtud. Leamos Eclesiastés 4, verso 12 :
"Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán ; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto."
Fijémonos que el ataque contra la fe del que ora vendrá : desaliento, cansancio, falta de confianza en la respuesta, etc, pero cuando son dos, podrán resistir a ese ataque, podrán repudiar al pensamiento que viene en contra de la respuesta y podrán continuar hasta recibirla.
Cordón de tres dobleces no se rompe : tres hermanos orando juntos son como un trípode : son las tres patas que sostienen una mesa. Con dos patas se caería pero la tercera es un puntal indispensable para que la torre de ese edificio no se caiga.
No empieces a pensar que tus oraciones no tienen mucho valor. Que no te engañe la tardanza en que se concrete el pedido. Dios puede tardar, pero nunca falla.
El Señor prometió que  a aquellos que guardan sus mandamientos, el Padre les responderá. Y tenemos un nuevo mandamiento : que nos amemos unos a otros como El nos ha amado, vaya que es grande ese mandamiento, vaya que es grande ese Amor.
Si estamos en Amor, por qué razón no nos respondería?
"¿Quién nos apartará del Amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez o peligro, o espada?"Romanos 8:35
Puede que situaciones adversas se nos presenten, para desalentarnos, para quitarnos la fuerza, para que no perseveremos, pero el Amor de Cristo, aunque no lo veamos, SIEMPRE ESTA A NUESTRO LADO, NUNCA NOS ABANDONARA.
Cree que el Señor te está mirando. No hay cosa más fuerte que Su Amor y Su mirada sobre ti.
Hay otra razón por la que la oración de acuerdo está en armonía con la Palabra de Dios, y es que cuando oramos juntos por algo, seguro que es algo correcto. No nos pondríamos de acuerdo con un hermano para pedir algo que no fuera bueno.
Así que tenemos todas las de ganar : En Amor, en obediencia, en acuerdo con la Voluntad del Padre, la respuesta viene en camino.
No te desalientes, sigue orando.
Y si aún no te has puesto de acuerdo con alguien para orar, pide al Señor que te dé una o dos personas cristianas con las cuales orar juntos.
Oración : Padre, gracias infinitamente por aquellos amigos que me han ayudado en oración, y especialmente por quienes están orando conmigo. Te pido les bendigas y les des fuerzas para no desmayar en esta tarea, y que no nos dejemos engañar, por quien desea que abandonemos las armas que nos dan poder. Gracias por tus bendiciones y por cada hermano y hermana que intercede por los demás. En el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 25 de julio de 2012

Justicia divina

Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿hasta siete?
Jesús le dice: No te digo  hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete.
 Por que razón debería yo perdonar a alguien algo que me ha hecho? Simplemente porque el Señor lo ordena, sería razón suficiente, pero El desea explicarnos e ir más allá de los porqués que nosotros podamos imaginar.
El Señor empieza diciendo: no hasta siete veces, Pedro, mas hasta setenta veces siete. Si te hiciere alguien lo mismo una y otra vez y luego viniera a ti, aunque hayan sido muchas las veces, tu parte no es cansarte y decir : tiro la toalla, basta, ya esto me tiene harto, no. Tu parte, le está diciendo el Señor a Pedro,  es NO CANSARTE. Jajaja. Sí, no me río porque sea ridícula la idea sino porque el Señor tiene buen humor, debe ser porque nunca fabricó raíces de amargura, se mantuvo con conciencia libre de cargas innecesarias, viajó con la mochila liviana. Sus cargas eran otras, eran hacer el bien, reflejar el Amor que había conocido cerca del Padre, esas eran sus ocupaciones.
Pero vayamos más allá leyendo cuidadosamente la parábola del rey que un día decidió arreglar cuentas con sus siervos. Imaginémonos la situación : el rey es ya, por su rango dueño de todo, o al menos lo era en esa época. Si decidía dejar a sus súbditos en la extrema pobreza, quién lo cuestionaría? Pero este rey no era de ese tipo, era un buen rey, tanto que HASTA SUS SIERVOS LE DEBÍAN DINERO, tanto era el crédito que les había acordado !!
Entonces, se nos habla particularmente de uno que debía mucho, era una gran cantidad y no estaba en condiciones de pagar la deuda. Entonces el rey dijo: bueno, para pagarme todo lo que me debes vendere a tu esposa e hijos así como tus tierras y mansiones, y así podrás pagar. Esto me hace pensar en algunas personas que para obtener una excelente posición roban en la empresa o piden más dinero del que puden ganar para devolver después. No era un siervo pobre, era alguien que había derrochado y vivido  muy bien con la plata y el oro de su rey. Ahora el rey le estaba pidiendo cuentas por sus excesos y el siervo no podía devolver. Pero el siervo conocía el corazon del rey. Sabía que si suplicaba y pedía tiempo, el rey le concedería un plazo largo para pagar lo que debía. Y, tal como había pensado, el rey fue magnánimo una vez más, y le concedió el plazo.
Pero hete aquí que este siervo del rey no era el único, había otros, y entre ellos uno en particular a quien este siervo había prestado dinero. El otro, en una posición quizás más precaria que la suya, no había logrado reunir la suma para saldar el capital. Entonces le suplicó que esperara, que si le daba un poco más de tiempo, se lo pagaría todo. Pero este siervo, olvidando que acababa de recibir él también un tiempo adicional, olvidando que él también debía una cantidad grande al rey, no quiso darle tiempo a su consiervo. Fue implacable y el consiervo terminó en la cárcel. Los otros siervos, indignados fueron a contar todo al rey, y el rey, claro está se enojó y se indignó.
Nosotros olvidamos frecuentemente que nuestra deuda ha sido saldada. Costó muy caro, Jesús pagó todo. Debíamos demasiado y jamás podríamos haberlo pagado, o creemos que sí?
Quizás luego de tanto tiempo en el camino de Dios nos parece que ya "ganamos algo", que tenemos un "puestito", en el Reino, pero lo cierto es que siempre estaremos debiéndole al Señor Jesús Su gran amor y jamás podremos pagar con una suma semejante.
¿Qué? ¿Me molesta que el Señor sea magnánimo con otro, creyéndome yo mejor?
¿Pienso que alguien me debe algo ( mayor que lo que yo le debo a Dios?)?
Pues me equivoco. Si hay algo que he descubierto es que en las parábolas del Señor todo se cumple hasta los más mínimos detalles. En la parábola se nos explica que el siervo terminaría saldando la deuda con el rey: El consiervo terminaría saldando la deuda con el consiervo.
¿Cómo, si ambos no tienen dinero?
JESUS LAS PAGÓ, ambas deudas.
En el sermón del monte se nos dice que los que tienen hambre y sed de justicia "serán hartos".
Muchas veces cuando uno sufre una injusticia piensa : que lo pague quien lo hizo.
Pero aquí la justicia es diferente. Cuando lleguemos al Reino, (digo verdaderamente, ahora estamos en la gracia pero no hemos visto cara a cara al Señor), veremos que se hizo justicia. Pero el que pagó es otro, es uno, es Jesucristo mismo. El saldó todas las deudas de todos, solo El merece  nuestra adoración, nuestro agradecimiento, y nuestra misericordia hacia los demás.  Cada vez que pienso : que fulano lo pague, me estoy olvidando de que eso también Jesús lo tuvo que pagar. La deuda está saldada, la justicia ha sido hecha ... sobre los hombros del inocente cordero de Dios.
¿Quiero más justicia? ¿Quiero ver correr sangre?
Ya corrió... y en abundancia, no agreguemos más sufrimiento a la cruz del calvario. No estimemos inútil el sacrificio de la cruz.
Oracion: Padre, te pido perdón, una vez mas, porque hasta hoy no he comprendido completamente lo que significa el verdadero perdón. He sido injusto, creyendo que yo podría establecer otros parámetros de justicia más altos que los tuyos. Eres el Único Justo, el Único que podría condenarme y en lugar de hacerlo has cargado toda esa condena sobre Ti, en la inocencia de Tu Hijo. Gracias, Señor eres el Único digno de adoración. Perdono a mi hermano, pues la justicia ha sido hecha, sobre quien no debería haber sufrido, Tú mismo. Gracias por tu misericordia, que se extiende amplia hacia mí, hacia mis hermanos, hacia todos los humanos. Dame la gracia de tener siempre esto presente, en el nombre de Jesús. Amén.

martes, 3 de julio de 2012

Vasos rotos

El domingo escuché en la iglesia un hermoso mensaje, que deseo compartir con vosotros.
Se habló de una vasija que en manos del alfarero fue deshecha y luego el alfarero la tomó en pedazos y con ese barro fresco y maleable, dio forma a otra vasija, como él quiso.
Tomando esa lectura del libro de Jeremías, el pastor explicó que nuestra vida sin la Presencia de Dios está rota. Muchas veces creemos que podemos arreglárnolas por nuestros medios, sin El, para solucionar nuestras cosas, pero el hecho es que no logramos funcionar, no conseguimos resultados exitosos.
El que logra éxito material, pronto descubre que eso no le satisface, y aunque compre más y más cosas, sin la paz interior siente un profundo vacío.
El que logra afectivamente todo lo que deseaba, finalmente también le encuentra defectos, o descubre muy a su pesar que algo en su interior es tan rebelde que no le permite disfrutarlo.
Otros destruyen relaciones, sin comprender cómo es que no pueden controlar su mal carácter.
Otros tienen una espina clavada : su  pasado, que aunque tratan de no pensar en él siempre vuelve.
El hecho es que sin Dios es nuestras vidas, somos como la vasija rota : no servimos para mucho. Pero cuando el Divino Alfarero interviene, cuando le permitimos intervenir en nuestras vidas, El puede hacer el milagro de cambiar a nuestro peor enemigo : nosotros mismos.
El es el Unico que tiene ese poder, e intentar negarlo, es quedar condenados a más y más fracasos.
Dios respeta la voluntad. Solo nosotros podemos elegir, pero debemos elegirlo a El para que nos cambie y nos transforme, para que nos dé la forma que El quiera, una buena forma, una forma agradable y útil.
Luego de dar forma a la vasija o vaso, el Alfarero tiene que meterla en el horno. Aunque haya logrado darnos forma, le queda otra cosa : cocer  la vasija. Una vasija no cocida se  quebraría con un poco de humedad, no serviría para que dentro de ella se pueda poner ningún líquido, y mucho menos una flor, si ése fuera el uso deseado. Así que la vasija formada tiene que pasar por el horno.
Y ¿qué simboliza ese horno?
Es la prueba de la fe. La fe es mucho más preciosa que el oro y Dios desea que sea grabada a fuego en nuestra vida, para que seamos exitosos en lo que El ha preparado.
¿En qué etapa estás?
¿Tu vida está rota? Entrégasela a Dios, que El la arreglará.
¿Estás en el horno de la prueba? Mira, no a la prueba, sino a la promesa que Dios te dio, y solo así "pasarás" por el horno sin que te quemes.
Dios quiere hacer una obra contigo, no es casual lo que estás pasando. Confía en El, poniéndote en Sus Manos. Suelta tu  problema y déjalo en Sus Manos.
Entrega tu corazón a El y mira por Sus Caminos y no serás defraudado.

lunes, 2 de julio de 2012

Dios llama

Cuando Dios nos llama, siempre requiere como primera cosa un profundo cambio.
El nos muestra cuán grande es nuestra necesidad de cambiar. La decisión siempre nos pertenece, pero las consecuencias de nuestra decisión serán decisivas y graves.
Tenemos dos opciones : u obedecemos a la sabiduría divina, y El hará un milagro, o seguimos como si lo que hemos oído no tuviera ninguna importancia, como si fuese un mensaje más, y entonces habremos perdido la oportunidad de hacer Su voluntad.
Cuando Dios nos hable, no nos hagamos los sordos, pues eso quiere decir que llegó nuestro momento, que El está por cumplir sus más preciosas y grandes promesas en nuestras vidas. Pero requiere de OBEDIENCIA.
La obediencia tiene también un origen, un requisito fundamental, y es el bajarnos del orgullo personal.
Dejar la seguridad personal, la propia prudencia y astucia y comprender que solo El tiene el poder del milagro. El es nuestra victoria y no nosotros mismos con nuestras brillantes ideas.
Humildad es reconocer que El es Dios verdaderamente, en nuestra vida también y no nosotros mismos.
Dios nos muestra en qué estamos estorbando Su vocación. Tenemos el poder de estropearlo todo, de destruir lo que El quiere hacer. Está en las manos de nuestra sabiduría personal, de nuestra soberbia de la vida y la seguridad de la carne, allí en ese lugar podemos mostrar lo peor de nosotros mismos.
Pero si decidimos apoyarnos en El y caminar escondidos en El, entonces El nos hará ganar, El mostrará cuán grande es y cuanto poder para hacer las buenas obras que preparó desde hace mucho tiempo, desde antes que naciéramos para que se hicieran realidad en nuestras vidas.
No nos creamos justos, pues si fuésemos justos, Dios no habría tenido que pagar tan cara nuestra salvación. Fue cara justamente porque somos, sin El, injustos, y siempre tenemos un área que enderezar. Solo en el cielo seremos libres de esta lucha.
Fíate del Señor de todo tu corazón, sí, de todo, no de una parte, escondiendo el resto, y no te apoyes (no te descanses, no la tomes en cuenta para las decisiones diarias de la vida en cada detalle) en tu propia prudencia. (proverbios 3:5)