jueves, 2 de agosto de 2012

El poder de una vida fiel

Decide ser un protagonista en tu vida, no tan solo un espectador de lo que sucede a tu alrededor.
Los espectadores "reciben" lo que los demás hacen, las circunstancias que llegan, y reaccionan en consecuencia.
Los protagonistas, tienen un propósito, están seguros de ello y actúan provocando situaciones, nunca reaccionando.
Jesús hombre fue el perfecto modelo de alguien que no es espectador.
Nació ya con un propósito, determinado desde la eternidad, y vivió cada día de su vida cumpliéndolo, no "esperó" el momento en que la gente estuviera "cambiada" para amarla. Amó a su prójimo porque era parte de Su propósito. No esperó a que le dieran bienes para dar el bien. Hizo lo bueno hacia gente que no lo merecía. El podía decir con autoridad : "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen." Mateo 5:44. Porque El lo cumplió.
Esta vida es corta. A medida que los años pasan vemos cómo se han ido rápidamente, mucho más rápidamente de lo que esperábamos. Quizás pensábamos, en algún momento que nos quedaríamos para semilla, y por eso no nos esforzamos en marcar una diferencia. Pero al comprobar que el tiempo ha pasado, mirando hacia atrás podemos ver cuántas veces hemos fracasado (o quizás ni siquiera lo hemos intentado) en mostrar con nuestra vida que existía un Dios, que el amor era posible, que no "todo está corrupto".
Pero hoy puede ser tu día para cambiar. Hoy puede ser el día de un nuevo comienzo.
Para recoger buenos frutos, primero tienes que sembrar la buena semilla. No nacen tomates de los perales.
Hazte el propósito de cambiar, cada día un poquito.
Cada día hazte el propósito de sembrar una semilla de amor en el corazón de alguien.
Cada día hazte el propósito de no esperar recibir para dar.
Empieza ya por proponerte ser un motor y no un receptor.
Tú puedes, si tienes a Jesús. "todo lo puedo en Cristo que me fortalece".
El que espera desespera, dice un dicho popular, y es cierto, no como dicho popular, sino que el que espera recibir para dar, esperará sentado y terminará angustiado.
Llénate del propósito de Dios. Tu vida no es un grano de arena tirado al azar en una playa. Tú puedes marcar la diferencia. Tú eres especial.
La vida de un hombre, Tom, fue una vida sencilla, allá por el año 1800 y pico, en Alemania. Thomas trabajaba para un hombre muy rico, era casado, tenía hijos. Era un hombre de oración, con un buen pasar, aunque no riquezas desbordantes. Era "una vida más" en aquella época, un hombre más, para algunos un pobre loco que creía en Jesús, pero él tenía mucha fe en Dios y vivía con un propósito : obedecer a Dios y mostrar la luz de la salvación a todo aquel con quien se cruzara. Entre ellos se hallaba su patrón, quien era médico y no creía en nada. Thomas había intentado hablarle varias veces del evangelio, pero su patrón hacía con la mano un gesto desdeñoso diciendo : "Deja todas esas ideas cristianas de pacotilla". Los años pasaron y Tomas seguía orando por su patrón, seguía orando con su familia, seguía siendo un hombre lleno de fe y de amor, con un corazón sencillo y perdonador, sabiendo que daría cuenta a su Señor por cada acto que realizara aquí en la tierra. Una noche, Tom tuvo un sueño. Soñó que Dios le decía : "Ve y di a tu patrón que dentro de las próximas 48 horas, el hombre más rico del cantón va a morir". Y Tom respondió durante el sueño : "Pero, Señor, ya conoces a este hombre que es duro de corazón. Me va a tratar de loco. Ya me considera loco por lo que creo, si le digo esto, me va a despreciar aún más". El Señor respondía :"No importa, Tom. Tú ve y díselo."
Al día siguiente Thomas fue a ver a su patrón y le contó :"Sabe que tuve un sueño y de parte de Dios. El me dijo que le dijera que dentro de las 48 horas que siguen, el hombre más rico del cantón va a morir" Y el patrón, tal como sospechaba Tom, le contestó : " Pero Tom, deja ya esas patrañas cristianas. Deja ya esas tonterías". Y Tomas volvió al trabajo y el patrón a lo suyo.
Sin embargo, durante el día este hombre se dijo : El hombre más rico del cantón soy yo. Así que, por las dudas, voy a ver a mi amigo médico a que me haga unos exámenes de urgencia, para ver cómo estoy.
Y el amigo médico le tomó la presión, lo auscultó, le hizo unos exámenes suplementarios y le encontró en buena salud. Entonces el patrón le invitó a comer para el día siguiente en la noche, así al menos si le pasaba algo durante la cena, estaría cubierto. Asi fue. ´
Comieron una buena comida y charlaron hasta tarde. Se hicieron las 22 horas y ya había pasado un día y medio. El patrón se fue tranquilamente a dormir. En la mañana, muy temprano, le llaman a la puerta. Era la hija de Tom. "Buen día, señor. Era para decirle que mi papá falleció durante la noche"
Allí, nuestro buen médico cayó en la cuenta : él no era el hombre más rico del cantón. En realidad él, con todas sus riquezas, era inmensamente pobre. El verdadero rico era Tom, lleno de fe, de esperanza, de amor y de buenas obras.
Un tiempo después, aquel médico incrédulo se convirtió verdaderamente a Jesús.
Qué poder tiene la verdad en una vida!
Qué poder tiene el vivir creyendo en lo que predicamos!
Hay un inmenso poder en una vida de fe, llena de amor y de buenas obras.
No seamos egoístas. Tenemos un gran tesoro en vasos de barro. Vamos a pasar la eternidad en un hermoso palacio, en un lugar donde no hay enfermedades, ni tristezas, ni decepciones. Un lugar donde el herrumbre no corrompe las cosas, ni la polilla come los muebles. No se puede describir con palabras suficientemente hermosas ese lugar. Es genial, pero... ¿lo guardaré para mí solo?
¿Viviré en forma egoísta, pensando solo en mí y en lo fantástico que es que Dios me bendiga solo a mí? ¿O procuraré, en lo que me quede de vida, que no sé cuánto es, vivir lo que creo?
Es muy fácil decir que creemos algo, pero si no lo vivimos, es que realmente no le damos verdadera importancia. Tom lo vivió, hasta el último suspiro, y seguro que ahora está gozándose y alegrándose, viendo el fruto de sus desvelos y sabiendo que llevó al menos una preciosa alma para la eternidad con Jesús.