sábado, 8 de diciembre de 2012

No dudes

Gustad y ved que es Bueno el Señor;
dichoso el hombre que confía en él.
Salmo 34:8
Pocas canciones me han llegado al corazón como la que compuso el grupo de rock cristiano "Petra" : "No dudes".
El momento para no dudar es aquel en el cual nos sentimos impotentes para cambiar una situación, un obstáculo, o hasta a una persona.
Es cuando hemos hecho todo aquello que podíamos hacer, humanamente hablando, y no vemos resultados aparentes.
Pero el Señor desea hacernos confiar ... en medio de esa noche, durante la cual la salida no se puede ver con ojos físicos.
Por eso hay momentos en los cuales ni siquiera te quedarán ganas de volverlo a intentar. En esos momentos es cuando te aferras a la Palabra de Dios. Es en esos momentos en los que cambiamos lo humano por lo divino.
La fe, para venir a cambiarnos a nosotros, debe procesarnos, hacernos pasar por situaciones en las que deberemos creer "en esperanza contra esperanza", como hizo nuestro padre de la fe : Abraham.
El se sostuvo creyendo en medio de una situación que le decía a voces : lo que Dios prometió es imposible.
Es que realmente era imposible, hermanos, que la promesa de un hijo sano y bendito se cumpliera, siendo que la pareja de Abraham y Sara era entrada en años. Según lo conocido en aquellos tiempos era imposible, y según la naturaleza también. No era posible.
Sin embargo, para el Creador del hombre sí lo era, y sigue siéndolo hoy.

Cuando los recursos humanos se agotan, cuando la esperanza humana se hace polvo, allí puede nacer, si le damos lugar, la confianza en Aquel a Quien no podemos ver, y ése es Dios.

Puede que las nubes parezcan negras, puede que el pronóstico sea totalmente negativo, puede que quienes te rodean parezcan ajenos a la fe e inalcanzables para Dios, puede que tu problema sea insolucionable con los recursos con los que cuentas aquí y ahora, pero tú no estás solo.
Existe un Dios a quien podemos pedir, sabiendo que El oye la oración de Sus hijos.
Cuando un asunto es puesto de todo corazón en las Manos de nuestro Padre, entonces sabemos que El responderá.
Tenemos que apoyarnos total y completamente en Su Fuerza y en Su Sabiduría y CONFIAR, que El está haciendo algo al respecto.
Esa es la confianza, el descanso de los verdaderos hijos de Dios, aquellos que no somos huérfanos, aquellos que tenemos un Padre que vela por nosotros, Alguien que no nos olvidó.
Dichoso aquel que sabe descansar en Dios.
Dichoso aquel que piensa y siente que no está nunca solo, y que la tormenta es solo una amenaza pasajera, porque Dios está ayudándole SIEMPRE.
Dichoso aquel que no duda de su Buen Padre, porque quien persevera con fe, alcanza las promesas, y recibe lo que pidió