lunes, 27 de mayo de 2013

FUERTES Y FIRMES

El Señor es bueno,
fortaleza en el día de la angustia;
y conoce a los que en El confían. Nahum 1:7


El Señor es Bueno. El vive en un lugar llamado Bondad. Sus Pensamientos son Bondad. Sus propósitos son Bondad.
No hay nada en la angustia que pueda venir de Él. La angustia es un dardo envenenado que el diablo tiene muy bien preparado y sabe también con quién utilizarlo.
Muchas de nuestras debilidades, traumas y trasfondo psicológico negativo fueron ideados por el mismo diablo, quien vino para "robar, matar y destruir", dice la Biblia.
Cada detalle de las experiencias negativas que hemos vivido y que nos han marcado, averiando características de nuestra personalidad que eran preciosas, fue cuidadosamente diseñado por él.
Pero, ¡aleluya! Nada nos obliga a vivir bajo ese yugo malvado, ahora que conocemos a Jesús.
El diablo continuará a utilizar los hilos de siempre para manejarnos como a marionetas en su plan maquiavélico.
Él conoce nuestros puntos débiles, e intentará explotarlos para destruirnos, y destruir a quienes amamos y deseamos ayudar. Él creará división, malos entendidos, incomprensión, y disensión. Hace siglos que es un experto en usar los mismos métodos y obtiene con ello muchas victorias, pero ... no nos engañemos. Para el cristiano es un enemigo vencido, aunque se crea ganador, no ganará en la vida de un cristiano.
Declara que tienes victoria en Cristo Jesús. Dile al mismo diablo : "No te creas que me ganarás, diablo. No me robarás las almas por las cuales estoy intercediendo. No me robarás a mi familia ni a mis amigos. No me destruirás, porque aún tengo mucho para hacer aquí en este mundo. En el Nombre de Jesús te ordeno salir inmediatamente de mi vida, de la de mis familiares y amigos ( nómbralos), y ahora mismo desato el Poder de Dios sobre sus vidas y la liberación de todo espíritu atormentador de mi vida y de las suyas, en el Nombre de Jesús."
No permitas que te gane el malvado. Gánale tú, que para eso Dios te dio las armas correctas y la fuerza que viene de lo alto.
Dios conoce a los que confían el Él, eso quiere decir que el Señor nos respalda.
No estamos luchando contra el aire. No estamos solos en una batalla contra grandes enemigos.
Tenemos al Gran Gigante a nuestro lado. Él respalda cuando tomo autoridad contra las tinieblas. Él respalda cuando desato la bendición para que se manifieste.
Él respalda cuando siento que no tengo más fuerzas, y las reclamo. Entonces me rodea con Sus Brazos poderosos.
Porque Dios sabe muy bien quién es el que confía en Él y quien no. Él está queriendo ayudarnos a que confiemos más en Él.
Aferrémonos a Sus Promesas y marchemos en ellas y no sin ellas, como si no existieran, como si fuésemos huérfanos frente a un mundo que está en caos.
No estamos solos. Dios, el Todopoderoso está con nosotros.


domingo, 19 de mayo de 2013

La poderosa unción que da el Señor

Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros,
revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios,
y da gracia a los humildes.
1Pedro 5:5-6





Los dones que Dios nos ha dado, no pueden desarrollarse lejos de la unción de quienes nos presiden en el Señor.
La Biblia es clara al respecto. Quien está bajo la unción de otro, ése será prosperado en lo que emprenda para Dios.
No hay tal cosa como miembros independientes en la iglesia del Señor.
Todo hombre y mujer ungidos, están bajo cobertura de otro ungido, y la cadena sigue. Aún aquel que dirige, quizás un grupo de iglesias, pide oración e intercesión por su persona. Así que él también recibe la unción, como dice Pedro, de algún otro, y en eso consiste el depender los unos de los otros.
Es tan importante esto, tan vital, que si no estamos bajo cobertura, podremos estar haciendo mucho, pero no será con la unción plena, no será bajo la autoridad que Dios estableció para bendecirnos al máximo.
Cuando nacimos de nuevo se nos puso en un cuerpo, y este cuerpo interacciona entre sí, como los mismos órganos del cuerpo humano interaccionan y dependen los unos de los otros para vivir. La sangre envía oxígeno desde los pulmones hasta todos los tejidos. Pero el mismo corazón que es quien bombea la sangre indispensable, él también recibe a través de la misma, nutrientes que vienen desde el tubo digestivo. El cerebro, que es el órgano que manda a todo el cuerpo, necesita para estar vivo glucosa, que viene también por la sangre, desde la digestión. Los riñones depuran el cuerpo, y sin esta acción éste se llenaría de toxinas que nos estropearían. Así, el cuerpo de Cristo funciona en interacción, y eso es maravilloso de la parte de nuestro Dios.
Cierto que el Señor puede hablarnos estando solos en casa, pero nunca lo hará tan bien como en la casa de Dios, a través de sus siervos, y también al ponernos voluntariamente bajo la unción de los pastores que nos presiden. No hay otra manera, dice el Señor. No hay otro camino, pues Él lo estableció.
Dios no quiere hijos soberbios, haciendo su propia voluntad sin consultar a otros. Dios quiere hijos humildes, que amen a sus hermanos, que pidan consejo si es necesario, que estén en actitud abierta para que la plenitud de Dios pueda venir sobre ellos.
Oración : Padre, hoy quiero venir delante de ti con humildad, reconociendo que no puedo hacer nada para ti independientemente de la unción de mis pastores, de mis líderes, de aquellos que tú has puesto para ungirme y prepararme. ¡No estoy solo/a, aleluya ! y esto gracias a Ti, que has establecido un orden saludable, una dependencia continua para que uno no se seque, para que ninguno se quede sin su parte.
Gracias, Señor por tu cobertura. Bendice a quienes me presiden en Ti y prospérales, para que siempre estén contentos sirviéndote. Y también para que, a través de ellos yo pueda siempre recibir mi porción. En el Nombre de Jesús. Amén.

lunes, 13 de mayo de 2013

Las Bodas del Cordero

He aquí, yo vengo pronto;
retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
Apocalipsis 3:11


Si hay algo que tengo claro a medida que pasa el tiempo y ya no soy tan joven, es que después de esta vida me esperan las Bodas del Cordero.
Él está bien presente en estos momentos allí, y Él está preparándose para la fiesta de las Bodas.
Con Él nos esperan allí también otros salvados : gente a quien amamos aquí en la tierra, y que aceptaron también a Jesús como su Salvador personal.
Estaremos sentados a la mesa, cuando el momento llegue. Estaremos festejando el hecho de haber vencido al mal y haber trabajado para el bien, aunque esto nos costara un pequeñísimo sacrificio temporal de aquí y de ahora.
Creo que me encantará conversar de cómo en aquel lugar toda batalla pasó, todo lo que aquí nos parecía insuperable, allí habrá al fin pasado, allí será finalmente superado. Allí ni una lágrima más será vertida por cosas que aquí nos costaban tanto.
Y llegará el momento de hablar también de las victorias. Alguien sacará algún libro o revista celestial con las crónicas sobre los hechos memorables de cada uno ... si es que los hubo.
Realmente me gustaría que algo de lo que yo hubiera hecho estuviera escrito allí. Que hubiera valido la pena pasar por esta vida, dejando detrás mío algo bueno, algo que diera que hablar, para bien. Parece petulante esto que digo, pero en realidad creo que si no hay nada en nuestra vida que haya dejado una huella buena, entonces hemos hecho vana la cruz de Cristo como siervos.
Como decía al principio, esta vida pasa y sus deseos. Es tan corta, que ayer éramos niños, hoy adultos y mañana viejos.
¡Qué triste es llegar a la vejez y hacer un balance de nuestra vida negativo! ¡Qué triste es comprobar que hemos perdido el tiempo!
Y eso hemos hecho muchas veces, distrayéndonos con preocupaciones y otros negocios que nos tenían acaparados como el gato a su presa.
Si estás atrapado en un círculo que no te permite brillar para Dios, no lo permitas más.
Córtalo, agradece al Señor por haberte iluminado y sigue adelante, sin mirar atrás.
¿Sientes que en tu vida hay fracasos, que te has equivocado en tantas cosas que ya no puedes arreglarlo?
Pues deja de quejarte por lo pasado. La vida es cortísima como para seguirte lamentando o soñando con lo que pudo haber sido.
¡Despierta!
Mañana puedes estar allí en la mesa majestuosa, junto a tus hermanos eternos, y contando tus proezas ... o cómo dejaste que te engañara un falso sueño que no venía de Dios.
Haz que tu vida haya valido la pena.  Te aliento a ponerte la armadura, pararte firme y luchar contra los gigantes como un valiente, una valiente de Dios que eres ... si quieres.
Hagamos proezas para el Maestro ... mientras podamos, mientras tengamos fuerzas.
¿No será maravilloso poder hablar de ello en el cielo? ¿No será maravilloso llegar allí con mirada de victoria y no de derrota?


Así nos quiere ver Jesús, poniendo la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La Victoria

Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre;
me rodearán los justos, porque tú me serás propicio.
 Salmo 142:7

Muchas veces el creyente puede sentir que alrededor de él se ciernen paredes invisibles de opresión mental.
Alguno puede pensar que esto sucede solo a quienes no conocen el evangelio, pero la verdad es que esto le puede suceder a cualquiera.
La diferencia entre el que conoce a Jesús y el que no lo conoce es que el primero tiene una salida : acudir a su Buen Padre.
El diablo ataca nuestra mente con pensamientos de derrota, opresión, tristeza y tentaciones varias. Pero el Señor es poderoso en todo eso pues ganó la batalla por nosotros. Tenemos la victoria en Cristo Jesús sobre toda opresión del enemigo.
És que en realidad, el poder de la cárcel mental como el de las cadenas fue derrotado en la cruz por nuestro Señor Jesucristo. Nos basta con clamar a Él, poner fe en Su obra en esa cruz y somos libres de inmediato.
Es por eso que el diablo es un ilusionista. Pretende hacernos creer que no tenemos la victoria, que estamos sometidos a nuestra carne, pero no es así. Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.
En consecuencia podemos cantar como el salmista : "Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en Tu Nombre, porque es bueno, delante de sus santos. Salmo 52:9