sábado, 22 de junio de 2013

DISFRUTANDO DE NUESTRA SITUACIÓN ACTUAL

 
 
Contentos de lo presente
Hebreos 13:5
 
 
 

Si hay alguien que tenía razones para no estar conforme con sus circunstancias, ése era Pablo.
Desde que conoce al Señor, desde que tiene la revelación de que Jesucristo es el Señor, el Hijo del Dios viviente, y que además solo a través de Él se puede obtener el perdón eterno de los pecados, la vida de Pablo da un giro de 180 grados.
Sin embargo, en ese giro, quienes lo miran de afuera, solo pueden ver una serie de calamidades, de infortunios. Cárcel, azotes, naufragios, viajes sin pausa. En resumen : una vida sin reposo, sin vindicación propia.
Desde el punto de vista actual, en un mundo que nos quiere vender el confort por miles y el "vive tu vida" por cienmiles, la vida de Pablo parece un tiro al aire, un desperdicio, una falta total de complacencia a sí mismo.
Sin embargo, este hombre tiene un secreto. Este hombre ha encontrado el secreto de la felicidad ... en medio de las más desastrosas calamidades, y en medio de las más indomables tempestades : él le pertenece a su Señor. Él no está desamparado, ni navegando a la deriva. Él no camina sin rumbo fijo, aunque su cambio constante de itinerario así lo dé a entender a quienes no saben nada de Dios.
La vida de Pablo es una vida con propósito, y cuando un ser humano encuentra su propósito en la vida, no importa lo que pase, se siente muy feliz y realizado cumpliéndolo.
El amor al Señor cambia las cosas. El haberle encontrado en el camino de nuestra vida marca un antes y un después que no puede ser modificado.
Quienes han tenido un verdadero encuentro con el Maestro no volverán a ser los mismos jamás, pues ese encuentro marca, ese encuentro deja huellas imborrables.
Ahora bien, estando en Sus Manos, siendo Él nuestro Buen Pastor, declaramos que nada nos falta. Hablamos por fe y no por vista, y disfrutamos del momento presente.
Alguno podrá objetar que en su momento presente hay quizás hambre, pobreza o enfermedad, o algún problema el cual no ha podido aún solucionar.
Echa una mirada a este hombre encarcelado, azotado y herido. En medio de la oscura y húmeda celda maloliente está cantando. gozándose en que, a pesar de todo, nadie le puede quitar a Cristo.
Y si eso era cierto para aquel hombre en aquel momento, seguro que es cierto para nosotros hoy, tan llenos de confort en comparación con aquella vida rendida a los pies de Jesús.
En lugar de agradecer por todo lo que tenemos, muchas veces no vivimos el presente, sino en el pasado o en el futuro, lo cual nos impide disfrutar de lo que tenemos, y ser agradecidos a Dios.
Cuando pensamos en el hambre que hay en el mundo, en las situaciones de ciertas familias totalmente infelices que no conocen al Señor, deberíamos ser agradecidos a ese Dios que permitió que hoy estemos gozando de tantas comodidades en un mundo cruel y despiadado que no da nada sin que paguemos un alto precio.
El Señor nos lo da gratuitamente, porque Él es nuestro Señor, y Quien dirige nuestra vida.
Creo firmemente que no hay vidas perfectas, pero sí hay personas que deciden ser perfectas, eligiendo agradecer y ser mejores cada día ... no importa dónde estén y en qué circunstancias.
La misma situación se puede mirar desde dos enfoques diferentes. El vaso medio vacío, está también medio lleno.
Hay gente cuya meta en la vida es agradar a Dios y en eso se deleitan, no en sí mismos ni en lo que en cada momento su corazón engañoso y egoísta les está pidiendo.
Esos son los héroes de la fe de la época presente.
Son los que no corren tras el afán de obtener otra televisión más, sino que prefieren ganar menos y pasar más tiempo con su familia.
Son los que cada día se levantan y dicen : Gracias, Señor, por otro día más de vida, por otra oportunidad para seguir orando, seguir aprendiendo a mejorar en aquellas áreas que sabes tengo que cambiar.
En la vida de Pablo esa actitud tuvo muchas veces su recompensa. Las paredes de la cárcel fueron derrumbadas en aquella ocasión. Y, cosa extraña, no aprovechó para escaparse de allí.
Antes pensó : ¿qué más puedo hacer para que otros conozcan a Dios? Y el resultado fue otra familia salva, otra bendición más que salía de aquel corazón dispuesto, siempre dispuesto a dar testimonio de la verdad.
No trates de escapar de tu situación actual. Dios te puso allí y es allí donde debes brillar, cambiar, mejorar, dejarte moldear por Dios a Su manera.
Lo más fácil es no permitir que Dios nos cambie. El cambio, cuando estamos en Sus Manos, es siempre provechoso y agradable si tenemos la misma actitud de Pablo : un corazón agradecido.

martes, 18 de junio de 2013

Entrega Total


Dame, hijo mío tu corazón,
y miren tus ojos por mis caminos.

Pr. 23:26

Las personas que han vivido experiencias fuertes antes de llegar a los pies de Cristo, en general entregan totalmente a Dios y a Su servicio. Son personas que están conscientes completamente de lo que serían si Jesucristo no hubiera entrado en sus vidas, y no les interesa otra cosa que estar a los Pies del Maestro.

Otras, en cambio, entre las cuales me incluyo, recibimos la salvación simplemente porque Dios nos concedió comprenderla, y aunque sentíamos que le amábamos, no deseábamos entregarle todo al Señor.

En la iglesia donde me convertí siempre se estaba hablando de la cruz que todo cristiano debe llevar si desea ser útil en las manos de Dios. Pero la verdad es que esa idea no me gustaba nada. Siempre que me daba cuenta de que tenía que entregar todo a Dios, buscaba la manera de seguir sin entregárselo.

Pasó el tiempo, y uno puede parecer que sirve, uno puede estar en todas las reuniones, estar sirviendo, estar a pleno … « externamente », pero el corazón no se lo damos a Dios. Hay áreas que no tenemos ninguna intención de entregarle, y nos resistimos a muerte antes de dárselas.

El Señor no tiene apuro. A quienes se entregan rápido los bendice también rápido. Y a quienes no se quieren entregar, los va llevando por experiencias diversas, hasta que queden en una situación en la que tienen que elegir.

No importa cuántas actividades en la iglesia o fuera de ella estemos realizando.

No importa si oramos 50 veces por día o si ponemos cara de santo.

Ni siquiera importa si, como tenemos dones que han venido del cielo, Dios los está usando y somos de bendición.

En realidad para Dios eso no tiene ninguna importancia si Él no es nuestro primer amor.

Ahora bien, ¿qué es entregarle todo al Señor ? ¿Qué significa ?
 
Significa que no tendré más sueños que los que Él me indique.

Significa que no haré más planes si Él no los ha inspirado.

Significa que estaré a la orden para cualquier « orden » que venga del cielo, porque ya no me pertenezco a mí mismo, ya no soy yo quien manda aquí.

Y eso tiene un precio.

El precio es que mientras yo sigo haciendo planes, mientras yo sigo soñando mis sueños, mientras yo sigo calculando cómo puedo seguir pareciendo cristiano sin negarme a mí mismo, en realidad no estoy haciendo nada de verdad. Dios me ve en lo íntimo, a Él no le puedo engañar.
Y al fin de cuentas, ¿de quién me interesa la opinión ?

Pero para llegar a comprender esto, el Señor nos llevará sin apuro, por experiencias duras, porque no quisimos de entrada ser dóciles, y eso duele. Mejor ser dócil al principio. Mejor obedecerle por las buenas, porque es más fácil, porque muestra que le amamos pero también muestra que confiamos en Él más que en cualquier otra cosa, incluyéndonos a nosotros mismos.

Joven : no esperes a que tu juventud haya pasado, para darte cuenta de que la arruinaste antes de venir a Jesús. Hazlo hoy que todavía estás a tiempo. Confía en Él y no hagas tus propios planes sin consultarle, porque seguro fracasarán.

El camino más corto hacia la plenitud es el de la renuncia. Parecerá una contradicción, pero para disfrutar enteramente de lo que Dios planificó, se necesita estar vacío de sí mismo. No hay otra manera de ser útiles o de sentirnos útiles que la libertad … de nosotros mismos.

A veces llega el momento de enfrentar nuestros miedos, matarlos y seguir adelante.

¿Que no sabemos hacia donde nos lleva ?

Pues ésa es la idea, que dependamos totalmente de Él.

¿Que no entendemos todo ? Pues está perfecto. Es justamente lo que Él quería, que le dejemos a Él la Autoridad, el Conocimiento y las decisiones.

Solo entonces podremos decir que le pertenecemos completamente al Señor.

Solo entonces viviremos « no ya yo, mas Cristo que vive en mí », parafraseando a Pablo. (Gálatas 2:20)

sábado, 1 de junio de 2013



No temáis de la presencia del rey de Babilonia del cual tenéis temor,
no temáis de su presencia, ha dicho el Señor,
porque con vosotros estoy Yo para salvaros
y para libraros de su mano.
Jeremías 42:11

El rey de Babilonia es figura, en el momento actual de los espíritus que dominan en los distintos lugares donde vivimos.
La Biblia les llama : principados, potestades, gobernadores de estas tinieblas y malicias espirituales en los aires (ver versión 1909).
En una ciudad será la adoración a la cultura, a las tradiciones, en otro la violencia, la pobreza, la incitación al ocio y a la vagancia, etc, etc.
En cada país, las potestades que lo dominan influyen en las costumbres de su gente. De allí que, siempre tenemos que tomar autoridad antes de entrar en un lugar, un país, una ciudad, un barrio, para no ser afectados por las influencias que pueden atacarnos con sorpresa, pues quizás no las conocemos.
Dios nos exhorta a no temer esas fuerzas espirituales enemigas. Dios nos alienta a confiar, que ninguna de ellas nos podrá tocar, ni cambiar nuestras decisiones de amar y servir a Dios, y que nos protegerá y nos defenderá.
En muchas ocasiones he tenido que leer y releer esta Palabra, porque el Señor me la daba y cuando me la daba, primero la leía, pero luego la declaré.
Es importante creer lo que Dios nos dice en nuestro corazón pero también es fundamental que lo repitamos y lo digamos en voz alta, creyendo que esta declaración tiene la fuerza que viene de Dios mismo para protegernos de todo mal.
Peligros hay en todos lados. A veces nos dejamos convencer por un miedo en particular y pensamos que ese peligro es el más grande de todos, que quizás pueda más que lo que venimos declarando.
Pero la verdad es muy otra. La adversidad puede sorprendernos sin que estemos preparados, tanto en una ciudad donde el robo, la codicia, la envidia y la pobreza son la orden del día, como en un lugar próspero.
 Hace un tiempo tuve que tomar una decisión. Me parecía una locura lo que Dios proponía, me parecía que iba a enfrentar el caos. Obedecí pero a regañadientes, pues no me daba cuenta de que no debía tener temor. Uno se olvida de que la calamidad puede, si no obedecemos a Dios, sorprendernos en cualquier lado.
Cuando Él nos da una orden, por ejemplo : "sal de allí", "va a cierto lugar", etc, es porque Él sabe qué sucedería si hiciésemos lo contrario.
Dios no hace las cosas arbitrariamente. Dios nos protege de algún mal que el diablo tenía preparado.
En realidad no se necesita ser muy inteligente para ser libre del mal. Hay gente inteligentísima que cae en problemas todo el tiempo.
Lo único que se necesita es
1) Ponernos a escucharle a Él. Tomemos los oídos para oír que están dispuestos para nosotros. Pidamos a Dios que nos los abra.
2) Hacer lo que nos indique Él, no lo que pensamos, creemos o sentimos respecto a determinada situación. Eso no funcionará.
En realidad el verdadero sabio es quien obedece, porque, como Dios no se equivoca, todo le saldrá bien.
Así que no temamos los temores ni actuales ni antiguos, pues no prosperarán. Ningúna arma forjada contra un hijo o una hija de Dios prosperará.
Por el contrario, por un camino vendrá tu enemigo y por siete huirá. Y, créeme, tu enemigo no es una persona, ni un grupo de personas. Tu enemigo solo se derrota a nivel espiritual.
Oración : Gracias, Padre, porque Tú sabes siempre cómo librarme del temor. No en vano en tu Palabra se escribe tantas veces la frase : "No temas"
Muchas veces he confiado en mi propia inteligencia, como si con ella pudiera librarme de tantos y tantos peligros que nos acosan día a día. Pero esa inteligencia ha resultado siempre inútil en algún punto.
Toda mi prudencia no ha sido suficiente. Todas mis estrategias para escapar no han sido eficaces. Pero tu Palabra es eficaz. Tu Palabra es la que tiene el Poder y no nosotros.
Gracias, Señor,  por tu Palabra, tu Protección, y tu Consolación, ahora y siempre. En el Nombre de Jesús, Amén.