lunes, 11 de febrero de 2013

Más cerca de lo que piensas

Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
a todos los que le invocan de veras.
Cumplirá el deseo de los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará
Salmo 145:18
 

Hay una promesa que debemos tener presente cuando invocamos a Dios, y es que El está cercano... y no lejano.
Está cercano cuando lo necesitamos.
Está cercano cuando lo llamamos.
Está cercano antes de que lo llamáramos, porque sabía que íbamos a llamarle.
Dios está cercano.
Quienes le invocan de veras, son aquellos que le conocen de veras. Es decir aquellos que hemos experimentado el nuevo nacimiento, en el momento en que recibimos la salvación eterna. Entonces, para aquellos que tienen ese sello, Dios se ha hecho cercano.
Es importante que recuerde esto en momentos en que parece que estamos solos. En momentos en los que no podemos recurrir a nadie para lo que nos ocupa. En esos momentos sabemos que, aunque no sintamos Su Presencia, El está con nosotros cada minuto del día, cada momento. El nos oye.
Podemos entonces contarle todo lo que nos pasa, pedirle que se ocupe del asunto y... descansar luego en El, confiando en que nos escuchó.
Porque es una promesa divina, sellada con sangre, que no puede fallar.
Puede que nos preguntemos por qué Dios permite que nos pasen ciertas cosas, pero el hecho es que Dios quiere que usemos la petición como recurso. Y nadie pediría lo que ya tiene. Nadie iría a pedir algo de lo que no tiene necesidad. Es por eso que en lugar de pensar que Dios permitió esto o aquello, pensemos que es la ocasión es perfecta para usar de ese recurso maravilloso que es la petición.

Aquellos que le temen, son aquellos que desean hacer Su voluntad, aquellos que le amamos.
Dice El que cumplirá nuestros deseos, que nos dará las peticiones de nuestro corazón.
Pero el requisito es pedir, invocar Su Nombre y pedir con confianza, como hacen los niños que saben que solo sus padres tienen todos los recursos... bueno, es lo que ellos creen.
Pero en nuestro caso, nuestro Padre sí tiene todos los recursos. El cambia circunstancias, El protege a aquellos por los cuales oramos. El cambia corazones e influye en la gente ... cuando pedimos.
No temas pedir. No temas abrir tu corazón ante tu Padre eterno y confiarte a El.
Y El te salvará de esa situación que te oprime, El peleará por ti para que puedas superar aquello que te ata a una mala actitud, El da mayor gracia.
Hay quienes dicen que la voluntad de cambiar está en cada uno. Pero si bien es cierto que debemos desear cambiar, también es cierto que ese Poder con mayúscula solo viene de Dios, no es nuestro.
Anímate a pedir. Anímate a dar el gran paso de la confianza. Anímate a recostarte en el regazo de Dios. Anímate a recibir Su paz.
Oración : Padre, Tú prometes en tu Palabra que Tú no estás lejano, sino cercano. No importa lo que sienta, ni las circunstancias a mi alrededor que son engañosas. Yo creo que estás conmigo, así como viniste un día a vivir en mi corazón. Así creo que estás aquí y que tus oídos están atentos a mis peticiones y necesidades. Quiero confiarte mis más profundos anhelos, mis más profundas inquietudes, mis mayores preocupaciones. Quiero hoy permanecer firme en esa certeza de que Tú estás presente aquí, y que tu Poder no ha cambiado. Sé que cumplirás mi deseo, que escucharás lo que digo y que me salvarás de todo peligro, y de todo cumplimiento de amenaza hacia mí. Gracias, Señor porque Tú envías tus ángeles alrededor de mí y mi familia y nos proteges. Gracias porque permites que habitemos a Tu abrigo y bajo tu Sombra protectora. Gracias por oír mi oración y tomar todas mis cargas. Sé que Tú obrarás, en Tí confío. En el Nombre de Jesús, amén.