lunes, 25 de febrero de 2013

LA VERDADERA SABIDURÍA




 
 
Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
y que obtiene la inteligencia,
porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
y sus frutos más que el oro fino.
Largura de días está en su mano derecha:
en su izquierda, riquezas y honra.
Proverbios 3:13,14 y 16



Antes que nada, qué es la sabiduría? ... o mejor dicho... ¿Quién? La sabiduría encarnada es Jesucristo. Proverbios 8 nos muestra a la sabiduría clamando, llamando. Es Jesucristo que llama. Es El la sabiduría que acompañaba al Padre al crear el mundo. Nadie puede ser inteligente sin conocer a Jesucristo. Pero aún para conocerle se necesita la obra y la ayuda de Dios. Cierto, se le conoce en la historia. El Jesús histórico es conocido, pero muchas veces malinterpertado o tergiversado. El único Jesucristo verdadero es el que describen los apóstoles en el nuevo testamento. Acercándonos a El, podremos comprender muchos de los misterios que hasta ahora no hemos entendido de por qué el mundo está como está y cómo podemos cambiar. El es "el" camino. Gracias al sacrificio de su cruz, tenemos acceso a reconciliarnos con Dios. El Amor del Padre nos llama a través de la cruz : "Reconcíliate conmigo, reconcíliate conmigo". Es el llamado del amor. La cruz fue el pago por tus deudas. La deuda está saldada. Puedes venir con confianza a cobijarte bajo las alas de la gracia y del perdón del Padre Dios a través de Su Hijo Jesucristo. Sin El no habría Redención para tu alma, para tu vida. El se ofreció voluntariamente para que el castigo del pecado cayera sobre Él. Ahora la deuda está pagada. Ven, hijo, hija. Ven a tu Padre que te ama. En El encontrarás perdón, Gracia, nuevo comienzo... bendición y no maldición. En El está la protección eterna. Te puedes escapar de tu pasado... en los brazos del Padre Celestial.
Oración : Padre, vengo a Ti por medio del sacrificio de Jesucristo, tu Hijo, en la cruz. Creo que El murió en mi lugar y quiero aceptar esa reconciliación que me ofreces, Dios. Eres Amor y me estás invitando gratuitamente, qué bueno eres! Reconozco mis pecados y que he vivido lejos de ti. A veces he creído que estaba cerca de Ti, pero nunca he recibido la salvación de Jesús antes. Hoy quiero hacerlo, ya que sin reconocerlo no hay salvación posible. Reconozco también que Jesús murió por mí, para reconciliarme a mí y le acepto como mi Unico y suficiente Salvador. Gracias Padre por recibirme en Tu familia, en la familia de los salvados, y hacerme tu hijo, tu hija. En el Nombre de Jesús. Amén.