lunes, 30 de septiembre de 2013

Poniendo equilibrio en nuestra vida



Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6: 33


En la descripción bíblica del hombre, se puede decir en forma metafórica que nuestro corazón tiene un trono.
Los reyes y reinas de otro tiempo ( y aún los de hoy, pero las implicaciones son distintas) se sentaban en tronos que les otorgaban poder.
El hecho de estar en un trono, implicaba también llevar una corona, una vestimenta púrpura ( que usaban los reyes exclusivamente), y un cetro.
La corona era la gloria del Rey, así como la capa de púrpura su investidura gloriosa y majestuosa. El cetro, era un instrumento de poder. Si el rey extendía el cetro, si lo bajaba o lo alzaba, esto tenía un significado. Inmediatamente se cumplían las órdenes de ese rey que hacía gestos con el cetro, y no cumplirlas era sinónimo de muerte segura para quienes estaban a cargo de obedecerle en todo.
Tanto la corona, como el cetro, como las vestimentas del rey no tenían efecto hasta que éste se sentaba en el lugar de poder, que era el trono.
El trono es una silla especial. Un lugar separado especialmente para esa persona que tiene el mandato máximo en el reino.
Desde el momento en que el rey se sienta en ese trono es que se le corona. Hay una ceremonia, la de la coronación. En ella el rey viene a la sala del trono vestido con sus vestimentas de poder. Y se efectúa el acto de "sentarse en el trono". Cuando se sienta es que toma su lugar de poder, se apropia del poder. Y entonces, solo entonces recibe la corona, símbolo de ese poder y de que nadie más en todo el reino ostenta semejante gloria.
Bien, en nuestra vida se efectúa algo similar, pues nuestro corazón le da poder a personas, a cosas y a situaciones, las cuales vamos coronando en diferentes etapas de nuestra vida dándoles un poder absoluto, y de las cuales dependemos.
En apariencia esto es normal, pues hacemos lo que sentimos, decimos. Pero el hecho de que estas cosas ocupen el trono de nuestro corazón es muy angustiante.
Dependemos de ellas para ser felices. Dependemos de lo que pase para sentirnos seguros. Dependemos de que todo sea como lo hemos planificado y si alguna cosa se trastoca, entonces temblamos, nuestro mundo se desmorona y ya no sabemos hacia dónde ir, o qué hacer.
Pero hay una salida para no vivir en la desesperación, y es entregarle el trono de nuestro corazón a nuestro Rey, Jesús.
No es un Rey déspota, ni tirano. Es por eso que, aunque el trono le pertenece, nunca lo tomará por la fuerza.
Pero el Rey nos suplica que reformemos nuestro entendimiento con Su Palabra, y que le permitamos ser el centro de nuestra atención, de nuestra vida, y que nos sometamos a su mandato, como la gente hacía antiguamente ante el mandato del rey del país.
¿Por qué nos pide esto?
Primeramente porque ES SU DERECHO. Él nos compró con Su sangre y tiene el derecho pleno de ocupar su lugar de privilegio en nuestras vidas.
Pero no es la única razón.
Mientras damos a personas, cosas y situaciones el lugar de absoluto poder en nuestras vidas, ya no podemos vivir tranquilos.
La paz huye de nosotros. Tenemos miedo de perder lo que amamos o nos parece perfecto y nuestras preocupaciones nos roban el sueño.
En cambio cuando el Señor es nuestro Rey, Él se ocupa de cuidar todas nuestras cosas. Ya no tenemos que preocuparnos. Ya no tenemos que temer, ya no tenemos que aferrarnos.
Por eso, para entregarle el trono, necesitamos comprender que Él es confiable.
Necesitamos comprender que Él tiene un plan grandioso para nuestras vidas y que nos llevará por donde Él sepa que es necesario para llevarlo a cabo. No será a nuestra manera.
No podemos aferrarnos a métodos que creemos infalibles, cuando en realidad no tenemos idea en nuestra torpeza, si son buenos o no.
A veces estamos tan acostumbrados a hacer las cosas de determinada manera que no aceptamos hacerlas de otra, simplemente porque eso desestabiliza nuestra rigidez, nuestra visión limitada.
Pero Dios no ve una parte del cuadro. Dios no tiene límites en lo que ve, Él ve el panorama completo, el mapa completo, y seguro que Él no se extravía en el proceso.
Así que, no te conviene aferrarte a aquello que no es infalible, porque si el diablo quiere, te lo puede romper y destruir.
En cambio si se lo entregas a Dios y lo dejas en Sus Manos, Él lo cuidará mejor que tú.
Así que, es una buena decisión el permitirle al Señor ser el Señor, valga la redundancia, en nuestras vidas y mandar sobre todos nuestros asuntos.
Es una decisión sabia y cuerda el permitirle pensar por nosotros y entregarle todos nuestros problemas y no preocuparnos más.
Seguro que Él se ocupa mejor que nosotros. Seguro que Él cuida mejor que nosotros de nuestros asuntos.
Nosotros, en cambio, guiados por nuestros temores, perderíamos hasta lo último de sabiduría que habíamos adquirido y nos transformaríamos en títeres de nuestras emociones.
Pero Dios no quiere esto. Dios quiere ser el centro de nuestra emoción, la alegría de nuestro corazón, aquello que nos motiva a seguir adelante, a proyectar, a vivir.
Cuando le permitimos ocupar el primer lugar, Él ordena todas las cosas y nuestros asuntos se ordenan también, y somos felices.
Busca primeramente el Reino de Dios y Su justicia. Busca amar a Dios con todo tu corazón, servirle, vivir para Él, y que Él sea tu motivación, y tu felicidad.
Seguro que Él se ocupa de todo el resto. Seguro que Él toma a Su cargo el resto de tus cosas y las cuida y las administra mejor que tú, PORQUE LO PROMETIÓ.
Es una promesa verdadera "... y todas estas cosas os serán añadidas". Todas, ninguna faltará.
Pon al Señor como tu primer amor. Pon al Señor como el centro de tu vida y Él no te defraudará.

viernes, 27 de septiembre de 2013

SEGURIDAD PERSONAL

 

 
Así se quedó Jacob solo ;
y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Génesis 32:24

 
La seguridad personal no la encontraremos nunca en medio de una multitud.
Hay un lugar secreto del alma donde la inseguridad y los temores habitan en aquel que no conoce a Dios.
Pero aún el creyente, enfrentado a sus propias tempestades puede sentirse inseguro.
Jacob conocía a Dios. Había experimentado muchas cosas con Él, recibiendo bendiciones y caminando a Su lado. Sin embargo, al aproximarse a la tierra donde había nacido, el temor al enojo de Esaú su hermano fue más fuerte que todo lo que anteriormente había vivido.
Tan grandes son sus temores que hace que todos quienes le acompañaban : sus seres más queridos, sus siervos y sus posesiones, se interpongan entre él y su supuesto adversario.
Es que, años atrás, Jacob había utilizado el engaño para obtener de su padre la bendición que no le pertenecía. Sabía que esa bendición, una vez pronunciada por su padre, no se transferiría jamás a otra persona. Era el valor que tenía la palabra de los padres en cuanto a bendecir a sus hijos.
Jacob amaba y deseaba esa bendición más que nada en la tierra, pero sabía que no le correspondía recibirla, así que usó, con la complicidad de su madre, un método que no era lícito, y la obtuvo.
Sin embargo, aunque el método no era lícito, aunque no le correspondía por ley, Dios habíá amado a Jacob desde el principio. ¿Por qué? Porque Jacob amaba a Dios y buscaba su favor. En cambio Dios no miraba con agrado a Esaú porque éste no consideraba que la bendición de Dios fuera algo más importante que todo lo demás.
Así que aunque Dios no podía estar de acuerdo con los métodos de Jacob, Dios tenía en Su corazón bendecirle. Y así fue. Dios lo bendijo en todo.
Sin embargo le permitió pasar por la consecuencia de sus errores y así Jacob entendió lo que era ser engañado en carne propia.
Jacob había aprendido la lección. Sabía ahora cuánto Dios le amaba y sabía que no necesitaba engañar a nadie para ser amado y bendecido por Él.
Sin embargo, enfrentado ahora a aquella persona que tenía todas las razones humanas para odiarlo, tuvo miedo. Es así que pone a todo lo que le es más querido como escudo de protección momentáneo, mientras espera para ver qué pasará.
Y se queda solo.
Pero Jacob no cuenta con algo : Dios tiene un plan con él.
Dios no se contenta con mostrarle que es amado de Él. Dios no se contenta con querer bendecirle.
Dios se ha propuesto transformarlo. Porque Dios sabe lo que hay en su corazón. Dios sabe que desde que nació a Jacob lo llamaron "Usurpador" (o "engañador").
Cada vez que alguien dijo su nombre, ese nombre fue una calificación que Jacob también se repitió a sí mismo y que termina creyendo, como su única verdad.
El Señor no está atado a cómo nos han calificado, ni valorado. El Señor no necesita ponernos a nosotros bajo la calificación de nadie, ni siquiera la que nosotros mismos nos damos, sea ésta más o menos buena o más o menos mala.
El Señor tiene en Sus Planes hacernos ver que, para Él no nos llamamos como pensamos, pues Él nos ve de otra manera.
Él ve todo lo que podemos llegar a ser con Sus Métodos, y Él ve ya el modelo terminado.
Entonces en aquella encrucijada, Dios está esperando a Jacob. Dios espera a que se quede solo.
Porque podemos rodearnos del apoyo de las personas que amamos quienes, pensamos, nos aportan algo de seguridad personal con su cariño, su lenguaje asertivo, sus apreciaciones, su ayuda. Pero hay un lugar íntimo en nuestra alma, un lugar donde se encuentra la imagen que tenemos de nosotros mismos y un vacío que no puede ser llenado completamente por alguien más.
Dios desea llegar hasta ese lugar íntimo y llenarlo.
Dios desea llegar hasta esa imagen rota que tenemos de nosotros mismos y restaurar la imagen que Él está viendo de nosotros : la de príncipes y princesas de Dios.
Aquellos que conocemos a Jesús no somos pordioseros que andamos por la vida pidiendo que otras personas nos afirmen en nuestro valor.
No que no necesitemos sentir que tenemos un valor, pero no podemos apoyarnos completamente o andar ansiosos buscando el apoyo en personas falibles como nosotros.
Nuestros seres queridos, cierto, nos aportan el cariño invalorable que necesitamos y muchas veces más aún. Sin ellos la vida no sería la misma.
Sin embargo, pretender o exigir de ellos que actúen como nuestra Roca inconmovible es una utopía que no funcionará, porque ellos también tienen sus propias luchas.
Nuestro apoyo inconmovible se busca en lo íntimo, en momentos a solas con Dios, como sucedió con Jacob.
Él buscaba, luchando con Dios, recibir una bendición más : la seguridad para afrontar un problema concreto : la ira de su hermano.
Pero Dios le responde con algo más grande (como, siempre hace Él, de hecho), diciéndole que esa lucha no es como las anteriores.
Esa lucha marcará su vida en un antes y un después de un encuentro profundo con Su amor y Su Fidelidad.
Dios lo reconforta y lo alienta : " Has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido", y ahora le cambia el nombre : "Ya no te nombrará nadie más recordándote tus errores, sino que te llamarán "príncipe de Dios" que es lo que significa el nombre "Israel".
Nuestro Dios no es meramente un dador de bendiciones.
Quienes nos encontramos con Él somos transformados en otras personas, por Su Gracia. Porque Él así lo planificó, porque nos ama y sabe que Él puede hacerlo en nosotros. El lugar de nuestra seguridad personal es en comunión íntima con Aquel que no puede fallarnos.
Vamos a su encuentro ( y Él viene al nuestro), y entregamos todo y abrimos nuestro corazón sin guardarnos nada.
Entonces recibimos la seguridad que estábamos buscando y necesitando. Entonces somos reconfortados, fortalecidos y consolados.

Oración : Padre Celestial, acepto lo que deseas hacer en mi vida y la transformación que deseas efectuar en mí.
Te permito entrar a mi lugar secreto, a mi corazón y me entrego a Tus planes, porque confío en Ti.
Sé que sanas mi autoestima, me llenas de Tu Presencia y me enfocas en aquello que me hace bien. Gracias, Señor, porque Tú dices que no necesito apoyarme en la calificación de alguien más.
Lo que Tú digas de mí me bastará.
Me apoyo completamente en Ti y soy transformado/a en la persona que Tú dices que soy, por Tu Amor y Fidelidad.
De ahora en adelante aceptaré lo que Tú dices de mí y no lo que siempre pensé de mí.
No estoy atado/a a lo que hicieron mis antepasados, porque ahora tengo Tu genética y soy nueva criatura en Cristo Jesús.
Gracias por hacérmelo ver, en el Nombre de Jesús. Amén

martes, 27 de agosto de 2013

CAMINANDO POR FE

Y ... sacó el Señor ( a Adán) del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines,
y una espada encendida que se revolvía por todos lados,
para guardar el camino del árbol de la vida."
Génesis 3:23-24

 A veces quisiéramos tener la máquina del tiempo.
Para no decir aquella palabra que supimos después fue hiriente.
Para tomar la decisión correcta en el momento correcto, cuando había que caminar por fe y no por vista, y no le creímos a Dios.
Cumplir el mandamiento a tiempo, antes de que el error nos alcanzara.
Sin embargo, aunque si Dios quisiera podría hacernos regresar en el tiempo, no lo hace.
Dios no usa esos métodos, porque tiene otros.
Dios desea enseñarnos a caminar por fe y a obedecer por fe.
Aquellos que obedecen por fe, sin comprender, confiando en que lo que Dios tiene detrás de alguna indicación importante, es mejor aún de lo que han pedido, son los que alcanzan las promesas.
Si Dios deseara una vida sin errores de nuestra parte, si Dios se complaciera en una página sin borrones, entonces Él mismo habría hecho que Adán y Eva retrocedieran en el tiempo con el conocimiento que tenían de las consecuencias de su error, y aún estaríamos en el Edén.
Pero aunque no era la voluntad de Dios que Adán y Eva pecaran, Dios lo permitió, y sacó detrás de ello UN PLAN MAYOR (plan que ya había preparado de antemano, pero eso Adán y Eva no lo sabían).
Ese plan mayor, al que en más de una ocasión se le ha llamado "plan B", es aún más glorioso que el primero.
Sin embargo, Adán y Eva, podrían haber hecho como hacemos nosotros tantas veces : seguir soñando con el Edén perdido, y no mirar hacia adelante.
Para fortuna suya, Dios los sacó del Edén, y no les permitió volver allí.
¿Por qué? Porque Dios nunca se queda estancado en el pasado.
Él dice : Hacia atrás no puedes volver. Es más : si volvieras atrás y arreglaras tus errores, no lo estarías haciendo por fe, sino por vista, y Mi Deseo es que aprendas a creerme y obedecerme a Mí, no a las circunstancias porque te parezcan favorables.
Veamos : Dios quiere darnos las peticiones de nuestro corazón. Está en Su Propósito hacernos felices. Pero no lo hará por el método de la vista.
Aquello que ya sabemos que es bueno, ya no sirve como prueba. El Señor desea hacernos creer en algo cuya apariencia no nos inspira. Solo porque Él lo dice, debemos caminar y creer en eso nuevo que Él pone delante nuestro.
Ahora bien. El desafío es el siguiente. Ya sabes que cuando Dios dice una cosa es cierta. La experiencia te ha mostrado que si Él dice que detrás de aquella roca hay un pan escondido, es cierto, aunque a ti te parezca que no.
Entonces hoy Dios te dice : Bueno, hijo, ya que en el pasado no me creíste, pero luego viste que Yo tenía razón, ahora obedéceme en esto que a ti te parece que no es lo mejor.
Porque no son las circunstancias ni las personas a quienes debemos adorar. Es Dios quien transforma a las personas y es Dios quien cambia las circunstancias.
Dios desea que sepamos y comprendamos esto : Él puede crear lo que desee, donde quiera y con quien Él quiera, pues es Él el creador.
"Reconoced que Jehová es Dios, Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos" Salmo 100:3
Dios sigue siendo creador, Él sigue creando.
Creó un Abraham dentro de un Abram. Creó un Israel dentro de un Jacob. Creó un Pablo donde antes había solo un Saulo. Y la obra sigue.
Nuestra parte es : primero orar, creyendo en nuestro corazón. Luego alimentarnos de esa palabra que nos alienta a seguir esperando la respuesta.
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz (Hebreos 4:12) La Palabra de Dios está viva y "trabaja" en Su Nombre a favor de aquello que Él promete.
Siempre tenemos que obedecer a la Palabra, cuando aún no veamos los resultados. Si los viéramos, ya no sería fe, sería vista.
Y en ese proceso somos transformados en personas de fe. Personas que no creíamos que fuésemos capaces de ser, y que sin el Señor jamás seríamos.
Así que nuestra parte es confiar en Dios para pasar a otro nivel. Para sobreponernos a nosotros mismos, a nuestras ideas, y a nuestras apreciaciones limitadas sobre circunstancias y personas. Debemos hacer como nuestro Padre : ver más allá de lo que pensamos o percibimos, para ser transformadores como Él es transformador.
Oración : Padre Celestial, hoy me doy cuenta de que he tenido una visión limitada. Siempre he tenido la impresión de que las personas y circunstancias que me rodean serán siempre iguales. Pero hoy, motivado por tu Palabra me doy cuenta de que eres Tú quien transforma a las personas según Tu Propósito.
No hay "gente peor y gente mejor", sino personas que han sido transformadas, o están en proceso de serlo y otros que no lo han sido aún, pero que por fe pueden alcanzarlo.
Ahora reconozco que Tú eres mi Dios, no fulano ni mengano. NO la situación tal o cual. Tú eres mi Señor y Tú puedes hacer lo que deseas con quien quieras.
Así que te confío esta situación ... y (o) persona (s). Sé que estás escuchando porque Tú prometes que estás cercano (y no lejano) (Sal. 145:18), y que todo lo que pida en oración creyendo lo recibiré (Marcos 11:24). Así que ahora tomo por la fe la transformación que te pedí de acuerdo a tu Palabra.
Ahora me decido a cambiar. A pasar de incrédulo a fiel, y de alguien dudoso a alguien que se afirma en tus promesas. Me comprometo a declarar cada día lo que me has prometido y a esperar confiando en Tu Fidelidad. Me comprometo también a obedecer toda indicación que me des al respecto, porque sé que todo lo que Tú me indiques será una estrategia para que el diablo no me pueda destruir, ni a mí, ni a mis seres queridos, ni a mi vida en alguna manera.
Daré un paso de fe y te obedeceré, Señor, aunque al principio me parezca desagradable o incomprensible lo que me pidas. Confiaré en Ti, porque sé que me amas, que eres bueno y que deseas verdaderamente que yo sea feliz en todas las áreas de mi vida. En el Nombre de Jesús, Amén.

jueves, 18 de julio de 2013

La siembra y la cosecha

No os engañéis; Dios no puede ser burlado :
pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Gálatas 6:7


A veces nos preguntamos por qué razón cosechamos algo que no nos agrada.
Pero en lugar de mirar hacia nosotros mismos y analizar nuestros errores, pensamos que no es justo, que, en definitiva somos cristianos y nos merecemos la bendición.
Sin embargo las cosas no funcionan de esta manera. La ley de la siembra y la cosecha es una ley universal. Hasta la filosofía de la nueva era la predica. ¿Cuánto más nosotros que estamos en el del Reino de Dios?
Dios nos advierte que todo aquello que hayamos sembrado, será aquello que cosecharemos de una u otra manera.
¿Quiero bendición para mi vida? Pues debo comenzar por obedecer a Dios, Quien es el que da esa bendición.
¿Quiero que los demás sean tolerantes con mis defectos? Pues debo comenzar por tolerar, y eso, no a las personas que me resultan más fáciles, sino a aquellas que pueden llegar a resultar insoportables.
¿Quiero recibir la bendición sin ningún matiz negativo, sin ninguna cosa que me haga daño después? Pues debo comenzar siendo fiel a lo que Dios me pide, en obediencia total y completa, no parcial.
A veces queremos obtener todo lo bueno, pero no estamos dispuestos a pagar el precio que eso conlleva.
Cuando vemos vidas bendecidas con creces, en lugar de observar la conducta de quienes han sido bendecidos, concluimos que Dios fue más bueno con esas personas que con nosotros.
Eso es no tener en cuenta a la ley de la siembra y la cosecha. Todo lo que sembramos, de alguna u otra manera . . . volverá.
Si sembramos obediencia completa e incondicional a Dios, recogeremos, a su tiempo, bendición completa, sin una mancha de corrupción, entregada con alegría de la parte de nuestro Padre.
Pero si guardamos en lo secreto de nuestro corazón un ápice de desobediencia, pues entonces, aunque Dios nos pueda bendecir, el diablo también podrá interferir y no nos permitirá disfrutar completamente del fruto de esa obediencia, pues era parcial.
Por eso es importante examinar nuestro corazón. Es importante hacer lo que Dios nos indique y no otra cosa. Quizás no comprendas por qué Dios te pide que hagas algo, quizás aún no puedas entender el alcance de lo que el Señor quiere hacer contigo, pues no has visto el plan completo. Pero si Él lo dice, es por algo. Dios no se equivoca.
Recuerda que lo que hagas, sea en público o en privado, Dios lo ve, y todo tiene consecuencias.
Quizás en este momento estés recibiendo una parte de las consecuencias de haber obrado mal en el pasado.
La solución no es lamentarse y afligirse, pues no puedes hacer nada para cambiar lo que fue sembrado. Sin embargo sí puedes preguntarle a Dios qué hacer ahora, y seguramente Él tiene una lista de actitudes y conductas que encontrarás en Su Palabra, las cuales son la base para tu cosecha en el futuro.

Quizás tu experiencia sea otra, y te estés cansando de sembrar lo bueno, pues piensas que no se ven los frutos. Pero ten confianza.
Después de la siembra, siempre hay un tiempo de espera. Continúa haciendo lo que es correcto y no otra cosa, porque a su tiempo, Dios mismo dice que vendrá y hará que la planta que salió de tu semilla comience a dar fruto.
Tanto si no has sembrado el bien, como si lo has sembrado, no te desanimes. Siempre estamos a tiempo para cambiar y para comenzar a agradar a Dios.
Y Él toma en cuenta la buena semilla desde el momento en que te arrepientes.
Hoy puede ser el día en que empieces a cambiar. Hoy puede ser el día en que tu nueva vida comience, por el buen camino.
Marcha adelante con fe, sabiendo que, así como cuando sembraste lo malo, eso trajo muchos frutos malos, ahora que tomes la decisión de ser obediente al Señor, esto traerá, a su tiempo, muchos frutos buenos.
Frutos que seguramente desearás que aparezcan en tu vida, pues son parte de la Bendición completa que Dios tiene para ti.

martes, 9 de julio de 2013

Las puertas de nuestra vida


. . . el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre. . ." Apocalipsis 3:7

Recorriendo el camino de nuestra vida, encontraremos diferentes puertas, llamadas oportunidades, que se ofrecerán a nuestro paso para que entremos por ellas.
Algunas tendrán apariencia de oro, otras de diamante, otras de piedras preciosas. Otras, simplemente se verán de madera o de hierro, con o sin adornos, repujadas o de líneas simples. En fin, las habrá variadas y de todos los colores.
Algunas veces una puerta te parecerá cerrada y, sin embargo, el Señor dirá: ve y ábrela. Esto se da mucho en oportunidades para extender el Reino de Dios. De repente el Señor dice a uno de sus siervos : ve y habla con tal persona de autoridad. Parece una locura, pues no había señales que indicaran que esa persona lo recibiría, pero como el siervo obedece, finalmente todo se da favorablemente y se abre la puerta que Dios indicó se abriría.
Otras veces las indicaciones no serán tan claras. Deberás confiar en el Señor y esperar para saber qué te mostrará.
Pero otras veces simplemente Dios te dirá : no abras esta puerta de ninguna manera. Sin embargo puede que no te sientas tan a gusto con esa indicación porque hay puertas cuya apariencia, pensarás, es única, especial e irrepetible, y no podrás comprender en ese momento por qué Dios la cerró.
Sin embargo, si conoces un poco a tu Buen Padre, reconocerás que todo lo que Él hace es por tu bien.
Puede que una puerta sea de oro ( o te parezca a ti que lo es, quizás está simplemente coloreada de dorado, para encandilarte), con marco de piedras preciosas y picaporte de diamante, pero si tu Dios la cerró y te dijo que no la abras, es porque lo que había detrás de ella no te convenía.
A veces, detrás de una hermosa y perfecta puerta se esconde algo que ni siquiera con tu más descabellada imaginación podrías deducir, y que arruinaría tus expectativas por completo.
Nunca puedes saber lo que hay detrás de las puertas de tu vida. Tú no puedes saberlo, no. Pero tu Padre sí lo sabe. Él conoce el 100%. Él sabe qué estarías dispuesto a soportar y cuáles cosas te resultarían intolerables.
Si deseas realmente que te vaya bien : HAZLE CASO AL SEÑOR.
¿Te abrió Él una puerta? : Entra por ella.
¿Te cerró Él una puerta y te dijo que no entres por allí? No te quedes allí parado mirándola : sigue tu camino.
Porque, verás : La puerta en sí no tiene ninguna importancia, no es trascendente. Lo que importa es lo que hay detrás de la puerta, es decir : el camino hacia el cual ella conduce.
Por la entrada se pasa durante un instante. Por el camino se va por largo rato. Así que tu parte es confiar, no en lo que tus sentidos perciben, no en lo que tu prudencia te aconseja, no en lo que en tu corazón se descubre, sino en Quien todo lo ve, todo lo oye, todo lo sabe y además te ama.
Es confiable Dios. Es fiel. No es un tirano, ni actúa arbitrariamente solo para "probarte", como quizás hayas pensado que haría.
Todo lo que hace es por tu bien, para que alcances la felicidad, y para que no se pierda el propósito por el cual Él te creó.
Porque cuando Él pensó en hacerte, tenía un propósito, un fin, una vocación que puso en ti y que tú deseas más que nada desarrollar, porque forma parte de tus motivaciones en la vida.
Y para que esto no se arruine, debes seguir las instrucciones del fabricante, es decir de tu Creador.
Dice la Biblia que quienes confían en Dios son dichosos, esto quiere decir : felices. (salmo 84:12)
Dios no puede mentir. Si Él promete que quienes confían en Él son los felices y no los otros, es que es cierto.
¿Que te parece incomprensible a veces? Puede que sí, pero si deseas realmente la felicidad y la realización en el camino del propósito que Dios ideó cuando pensó en crearte, entonces tienes que apoyarte completa e incondicionalmente en Él.
Tienes que abandonar tus propias ideas respecto de las cosas, las personas, los caminos e incluso las ideas que tienes de ti mismo.
Porque aún esas ideas quizás te limiten y te estén impidiendo ver todas lo que eres capaz de hacer. Cosas de las cuales siempre pensaste que no eras capaz, pero eso ocurre en tu propia mente, no en el propósito eterno de Dios.
Así que, para empezar a comprender, para empezar a caminar en lo que te conviene y desarrollar el propósito que deseas alcanzar, y que está escondido en el corazón de tu Padre, da un primer paso de confianza : ¡obedécele !
Porque de tu Buen Padre no puede venir sino bendición, alegría, felicidad y muchas recompensas. Créelo. Es el sello de quienes le obedecen.
Es el sello, la condecoración que Dios mismo pone en las solapas de las vidas de quienes confían.

martes, 2 de julio de 2013

Luces en el mundo

Vosotros sois la luz del mundo,
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Mateo 5:14





La luz no sirve para nada debajo de un mueble, donde se le impide brillar.
Puede que las circunstancias parezcan difíciles, pero no eres tú el dueño de la luz, sino Dios. No porque sientas algún tipo de presión tu luz tiene que dejar de brillar, porque puede haber alguien que la esté necesitando, justo hoy que decidiste quitarla de circulación.
Brilla a tiempo y a destiempo, en lugares áridos y en caminos soleados. Junto a mantantiales pero también bajo las tormentas.
Justamente, es en momentos de adversidad cuando la luz se necesita más, cuando hay pocos que se animan a brillar. Tú puedes ser uno de ellos.
No te desanimes. Continúa brillando que, no importa lo que parezca, cada acto tuyo hecho para el Señor tiene su recompensa.
Permítete renovar la visión, alentarte y respirar, para luego seguir avanzando. Permítete gozarte y alegrarte en el premio que viene a aquellos que permanecen firmes haciendo la voluntad de Dios.
Fortalecido en Su Palabra, alimentado con la consolación de la recompensa, continúa con lo que estabas haciendo, porque no eras tú quien lo ideó, sino el Señor mismo quien te lo dio.
A veces pensamos que somos dueños de los dones que tenemos, pero en realidad ellos no nos pertenecen. Quien los creó es el Señor, y a Él daremos cuenta por su uso ... o la falta de él.
No estamos aquí para agradarnos a nosotros mismos, para alejarnos de los problemas y vivir nuestra vida en completa paz, sino para cumplir con el propósito por el cual Dios nos llamó. Y esto en más de una ocasión nos traerá problemas. Pero esos problemas no son nada en comparación con la recompensa que tendremos cuando terminemos nuestras labores aquí.
Así que ve nuevamente a las promesas de tu Dios.
Ven a alimentarte nuevamente de Su Fuente infinita, y beber agua abundante hasta que tu alma desborde.
Ven a tomar fuerzas en Sus Propósitos, aliento en Sus Palabras, visión en Su Visión.
No serás defraudado cuando pongas tus ojos en Él, pues Su Mirada es poderosa para destruir todo lo malo de tu vida y crear en ti una disposición de corazón que pensabas no estabas capacitado para tener.
Y luego, fortalecido en Él, bajo Su aliento, bajo Su Unción protectora, y rodeado de Su Presencia, ponte de pie, levanta la luz que Él te dio en alto, y continúa avanzando.

sábado, 22 de junio de 2013

DISFRUTANDO DE NUESTRA SITUACIÓN ACTUAL

 
 
Contentos de lo presente
Hebreos 13:5
 
 
 

Si hay alguien que tenía razones para no estar conforme con sus circunstancias, ése era Pablo.
Desde que conoce al Señor, desde que tiene la revelación de que Jesucristo es el Señor, el Hijo del Dios viviente, y que además solo a través de Él se puede obtener el perdón eterno de los pecados, la vida de Pablo da un giro de 180 grados.
Sin embargo, en ese giro, quienes lo miran de afuera, solo pueden ver una serie de calamidades, de infortunios. Cárcel, azotes, naufragios, viajes sin pausa. En resumen : una vida sin reposo, sin vindicación propia.
Desde el punto de vista actual, en un mundo que nos quiere vender el confort por miles y el "vive tu vida" por cienmiles, la vida de Pablo parece un tiro al aire, un desperdicio, una falta total de complacencia a sí mismo.
Sin embargo, este hombre tiene un secreto. Este hombre ha encontrado el secreto de la felicidad ... en medio de las más desastrosas calamidades, y en medio de las más indomables tempestades : él le pertenece a su Señor. Él no está desamparado, ni navegando a la deriva. Él no camina sin rumbo fijo, aunque su cambio constante de itinerario así lo dé a entender a quienes no saben nada de Dios.
La vida de Pablo es una vida con propósito, y cuando un ser humano encuentra su propósito en la vida, no importa lo que pase, se siente muy feliz y realizado cumpliéndolo.
El amor al Señor cambia las cosas. El haberle encontrado en el camino de nuestra vida marca un antes y un después que no puede ser modificado.
Quienes han tenido un verdadero encuentro con el Maestro no volverán a ser los mismos jamás, pues ese encuentro marca, ese encuentro deja huellas imborrables.
Ahora bien, estando en Sus Manos, siendo Él nuestro Buen Pastor, declaramos que nada nos falta. Hablamos por fe y no por vista, y disfrutamos del momento presente.
Alguno podrá objetar que en su momento presente hay quizás hambre, pobreza o enfermedad, o algún problema el cual no ha podido aún solucionar.
Echa una mirada a este hombre encarcelado, azotado y herido. En medio de la oscura y húmeda celda maloliente está cantando. gozándose en que, a pesar de todo, nadie le puede quitar a Cristo.
Y si eso era cierto para aquel hombre en aquel momento, seguro que es cierto para nosotros hoy, tan llenos de confort en comparación con aquella vida rendida a los pies de Jesús.
En lugar de agradecer por todo lo que tenemos, muchas veces no vivimos el presente, sino en el pasado o en el futuro, lo cual nos impide disfrutar de lo que tenemos, y ser agradecidos a Dios.
Cuando pensamos en el hambre que hay en el mundo, en las situaciones de ciertas familias totalmente infelices que no conocen al Señor, deberíamos ser agradecidos a ese Dios que permitió que hoy estemos gozando de tantas comodidades en un mundo cruel y despiadado que no da nada sin que paguemos un alto precio.
El Señor nos lo da gratuitamente, porque Él es nuestro Señor, y Quien dirige nuestra vida.
Creo firmemente que no hay vidas perfectas, pero sí hay personas que deciden ser perfectas, eligiendo agradecer y ser mejores cada día ... no importa dónde estén y en qué circunstancias.
La misma situación se puede mirar desde dos enfoques diferentes. El vaso medio vacío, está también medio lleno.
Hay gente cuya meta en la vida es agradar a Dios y en eso se deleitan, no en sí mismos ni en lo que en cada momento su corazón engañoso y egoísta les está pidiendo.
Esos son los héroes de la fe de la época presente.
Son los que no corren tras el afán de obtener otra televisión más, sino que prefieren ganar menos y pasar más tiempo con su familia.
Son los que cada día se levantan y dicen : Gracias, Señor, por otro día más de vida, por otra oportunidad para seguir orando, seguir aprendiendo a mejorar en aquellas áreas que sabes tengo que cambiar.
En la vida de Pablo esa actitud tuvo muchas veces su recompensa. Las paredes de la cárcel fueron derrumbadas en aquella ocasión. Y, cosa extraña, no aprovechó para escaparse de allí.
Antes pensó : ¿qué más puedo hacer para que otros conozcan a Dios? Y el resultado fue otra familia salva, otra bendición más que salía de aquel corazón dispuesto, siempre dispuesto a dar testimonio de la verdad.
No trates de escapar de tu situación actual. Dios te puso allí y es allí donde debes brillar, cambiar, mejorar, dejarte moldear por Dios a Su manera.
Lo más fácil es no permitir que Dios nos cambie. El cambio, cuando estamos en Sus Manos, es siempre provechoso y agradable si tenemos la misma actitud de Pablo : un corazón agradecido.

martes, 18 de junio de 2013

Entrega Total


Dame, hijo mío tu corazón,
y miren tus ojos por mis caminos.

Pr. 23:26

Las personas que han vivido experiencias fuertes antes de llegar a los pies de Cristo, en general entregan totalmente a Dios y a Su servicio. Son personas que están conscientes completamente de lo que serían si Jesucristo no hubiera entrado en sus vidas, y no les interesa otra cosa que estar a los Pies del Maestro.

Otras, en cambio, entre las cuales me incluyo, recibimos la salvación simplemente porque Dios nos concedió comprenderla, y aunque sentíamos que le amábamos, no deseábamos entregarle todo al Señor.

En la iglesia donde me convertí siempre se estaba hablando de la cruz que todo cristiano debe llevar si desea ser útil en las manos de Dios. Pero la verdad es que esa idea no me gustaba nada. Siempre que me daba cuenta de que tenía que entregar todo a Dios, buscaba la manera de seguir sin entregárselo.

Pasó el tiempo, y uno puede parecer que sirve, uno puede estar en todas las reuniones, estar sirviendo, estar a pleno … « externamente », pero el corazón no se lo damos a Dios. Hay áreas que no tenemos ninguna intención de entregarle, y nos resistimos a muerte antes de dárselas.

El Señor no tiene apuro. A quienes se entregan rápido los bendice también rápido. Y a quienes no se quieren entregar, los va llevando por experiencias diversas, hasta que queden en una situación en la que tienen que elegir.

No importa cuántas actividades en la iglesia o fuera de ella estemos realizando.

No importa si oramos 50 veces por día o si ponemos cara de santo.

Ni siquiera importa si, como tenemos dones que han venido del cielo, Dios los está usando y somos de bendición.

En realidad para Dios eso no tiene ninguna importancia si Él no es nuestro primer amor.

Ahora bien, ¿qué es entregarle todo al Señor ? ¿Qué significa ?
 
Significa que no tendré más sueños que los que Él me indique.

Significa que no haré más planes si Él no los ha inspirado.

Significa que estaré a la orden para cualquier « orden » que venga del cielo, porque ya no me pertenezco a mí mismo, ya no soy yo quien manda aquí.

Y eso tiene un precio.

El precio es que mientras yo sigo haciendo planes, mientras yo sigo soñando mis sueños, mientras yo sigo calculando cómo puedo seguir pareciendo cristiano sin negarme a mí mismo, en realidad no estoy haciendo nada de verdad. Dios me ve en lo íntimo, a Él no le puedo engañar.
Y al fin de cuentas, ¿de quién me interesa la opinión ?

Pero para llegar a comprender esto, el Señor nos llevará sin apuro, por experiencias duras, porque no quisimos de entrada ser dóciles, y eso duele. Mejor ser dócil al principio. Mejor obedecerle por las buenas, porque es más fácil, porque muestra que le amamos pero también muestra que confiamos en Él más que en cualquier otra cosa, incluyéndonos a nosotros mismos.

Joven : no esperes a que tu juventud haya pasado, para darte cuenta de que la arruinaste antes de venir a Jesús. Hazlo hoy que todavía estás a tiempo. Confía en Él y no hagas tus propios planes sin consultarle, porque seguro fracasarán.

El camino más corto hacia la plenitud es el de la renuncia. Parecerá una contradicción, pero para disfrutar enteramente de lo que Dios planificó, se necesita estar vacío de sí mismo. No hay otra manera de ser útiles o de sentirnos útiles que la libertad … de nosotros mismos.

A veces llega el momento de enfrentar nuestros miedos, matarlos y seguir adelante.

¿Que no sabemos hacia donde nos lleva ?

Pues ésa es la idea, que dependamos totalmente de Él.

¿Que no entendemos todo ? Pues está perfecto. Es justamente lo que Él quería, que le dejemos a Él la Autoridad, el Conocimiento y las decisiones.

Solo entonces podremos decir que le pertenecemos completamente al Señor.

Solo entonces viviremos « no ya yo, mas Cristo que vive en mí », parafraseando a Pablo. (Gálatas 2:20)

sábado, 1 de junio de 2013



No temáis de la presencia del rey de Babilonia del cual tenéis temor,
no temáis de su presencia, ha dicho el Señor,
porque con vosotros estoy Yo para salvaros
y para libraros de su mano.
Jeremías 42:11

El rey de Babilonia es figura, en el momento actual de los espíritus que dominan en los distintos lugares donde vivimos.
La Biblia les llama : principados, potestades, gobernadores de estas tinieblas y malicias espirituales en los aires (ver versión 1909).
En una ciudad será la adoración a la cultura, a las tradiciones, en otro la violencia, la pobreza, la incitación al ocio y a la vagancia, etc, etc.
En cada país, las potestades que lo dominan influyen en las costumbres de su gente. De allí que, siempre tenemos que tomar autoridad antes de entrar en un lugar, un país, una ciudad, un barrio, para no ser afectados por las influencias que pueden atacarnos con sorpresa, pues quizás no las conocemos.
Dios nos exhorta a no temer esas fuerzas espirituales enemigas. Dios nos alienta a confiar, que ninguna de ellas nos podrá tocar, ni cambiar nuestras decisiones de amar y servir a Dios, y que nos protegerá y nos defenderá.
En muchas ocasiones he tenido que leer y releer esta Palabra, porque el Señor me la daba y cuando me la daba, primero la leía, pero luego la declaré.
Es importante creer lo que Dios nos dice en nuestro corazón pero también es fundamental que lo repitamos y lo digamos en voz alta, creyendo que esta declaración tiene la fuerza que viene de Dios mismo para protegernos de todo mal.
Peligros hay en todos lados. A veces nos dejamos convencer por un miedo en particular y pensamos que ese peligro es el más grande de todos, que quizás pueda más que lo que venimos declarando.
Pero la verdad es muy otra. La adversidad puede sorprendernos sin que estemos preparados, tanto en una ciudad donde el robo, la codicia, la envidia y la pobreza son la orden del día, como en un lugar próspero.
 Hace un tiempo tuve que tomar una decisión. Me parecía una locura lo que Dios proponía, me parecía que iba a enfrentar el caos. Obedecí pero a regañadientes, pues no me daba cuenta de que no debía tener temor. Uno se olvida de que la calamidad puede, si no obedecemos a Dios, sorprendernos en cualquier lado.
Cuando Él nos da una orden, por ejemplo : "sal de allí", "va a cierto lugar", etc, es porque Él sabe qué sucedería si hiciésemos lo contrario.
Dios no hace las cosas arbitrariamente. Dios nos protege de algún mal que el diablo tenía preparado.
En realidad no se necesita ser muy inteligente para ser libre del mal. Hay gente inteligentísima que cae en problemas todo el tiempo.
Lo único que se necesita es
1) Ponernos a escucharle a Él. Tomemos los oídos para oír que están dispuestos para nosotros. Pidamos a Dios que nos los abra.
2) Hacer lo que nos indique Él, no lo que pensamos, creemos o sentimos respecto a determinada situación. Eso no funcionará.
En realidad el verdadero sabio es quien obedece, porque, como Dios no se equivoca, todo le saldrá bien.
Así que no temamos los temores ni actuales ni antiguos, pues no prosperarán. Ningúna arma forjada contra un hijo o una hija de Dios prosperará.
Por el contrario, por un camino vendrá tu enemigo y por siete huirá. Y, créeme, tu enemigo no es una persona, ni un grupo de personas. Tu enemigo solo se derrota a nivel espiritual.
Oración : Gracias, Padre, porque Tú sabes siempre cómo librarme del temor. No en vano en tu Palabra se escribe tantas veces la frase : "No temas"
Muchas veces he confiado en mi propia inteligencia, como si con ella pudiera librarme de tantos y tantos peligros que nos acosan día a día. Pero esa inteligencia ha resultado siempre inútil en algún punto.
Toda mi prudencia no ha sido suficiente. Todas mis estrategias para escapar no han sido eficaces. Pero tu Palabra es eficaz. Tu Palabra es la que tiene el Poder y no nosotros.
Gracias, Señor,  por tu Palabra, tu Protección, y tu Consolación, ahora y siempre. En el Nombre de Jesús, Amén.

lunes, 27 de mayo de 2013

FUERTES Y FIRMES

El Señor es bueno,
fortaleza en el día de la angustia;
y conoce a los que en El confían. Nahum 1:7


El Señor es Bueno. El vive en un lugar llamado Bondad. Sus Pensamientos son Bondad. Sus propósitos son Bondad.
No hay nada en la angustia que pueda venir de Él. La angustia es un dardo envenenado que el diablo tiene muy bien preparado y sabe también con quién utilizarlo.
Muchas de nuestras debilidades, traumas y trasfondo psicológico negativo fueron ideados por el mismo diablo, quien vino para "robar, matar y destruir", dice la Biblia.
Cada detalle de las experiencias negativas que hemos vivido y que nos han marcado, averiando características de nuestra personalidad que eran preciosas, fue cuidadosamente diseñado por él.
Pero, ¡aleluya! Nada nos obliga a vivir bajo ese yugo malvado, ahora que conocemos a Jesús.
El diablo continuará a utilizar los hilos de siempre para manejarnos como a marionetas en su plan maquiavélico.
Él conoce nuestros puntos débiles, e intentará explotarlos para destruirnos, y destruir a quienes amamos y deseamos ayudar. Él creará división, malos entendidos, incomprensión, y disensión. Hace siglos que es un experto en usar los mismos métodos y obtiene con ello muchas victorias, pero ... no nos engañemos. Para el cristiano es un enemigo vencido, aunque se crea ganador, no ganará en la vida de un cristiano.
Declara que tienes victoria en Cristo Jesús. Dile al mismo diablo : "No te creas que me ganarás, diablo. No me robarás las almas por las cuales estoy intercediendo. No me robarás a mi familia ni a mis amigos. No me destruirás, porque aún tengo mucho para hacer aquí en este mundo. En el Nombre de Jesús te ordeno salir inmediatamente de mi vida, de la de mis familiares y amigos ( nómbralos), y ahora mismo desato el Poder de Dios sobre sus vidas y la liberación de todo espíritu atormentador de mi vida y de las suyas, en el Nombre de Jesús."
No permitas que te gane el malvado. Gánale tú, que para eso Dios te dio las armas correctas y la fuerza que viene de lo alto.
Dios conoce a los que confían el Él, eso quiere decir que el Señor nos respalda.
No estamos luchando contra el aire. No estamos solos en una batalla contra grandes enemigos.
Tenemos al Gran Gigante a nuestro lado. Él respalda cuando tomo autoridad contra las tinieblas. Él respalda cuando desato la bendición para que se manifieste.
Él respalda cuando siento que no tengo más fuerzas, y las reclamo. Entonces me rodea con Sus Brazos poderosos.
Porque Dios sabe muy bien quién es el que confía en Él y quien no. Él está queriendo ayudarnos a que confiemos más en Él.
Aferrémonos a Sus Promesas y marchemos en ellas y no sin ellas, como si no existieran, como si fuésemos huérfanos frente a un mundo que está en caos.
No estamos solos. Dios, el Todopoderoso está con nosotros.


domingo, 19 de mayo de 2013

La poderosa unción que da el Señor

Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros,
revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios,
y da gracia a los humildes.
1Pedro 5:5-6





Los dones que Dios nos ha dado, no pueden desarrollarse lejos de la unción de quienes nos presiden en el Señor.
La Biblia es clara al respecto. Quien está bajo la unción de otro, ése será prosperado en lo que emprenda para Dios.
No hay tal cosa como miembros independientes en la iglesia del Señor.
Todo hombre y mujer ungidos, están bajo cobertura de otro ungido, y la cadena sigue. Aún aquel que dirige, quizás un grupo de iglesias, pide oración e intercesión por su persona. Así que él también recibe la unción, como dice Pedro, de algún otro, y en eso consiste el depender los unos de los otros.
Es tan importante esto, tan vital, que si no estamos bajo cobertura, podremos estar haciendo mucho, pero no será con la unción plena, no será bajo la autoridad que Dios estableció para bendecirnos al máximo.
Cuando nacimos de nuevo se nos puso en un cuerpo, y este cuerpo interacciona entre sí, como los mismos órganos del cuerpo humano interaccionan y dependen los unos de los otros para vivir. La sangre envía oxígeno desde los pulmones hasta todos los tejidos. Pero el mismo corazón que es quien bombea la sangre indispensable, él también recibe a través de la misma, nutrientes que vienen desde el tubo digestivo. El cerebro, que es el órgano que manda a todo el cuerpo, necesita para estar vivo glucosa, que viene también por la sangre, desde la digestión. Los riñones depuran el cuerpo, y sin esta acción éste se llenaría de toxinas que nos estropearían. Así, el cuerpo de Cristo funciona en interacción, y eso es maravilloso de la parte de nuestro Dios.
Cierto que el Señor puede hablarnos estando solos en casa, pero nunca lo hará tan bien como en la casa de Dios, a través de sus siervos, y también al ponernos voluntariamente bajo la unción de los pastores que nos presiden. No hay otra manera, dice el Señor. No hay otro camino, pues Él lo estableció.
Dios no quiere hijos soberbios, haciendo su propia voluntad sin consultar a otros. Dios quiere hijos humildes, que amen a sus hermanos, que pidan consejo si es necesario, que estén en actitud abierta para que la plenitud de Dios pueda venir sobre ellos.
Oración : Padre, hoy quiero venir delante de ti con humildad, reconociendo que no puedo hacer nada para ti independientemente de la unción de mis pastores, de mis líderes, de aquellos que tú has puesto para ungirme y prepararme. ¡No estoy solo/a, aleluya ! y esto gracias a Ti, que has establecido un orden saludable, una dependencia continua para que uno no se seque, para que ninguno se quede sin su parte.
Gracias, Señor por tu cobertura. Bendice a quienes me presiden en Ti y prospérales, para que siempre estén contentos sirviéndote. Y también para que, a través de ellos yo pueda siempre recibir mi porción. En el Nombre de Jesús. Amén.

lunes, 13 de mayo de 2013

Las Bodas del Cordero

He aquí, yo vengo pronto;
retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
Apocalipsis 3:11


Si hay algo que tengo claro a medida que pasa el tiempo y ya no soy tan joven, es que después de esta vida me esperan las Bodas del Cordero.
Él está bien presente en estos momentos allí, y Él está preparándose para la fiesta de las Bodas.
Con Él nos esperan allí también otros salvados : gente a quien amamos aquí en la tierra, y que aceptaron también a Jesús como su Salvador personal.
Estaremos sentados a la mesa, cuando el momento llegue. Estaremos festejando el hecho de haber vencido al mal y haber trabajado para el bien, aunque esto nos costara un pequeñísimo sacrificio temporal de aquí y de ahora.
Creo que me encantará conversar de cómo en aquel lugar toda batalla pasó, todo lo que aquí nos parecía insuperable, allí habrá al fin pasado, allí será finalmente superado. Allí ni una lágrima más será vertida por cosas que aquí nos costaban tanto.
Y llegará el momento de hablar también de las victorias. Alguien sacará algún libro o revista celestial con las crónicas sobre los hechos memorables de cada uno ... si es que los hubo.
Realmente me gustaría que algo de lo que yo hubiera hecho estuviera escrito allí. Que hubiera valido la pena pasar por esta vida, dejando detrás mío algo bueno, algo que diera que hablar, para bien. Parece petulante esto que digo, pero en realidad creo que si no hay nada en nuestra vida que haya dejado una huella buena, entonces hemos hecho vana la cruz de Cristo como siervos.
Como decía al principio, esta vida pasa y sus deseos. Es tan corta, que ayer éramos niños, hoy adultos y mañana viejos.
¡Qué triste es llegar a la vejez y hacer un balance de nuestra vida negativo! ¡Qué triste es comprobar que hemos perdido el tiempo!
Y eso hemos hecho muchas veces, distrayéndonos con preocupaciones y otros negocios que nos tenían acaparados como el gato a su presa.
Si estás atrapado en un círculo que no te permite brillar para Dios, no lo permitas más.
Córtalo, agradece al Señor por haberte iluminado y sigue adelante, sin mirar atrás.
¿Sientes que en tu vida hay fracasos, que te has equivocado en tantas cosas que ya no puedes arreglarlo?
Pues deja de quejarte por lo pasado. La vida es cortísima como para seguirte lamentando o soñando con lo que pudo haber sido.
¡Despierta!
Mañana puedes estar allí en la mesa majestuosa, junto a tus hermanos eternos, y contando tus proezas ... o cómo dejaste que te engañara un falso sueño que no venía de Dios.
Haz que tu vida haya valido la pena.  Te aliento a ponerte la armadura, pararte firme y luchar contra los gigantes como un valiente, una valiente de Dios que eres ... si quieres.
Hagamos proezas para el Maestro ... mientras podamos, mientras tengamos fuerzas.
¿No será maravilloso poder hablar de ello en el cielo? ¿No será maravilloso llegar allí con mirada de victoria y no de derrota?


Así nos quiere ver Jesús, poniendo la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La Victoria

Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre;
me rodearán los justos, porque tú me serás propicio.
 Salmo 142:7

Muchas veces el creyente puede sentir que alrededor de él se ciernen paredes invisibles de opresión mental.
Alguno puede pensar que esto sucede solo a quienes no conocen el evangelio, pero la verdad es que esto le puede suceder a cualquiera.
La diferencia entre el que conoce a Jesús y el que no lo conoce es que el primero tiene una salida : acudir a su Buen Padre.
El diablo ataca nuestra mente con pensamientos de derrota, opresión, tristeza y tentaciones varias. Pero el Señor es poderoso en todo eso pues ganó la batalla por nosotros. Tenemos la victoria en Cristo Jesús sobre toda opresión del enemigo.
És que en realidad, el poder de la cárcel mental como el de las cadenas fue derrotado en la cruz por nuestro Señor Jesucristo. Nos basta con clamar a Él, poner fe en Su obra en esa cruz y somos libres de inmediato.
Es por eso que el diablo es un ilusionista. Pretende hacernos creer que no tenemos la victoria, que estamos sometidos a nuestra carne, pero no es así. Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.
En consecuencia podemos cantar como el salmista : "Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en Tu Nombre, porque es bueno, delante de sus santos. Salmo 52:9

martes, 16 de abril de 2013

CORAZONES QUEBRANTADOS

El Espíritu del Señor es sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres:
Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón;
Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista;
Para poner en libertad á los quebrantados:
Para predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19

La obra redentora del Señor Jesús, no se limitó a limpiarnos de nuestros pecados para llevarnos al cielo. Dentro de esa obra se encuentra la sanidad a los quebrantados de corazón.
Quebrantado es una palabra que significa fragmentado, roto, quebrado. Todos en alguna medida hemos sido heridos en la vida, y estas heridas han producido un quebrantamiento, un fragmentamiento de la personalidad que traíamos cuando Dios nos diseñó.
Además del germen del pecado, está la obra que el diablo hace en una persona por medio de heridas que van destruyendo su personalidad, y van haciéndole perder confianza en quién es, y finalmente, la deforman.
¿Con qué fin?
Destruir la obra de Dios ya es suficiente fin. Pero dentro de eso está el que nuestros dones no se desarrollen o lo hagan en forma incompleta.
Cuando una persona está quebrada, o quebrantada, toma la forma de quien no es en realidad de acuerdo al diseño perfecto que Dios lo creó.
Las heridas del alma no están solamente en aquellos que no conocen al Señor, sino también en aquellos creyentes nacidos de nuevo que al aceptar la salvación no comprendieron que ésta era eficaz en todas las áreas de su vida.
Ahora bien, quien está herido prefiere guardar esa herida muy dentro de sí mismo, sin mencionarla. Muchas veces prefiere no tenerla en cuenta, y trata de seguir su vida, olvidándola. El tema es que en realidad no está olvidada. Está solo escondida, y al no curarse, esa herida puede minar toda la vida de la persona que la tiene.
Es necesario primeramente enfrentarla. Reconocer que la herida está, y con la ayuda de Dios ir en la memoria hasta el momento en que ella ocurrió.
Quizás no haya una sola herida sino muchas, y necesitaremos la Gracia divina para poder reconocer que tenemos un problema que se originó en varios lugares. Comenzó en uno, pero continuó agrandándose en varias ocasiones.
El Señor vino para darnos libertad de toda atadura del pasado, para sanar a los quebrantados. ¿Nos damos cuenta? No son palabras dichas al azar o en metáfora. Se están refiriendo a cosas tangibles : una herida en el alma necesita ser limpiada, como toda herida, luego aplicamos la medicina adecuada, luego se cerrará y se curará. Llegará un momento en el que cicatrizará y entonces, anque sepamos lo que pasó, ya no nos afectará más, porque el tejido del alma habrá cicatrizado, y no puede doler.
Ahora bien, vamos a limpiar la herida. ¿Qué es? Es perdonar a quien nos hirió. Perdonar no es un sentimiento, sino una decisión.
El diablo está muy interesado en que yo no sea libre porque sabe que desde que yo perdone, la herida podrá cerrarse con la ayuda del Espíritu Santo.
Entonces, ¿cómo perdono? Tengo que venir delante del Señor en oración en voz alta y decirle : "Señor, hoy tomo la decisión de perdonar a tal y cual persona por lo que hicieron hacia mí. Renuncio a la falta de perdón, en el Nombre de Jesús, y estoy cubierto/a por la sangre de Cristo."
Es importante declararlo en voz alta para que el diablo sepa bien que renuncié. Al hacerlo, estoy limpiando mi herida de todo rencor, renuncio a seguir guardando el dolor en mí.
Segundo paso, debes renunciar a los espíritus atormentadores de la mente y el alma. La herida abierta da lugar al diablo para que te atormente con pensamientos de tortura mental. Él susurra por medio de pensamientos, porque es un espíritu, ideas de acusación de recuerdo de lo que te hicieron, para que no solo no olvides sino que te llenes de resentimiento. Por eso en el momento de renunciar a la falta de perdón, debes renunciar a los espíritus atormentadores y echarlos fuera de tu vida para siempre, en el Nombre de Jesús.
Los hechos del pasado, para el alma están bien presentes. No hay tiempo para el alma, y esto tiene que ser bien tenido en cuenta porque lo que sucedió hace 40 años puede seguirte afectando hoy con la misma intensidad. Por eso es importante volver allí y renunciar. Con estas dos renuncias, estás declarándote libre del dominio de esa herida y de los espíritus que la dominan a ella.
Tercer paso : aceptar la obra sanadora de Jesucristo en la cruz. El Señor con su llaga nos curó. La espantosa llaga del Señor, el menosprecio que sufrió, y el rechazo que sufrió, los sufrió para que tú no tengas que sufrirlos más. Él se llevó todo dolor en la cruz por ti, para que seas libre para siempre. El ladrón vino para ... destruir, pero el Señor vino para darnos vida, para reconstruir el diseño que Él creó en el cielo para ti. La medicina sobre la llaga es la que el Señor ganó a través de Su llaga : "Por Su llaga hemos sido curados" dice el libro de Isaías. El Espíritu Santo vino al corazón de los creyentes para hacer una obra. Él es el Consolador, alguien que consuela el dolor y venda nuestras heridas. El derrama un bálsamo sobre nuestra herida y nos llena el vacío que aquella herida causó. Entonces la oración nuestra debe ser de aceptación : "Señor acepto que tú me has sanado a través de tu obra en la cruz del calvario. Creo y acepto que solo Tú eres poderoso para sanarme y hacerme libre de esta atadura, en el Nombre de Jesús." Déjate guiar por el Espíritu Santo. Él te guiará a recibir lo que estás necesitando en Él. Luego Él vendará la herida y ésta cicatrizará.
Cuarto paso : Cuida lo que llena tu vida. La Palabra de Dios y la predicación de ella a través de Sus siervos es fundamental para que el vacío que dejó la limpieza, sea llenado con un buen alimento que renueve nuestra mente día a día.
Cuida lo que escuchas. Lo que lees, lo que ves. Estamos bombardeados de películas y diversiones con mensajes que no vienen de Dios tales como : haz las cosas a tu manera, sigue tus sentimientos, si estás enojado, pues es justo que te deprimas o que te vengues. ¡Ojo! Detrás de estas ideas está Satanás, queriendo destruir la imagen correcta del hombre que Él creó y que Él redimió para que vuelva a ser a Su semejanza, como al principio.
La sanidad interior es posible. Si aún después de haber leído este devocional sientes que necesitas saber más, busca ayuda en gente espiritual, en una iglesia bíblica donde oren por ti, y serás fortalecido y confortado.
No temas, este problema también tiene solución ... con la ayuda de Dios.

martes, 9 de abril de 2013

TEMORES QUE ATAN

No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día.
Sal. 91:5

Hay muchas personas atacadas por temores hoy día. El temor es un arma poderosa en manos de nuestro enemigo, y nos deja congelados.
El temor puede transformar a una persona talentosa en alguien vacío de ideas, a una persona fuerte en un gusano tembloroso, a alguien lleno de poder, en un pusilánime, incapaz de usarlo.
Imaginémonos lo contradictorio de la situación : imaginemos a alguien muy poderoso, pero que no cree en su poder, sino en cómo se siente: pequeño e incapaz frente a la vida.
Esa persona ya está anulando todo lo que puede hacer. Porque puede, pero no lo sabe. Su debilidad es el miedo.
El temor destruye. ¿No nos dijo ya el Señor Jesús mismo : "el ladrón viene para ... destruir"?
Pero para aquellos que han elegido por voluntad propia vivir "bajo la sombra del Altísimo", y que llaman al Señor : mi Castillo, mi Dios en quien confiaré, el temor aunque venga queriendo atacarle, no será efectivo.
¿Por qué? Porque quien ha puesto en Dios su confianza, tiene la promesa de que no es necesario temer, pues Él cuida de nosotros.
Mucha gente pierde el sueño atacada por temores nocturnos. Estos son espíritus de temor que vienen para impedir que vivamos en paz y desarrollemos el motivo por el cual estamos en el mundo.
Pero el creyente reconoce la artimaña y resiste al temor, echando toda preocupación en la oración, confiando que Dios contesta, que el Padre está escuchando y atento a lo que sus hijos piden.
"El temor del hombre pondrá lazo", dice un proverbio, "pero el que confía en el Señor será levantado" (Pr. 29:25)
¿Te imaginas la acción opuesta al estar temeroso? El temor nos hunde, nos destruye. La confianza en Dios nos levanta, nos pone alas, nos muestra quienes somos con Él.
No en vano la frase : "No temas" aparece tantas veces en la Biblia. Es una frase que el Señor repite cada vez que se encuentra con alguien.
"No temas, hijo", "No temas, solo confía".
Esto es : No escuches los temores que te asedian. No les hagas caso. Solo ponlo en Mí, que Yo llevo tus cargas. Solo pregúntame a Mí cuál es la salida, porque Yo la sé. Solo pídeme a Mí, y eso que has temido nunca sucederá.
El salmo 91 es un alimento diario para librarnos para siempre del sentimiento de temor.
Nada malo sucederá a quienes ponen diariamente su confianza en el Señor y sus cargas en Sus Manos.
Podemos vivir seguros en un mundo inseguro.

Oración : Padre, hasta hoy he vivido con inseguridades y temores. Éstos me han dominado y han manejado toda mi vida. Pero hoy quiero decidir por voluntad propia, venir a refugiarme bajo tus Alas, un lugar que es completamente seguro, donde el mal no llega, porque hay un muro alrededor que eres Tú, Señor.
Vengo bajo tus alas y quiero aprender a vivir allí. Tú eres mi Castillo fuerte. Tú eres un gran Muro alrededor de mí. Gracias porque Tú prometes que puedo confiar en Ti, que Tú eres confiable y que es verdad que cumples con esta Palabra de protección. Te entrego todas mis preocupaciones y mis cargas hoy, Señor y me refugio para siempre en Ti. En el Nombre de Jesús. Amén.

lunes, 8 de abril de 2013

REDES QUE NOS RETIENEN

 
Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.
Mateo 4:20

 
Si deseamos recibir lo mejor de Dios, será un requisito fundamental que estemos dispuestos a aceptar sus proposiciones.
Esto requiere plena confianza. Nadie que piense que lo que él tiene es mejor que lo que otro tiene para ofrecer aceptaría un cambio.
Muchas veces y en muchas cosas necesitamos cambiar, pero el cambio más importante y que nos llevará a disfrutar de lo que el Señor nos quiere dar en plenitud y con creces es la aceptación.
Aunque obedezcamos en forma externa, aunque hagamos lo que es correcto porque sabemos que tenemos que hacerlo, aunque caminemos por el sendero que hay que caminar porque es nuestro deber, si no creemos que por ese lado el Señor tenga algo bueno para ofrecernos, no obtendremos mucho.
Si en el fondo no tenemos fe, eso obstaculiza que disfrutemos de Su Presencia y que Él pueda bendecirnos.
El primer paso es, entonces, abrir el corazón para aceptar lo que Él nos está proponiendo, aunque esto nos lleve a una aparente renunciación a los planes que teníamos.
Esos planes nos parecen a nosotros lo máximo, lo más genial que pudiera ocurrirnos.
Sin embargo, aunque sean geniales, nunca serán más geniales que los que el Creador de la genialidad tendrá.
Él nos quiere dar las peticiones de nuestro corazón, pero tiene otros caminos, tiene los Suyos, que no se pueden equivocar.
A partir del momento en el que aceptamos esto, aunque no sea algo que se pueda ver, solo entre Él y nosotros, se abre la puerta de la Bendición, de la Gran Bendición de la Gracia, que no podía venir sobre un corazón que limita a Dios.
Estamos tan aferrados en este mundo a la ciencia, a lo que podemos explicar con lógica que, cuando Dios nos dice que Él sacará agua del desierto y que hará llover donde nunca había llovido, no le creemos.
Pero si Él lo dice, si Él te lo prometió específicamente a ti, es porque Él es capaz de hacerlo. Y no solo es capaz, sino que lo quiere hacer contigo concretamente.
Los retrasos en recibir lo que anhelamos no están en el corazón de Dios, sino en nuestro rechazo a aceptar sus Métodos.
Él estableció que para conocer las leyes del Reino hay que "entrar por la puerta". No hay otra manera.
Nos parece tonto, nos parece una idea infantil, pero quien no entra por esa puerta, no entrará por la ventana ni por el murito de al lado. Es una ley, una condición indispensable.
Eso pasa en todos los órdenes de la vida.
Si Dios me ordena ir por un camino que a mí me parece de apariencia tosca, es porque el saca de lo tosco agua viva, y se complace en transformar los desiertos en oasis. Y si yo no pongo fe en lo que Él me dijo, entonces no puedo alcanzar la bendición.
Porque la bendición no se alcanza porque todo parezca favorable, se alcanza porque, si creo, Dios me da Su Regalo, así de simple. Y Él puede darlo tanto en las playas doradas del balneario más hermoso del mundo, como en el desierto del Sahara, o en América Latina.
Dios no está limitado.
El es el Rey, con mayúscula, el Vencedor.
Y el Dueño de todo.
¿Lo creo? ¿Le creo a Él?
Pues entonces obedeceré, no porque hay que hacerlo, no porque es mi deber, sino porque confío en que Él eligió un camino espléndido, donde Él es el Gran Guía. Un camino de sorpresas agradables, de milagros, de alegrías y esperanza.
Un camino que yo no podría haber creado por más imaginación que tuviera, porque las apariencias engañan.

viernes, 29 de marzo de 2013

El Amor Fiel de un Padre

Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a Su Hijo unigénito,
para que todo Aquel que en Él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.
Juan 3:16

La medida del amor de alguien, no la vemos en cuán lindo nos habla, ni en la ternura que puede llegar a poner en los gestos que nos hace. La medida del amor que alguien nos tiene se ve en los hechos.
Dios se nos dio a conocer como el Padre, a partir del momento en que el Hijo encarnó y nos lo reveló,pues antes de que sucedieran los hechos que nos relata el nuevo testamento, se conocía a Dios como el Creador, pero no en sus características de Padre.
Ahora bien, ese Padre, que es Dios, nos mostró cuánto nos amaba, en el momento en que Su propio Hijo fue crucificado en una cruz cruel y sangrienta.
La reconciliación con Dios y la adopción de nosotros como hijos Suyos era deseada por Dios Padre. Él anhelaba la comunión contigo y conmigo, pero ... el pecado estaba en el medio, separándonos. Y había una sola manera de revertir esa situación : por medio del derramamiento de sangre, ya que en la sangre está la vida.
Pero no bastaba la sangre de un cordero, ya que su sacrificio era limitado (ver en el antiguo testamento, cuando se sacrificaban corderos para cubrir los pecados). Para una reconciliación completa Dios sabía que se necesitaba otro Cordero, y ese Cordero fue Su propio Hijo, el Mesías esperado.
¿Quién ofrecería para ayudar a otros, la vida de su propio hijo?
¿Qué hijo sería tan obediente como para obedecer ese mandato de parte de su padre?
Seguramente ninguno de nosotros. Sin embargo Dios sabía que ese era el único precio . . . para reconciliarte consigo, para reconciliarme consigo.
Y lo pagó.
¿No es ésa una demostración de cuánto Dios te ama? ¿No le costó caro el que hoy le puedas llamar "Padre"?
Él merece todo nuestro corazón, no una parte. Él merece toda nuestra adoración, nuestro amor, nuestras palabras de reconocimiento, nuestra gratitud !!
Una vida rendida a Sus pies, en realidad es todo lo que tenemos para ofrecer como respuesta a lo que Él hizo por nosotros.
Por eso, seamos agradecidos con Él, démosle lugar en nuestro corazón. Abrámosle la puerta de nuestra vida para que Él sea nuestro Rey.
Todo otro rey menor no merece nuestra adoración, pero Él sí, pues pagó el precio, y así demostró Su Gran Amor.
Dios es fiel, es un Dios que cuando hace un pacto, lo cumple, pues para Él es sagrada Su Palabra.
Pero este pacto de rescatar al hombre le costó un precio altísimo, le costó un dolor profundísimo. Y aunque es cierto que hoy Su Hijo está resucitado y vivo, lo cierto es que no debemos nunca olvidar lo que fue capaz de hacer para que nosotros también fuésemos partícipes de Sus bendiciones.
Precioso Señor, no hay otro como Él. Precioso y Santo Padre, no hay padre tan fiel como Tú, tan Amoroso y que no falla jamás. Precioso Espíritu Santo, gracias por tu fidelidad, por venir a vivir en el corazón de quienes creen en Jesús. Bendito Dios, gracias por ese sacrificio, por tu fidelidad, por cumplir siempre Tus Promesas, cueste el precio que cueste... siempre.

lunes, 25 de febrero de 2013

LA VERDADERA SABIDURÍA




 
 
Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
y que obtiene la inteligencia,
porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
y sus frutos más que el oro fino.
Largura de días está en su mano derecha:
en su izquierda, riquezas y honra.
Proverbios 3:13,14 y 16



Antes que nada, qué es la sabiduría? ... o mejor dicho... ¿Quién? La sabiduría encarnada es Jesucristo. Proverbios 8 nos muestra a la sabiduría clamando, llamando. Es Jesucristo que llama. Es El la sabiduría que acompañaba al Padre al crear el mundo. Nadie puede ser inteligente sin conocer a Jesucristo. Pero aún para conocerle se necesita la obra y la ayuda de Dios. Cierto, se le conoce en la historia. El Jesús histórico es conocido, pero muchas veces malinterpertado o tergiversado. El único Jesucristo verdadero es el que describen los apóstoles en el nuevo testamento. Acercándonos a El, podremos comprender muchos de los misterios que hasta ahora no hemos entendido de por qué el mundo está como está y cómo podemos cambiar. El es "el" camino. Gracias al sacrificio de su cruz, tenemos acceso a reconciliarnos con Dios. El Amor del Padre nos llama a través de la cruz : "Reconcíliate conmigo, reconcíliate conmigo". Es el llamado del amor. La cruz fue el pago por tus deudas. La deuda está saldada. Puedes venir con confianza a cobijarte bajo las alas de la gracia y del perdón del Padre Dios a través de Su Hijo Jesucristo. Sin El no habría Redención para tu alma, para tu vida. El se ofreció voluntariamente para que el castigo del pecado cayera sobre Él. Ahora la deuda está pagada. Ven, hijo, hija. Ven a tu Padre que te ama. En El encontrarás perdón, Gracia, nuevo comienzo... bendición y no maldición. En El está la protección eterna. Te puedes escapar de tu pasado... en los brazos del Padre Celestial.
Oración : Padre, vengo a Ti por medio del sacrificio de Jesucristo, tu Hijo, en la cruz. Creo que El murió en mi lugar y quiero aceptar esa reconciliación que me ofreces, Dios. Eres Amor y me estás invitando gratuitamente, qué bueno eres! Reconozco mis pecados y que he vivido lejos de ti. A veces he creído que estaba cerca de Ti, pero nunca he recibido la salvación de Jesús antes. Hoy quiero hacerlo, ya que sin reconocerlo no hay salvación posible. Reconozco también que Jesús murió por mí, para reconciliarme a mí y le acepto como mi Unico y suficiente Salvador. Gracias Padre por recibirme en Tu familia, en la familia de los salvados, y hacerme tu hijo, tu hija. En el Nombre de Jesús. Amén.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Lluvias temprana y tardía

Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy ...
yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía;
Deuteronomio 11 : 13-14 .

La promesa nos alienta a seguir obedeciendo. Para quien decide hacerle caso a Dios, hay grandes promesas.
Dios no es escaso ni mezquino, al recompensar a los suyos. Basta un acto de fe, de confianza en Él, que está deseando bendecirnos, para que se manifieste su provisión abundante, Su gracia infinita. Dios es un Dios bueno, un Padre lleno de Amor que siempre está atento a lo que sus hijos necesitan.
Así, en ese deseo de Su Corazón Paternal, Él nos pone las guías específicas por medio de las cuales podremos alcanzar Sus Bendiciones. La Biblia está llena de "señales para el camino", para que no nos equivoquemos en nuestro andar y no nos perdamos lo bueno que Él desea darnos. A aquel que pone confianza en la Guía de su Buen Padre, le irá bien. ¿Por qué? Veamos que el dolor de nuestro Dios es justamente que el hombre se apartó, "cada cual por su propio camino", sin tenerle en cuenta, sin considerar lo que Él pensaba al respecto. Ahora, ¿por qué el hombre no considera lo que Dios piensa al respecto? Porque no le cree. El hombre perdió en el Edén, la capacidad de confiar en su Creador, de confiarle su vida y de estar seguro en Sus Brazos.
Pero no permitamos que esto nos engañe. A través de Su Amado Hijo, el cual sufrió en la cruz para reconciliarnos con el Padre, nosotros tenemos acceso a esa confianza. Podemos recuperar la fe del primer Adán antes de la caída, gracias al segundo Adán : Jesucristo.
No nos perdamos, pues, esa bendición. No permitamos que se nos engañe haciéndonos creer que la vida cristiana es una religión, un conjunto de ordenanzas para agradar a Dios.
En realidad, el que las cumplamos agrada a Dios, pero es porque Él en Su Corazón Generoso y bueno, las creó para hacernos un bien, para podernos dar el fin que esperamos, el deseo de nuestro corazón.
Así que cada vez que te desalienten las circunstancias, o la palabra de alguien, o las apariencias que indican que no se cumplirá la bendición que Dios te prometió, no lo permitas.
Aférrate a la promesa inviolable de Aquel que no puede mentir.
Él cumple lo que prometió ... ¿cuántas veces? ... SIEMPRE.
Así que tú tranquilo, confiado, en reposo. NO hay tal cosa como promesas no cumplidas, o "cambios de último momento" de la parte de tu Buen Padre.
Él sabe lo que hace y Él te promete, la lluvia temprana y la tardía.
¿Por qué dos lluvias?
La temprana, es la primera lluvia, la que permite brotar las semillas que se han sembrado. Pero no representan la cosecha.
Cuando una planta brota, el labrador está contento, pues al menos ya sabe que la semilla era buena, y se llena de esperanza.
Luego la planta sigue creciendo, pero la lluvia tardía es la que da el empujón final a la cosecha.
Al principio, cuando empiezas a obedecer, porque confiaste en Dios y en lo que te prometió, empezarás a ver los primeros signos del fruto de tu obediencia a Él. Son Sus señales, para que te alientes y continúes. Pero quizás venga otro momento después, en el que parece que todo queda estancado.
No es como volver atrás, no es que la planta se murió, o que se marchitó. Simplemente la bendición queda como establecida con ciertos límites.
Eso puede desalentar a quien esperaba el cumplimiento de grandes cosas. Pero no es el final.
Porque aún tienes que ver los frutos de la lluvia tardía. Si la temprana apareció, la promesa te indica que también llegará la tardía, la que le da un último empujón a los frutos para que maduren y los puedas cosechar.
No te desalientes entonces. No andes escuchando voces negativas al respecto.
Dios nos promete las dos lluvias.
Vuelve al Libro de las Promesas de Dios, ábrelo y subraya la promesa que Él te hizo en el momento en que clamaste a Él.
Repítela en voz alta, poniendo confianza en Aquel que te la dio.
¿Crees en Su Fidelidad?
¿Sabes que esa Fidelidad está firmada con Su sangre?
¿Piensas que un juramento con Su sangre podría fallarte?
Dile a la incredulidad que se calle, que estás cansado de oír sus quejas. Que ahora no le harás más caso, porque has tomado la firme decisión de creerle a tu Dios.