Yo soy
el que borro tus rebeliones por amor de Mí mismo, y no me acordaré de tus
pecados. Isaias 43:25
Si hay
una realidad que todo cristiano debería recordar al abrir los ojos por la
mañana es ésta: Sus pecados YA han sido perdonados.
Cuando
uno se despierta por las mañanas, muchas ideas vienen a la mente : ideas
propias, ideas de otros, cosas que pasaron ayer, cosas para hacer hoy, viejas estructuras que hemos adquirido, etc.
Entonces,
en el momento de acercarnos a Dios para conversar con Él o para adorarle, si no
tenemos cuidado, esas ideas ocuparán un lugar importante y formarán una pared
que nos impedirá disfrutar de Su Compañía y de estar atentos a lo que él quiera
decirnos.
Si has
recibido a Jesucristo como tu Salvador y Señor, entonces, desde ese momento Dios te hizo propietario de
los títulos : “Redimido”, “hermano de Jesús”, “coheredero con Cristo”, “Inocente”,
“Sin culpa”, “nueva creación” (nuevo hijo creado por Dios), y muchos más.
No
tienes que andarte sintiendo culpable por la vida por cosas que YA han sido
borradas.
En 2 Co.
5 : 17, se nos informa que “las cosas viejas pasaron” y esto no solo se refiere
a los errores que hayamos cometido antes de conocer a Jesús, sino a los que
podemos cometer en cualquier momento. La consigna es : Vive siguiendo las
normas de la vida abundante, pero si cometes un error, arrepiéntete, confía en que
has sido perdonado CONTINÚA CAMINANDO. Esto
no significa que podamos tomar el estilo de vida de “no importa lo que haga,
total será perdonado”, sino que la idea es bien otra : Que tenemos acceso a un nivel superior de vida, a un estilo
superior al que llevábamos antes y aún al que llevamos hoy, pues siempre
estaremos creciendo y superándonos.
Jesús
vino para que tengamos vida y para que la tengamos en abundancia. Él mismo lo
dice en el evangelio de Juan, cap 10, verso 10. Y a esa vida solo se accede por
la fe en Él, caminando con Él, oyendo Su voz y creyendo y confiando.
La
confianza es fundamental.
Ahora
bien, no puedo tener confianza si pienso que mi Padre Celestial está midiendo
cada una de mis equivocaciones, y poniéndolas en una balanza. Esto es contrario
a la GRACIA.
Desde
el momento en que recibí la salvación, entré en la vida de la GRACIA, en una
vida donde es cierto que fui perdonado, y que mis pecados fueron echados al
fondo del mar. (Miqueas 7:19).
Esto no
es una posibilidad. No es algo que podría suceder si yo actuara mejor. No es
algo que quizás suceda si alcanzo la perfección o si hago “lo que puedo”. Es un
hecho. Un hecho en el cual mi única participación es la fe en los méritos y la
perfección de la vida perfecta que Jesús llevó en la tierra para TOMAR MI LUGAR
Y PAGAR POR MÍ.
No hay
nada que yo pueda agregar al respecto.
Es
bueno entrar en el reposo de ser un hijo engendrado de Dios. Es bueno confiar
que Él hizo todo por mí porque yo no podía, y recibir en mi corazón Su GRACIA.
Es
bueno, luego, poder hablar con Él como mi Padre. Echar todas mis preocupaciones
sobre Él y recibir Sus indiaciones para una vida abundante.
La vida
abundante está al alcance de cualquiera. Muchas veces en el nuevo testamento,
Jesús nos alienta usando la palabra “cualquiera”, o “alguno”. Por ejemplo : “Si
alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (Juan7:37).
No se
necesita ser un religioso, o estar en determinada iglesia para venir a Jesús,
presentarle nuestro corazón sediento y permitirle llenarlo con Su perdón, y Su
Plan perfecto para nosotros.
No se
necesita tener grandes conocimientos, haber hecho muchos méritos personales, ni
siquiera ser socialmente buena persona.
Solo se
necesita sed. Sed de paz. Sed de satisfacción personal. Sed de la verdad. Sed
de perdón. Sed de ser recibido como hijo.
Y Él
promete que responderá.
“Llamad
y se os abrirá” Mateo 7:7
“ … al
que a Mí viene, no le echo fuera. “ Juan 6:37
Presta
atención en el Nuevo Testamento, a cuántas veces el Señor llama a “cualquiera”,
a “alguno” y a “todo aquel que”.
Te
sorprenderás de cuán abierto es su llamado. NO hace distinción de personas. Sin
embargo requiere que ese “cualquiera” tenga fe (Marcos 11:22 y 23), “alguno”
tenga sed (Juan 7:37), y que “todo aquel” pida (Mateo 7:7), por poner algunos
ejemplos.
El
Espíritu Santo viene al corazón de la persona que reciba a Jesús. (Efesios
1:13)
Y el
Espíritu Santo llena el corazón del creyente con el Amor de un Padre que no nos
olvida nunca.
Por eso
es que necesitamos tener presentes las verdades de la redención.
Cuando
tú YA has recibido la GRACIA en tu vida, no puedes despertar por las mañanas
recordando algún error que has cometido. Más bien debes recordar que, si estás
viviendo bajo la dirección del Maestro, solo necesitas saber que YA fuiste
redimido. Si hay pecado en tu vida, solo necesitas arrepentirte, y seguir
caminando.
Y sin
son otros errores los que te atormentan, errores del pasado que no puedes
corregir, DEBES olvidarlos entregándoselos a Dios, Quien es el Único que puede
arreglar las consecuencias.
Solo
así, con la conciencia plena de que somos verdaderos hijos adoptados por Su
Gracia, podemos venir ante Su Presencia con alegría, con pleno agradecimiento.
Llenos de razones para adorarle, y también con un corazón confiado de hijos que
esperan recibir algo del Señor en ese contacto.
Cada
vez que nos presentamos delante Suyo en
esas condiciones, saldremos llenos de Él, y seguros de Su Guía.
No hay
otra manera de vivir más sorprendente y
llena de satisfacción.