jueves, 5 de agosto de 2010

Avanzando hacia lo nuevo

"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que esta delante, prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús" Filpenses 3:13 y 14 versión 1909
Señor, se que tienes nuevas cosas para mí.
En lugar de aferrarme a hermosas experiencias pasadas, válidas y edificantes, no debo quedarme allí, sino que Tú me llamas a avanzar.
Dios es un Dios de sorpresas. No olvidemos que "cosas que ojo no vió ni oído oyó, son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman". Mucha gente pasa la vida pensando que solo aquí está "todo" lo deseable. Que no puede haber cosas deseables en otra dimensión, como el cielo, y se lo imaginan como un lugar aburrido, blanco, lleno de nubes, sin ninguna creatividad. Y por eso no buscan ganar ningún premio celeste, y se contentan con las migajas que caen aquí en la tierra. Es que no han comprendido que Dios es creativo. Dios siempre nos sorprende con cosas que no hemos pensado, que no estaban en nuestra mente y nuestro pensamiento antes de que sucedieran. La puerta que se abrió a último momento. La provisión que llego cuando ya pensaba que no llegaría. La palabra justa en el lugar y tiempo apropiados, nunca antes del exacto tiempo en que habríamos de necesitarla. Dios nos sorprende. Con personas que no esperábamos conocer, con mensajes que no pensábamos escuchar. Siempre es así.
Por eso con las cosas celestes pasa igual. Lo limitamos a Dios.
El mensaje de ayer que tanto nos impactó, queremos atesorarlo, como Israel hacía con el maná de ayer, para que no se nos escurra del espíritu, y pensamos que para hoy también servirá. pero no pasa así con Dios.
El mensaje de ayer sirve como cimiento para el mensaje de hoy. No es que lo voy a dejar caer como inútil o menospreciable con respecto al de hoy. Nada de eso. Simplemente esperaré que hoy haya algo nuevo, pues Dios no se queda estancado en cosas pasadas. Dios siempre tiene más.
Es por esa razón que quedaremos sorprendidos al llegar al cielo, pues hay PREMIOS REALES para aquellos que los han ganado. Premios que consideraremos como premios. Nos daremos cuenta que valían la pena cuando lleguemos allá. Y ojalá que vivamos de la manera adecuada aquí para ganarlos cuando el momento de recibirlos llegue. Si no, pues lloraremos por haber puesto la mira en las cosas y ganancias terrenales.
Eso no quiere decir que no ganemos nada aquí. Pero busquemos primeramente el Reino de Dios y Su Justicia y todo lo que necesitemos aquí nos será añadido. Todo. La provisión para aquí está toda concedida, solo pongamos la prioridad en las cosas del Reino.
Al mismo tiempo no tengamos la vista tan corta que vivamos pensando que el premio esta aquí en esta vida. Hay más. Hay premios celestiales así como terrenales. Hay quienes ganan muchos premios celestes y quedan contentos con ello, se deleitan pensando en lo que les será concedido. Hay quienes se deleitan en los premios de la tierra, pero Jesús dijo que no nos quedemos solo con las maravillas que podemos hacer en la tierra. Que busquemos las verdaderas riquezas, los verdaderos tesoros, que no están aquí abajo.
Solo cuando descubro que lo terrenal es pasajero, puedo encontrar satisfacción verdadera en Jesús.
Atención, esto no quiere decir que dejemos de amar a nuestro cónyuge, nuestra familia, los hermanos y amigos. Pero teniendo como primera persona a Jesucristo, deleitándome en que estaré con El por la eternidad, gozándome en la Ciudad Celestial y las cosas que no se pueden ver aún, pero que ciertamente vendrán, podré tener otra óptica y otra tolerancia, para amar mejor a los demás, para reflejar el mismo amor que El es.
El cielo existe. Es un lugar tan real como la tierra. Pero con los cinco sentidos no lo podemos ver. Eso es todo.
Por eso aceptemos las nuevas batallas que Dios nos presenta en este momento. Aceptemos que hay más allá dentro del mismo enfoque de la Palabra de Dios.
Los científicos nunca terminan de estudiar la creación. ¿Por qué? Porque sus secretos y leyes son infinitos. Dios creó todo con sabiduría y es maravilloso. Cuando decimos sabiduría ni se nos ocurre pensar en la profundidad de Su Consejo. En cada detalle de este mundo que ha sido minuiciosamente preparado. Por eso cuando pensamos en nuestra vida y dudamos de Su Provisión simplemente lo estamos limitando, pues El tiene caminos infinitos para proveernos de todo lo que pudiéramos necesitar. Solo necesitamos confiar para tener paz, ya que la provisión llegará, no tengo que preocuparme. No sirve de nada.
Ahora piensa que así pasa en lo espiritual. Dejando lo que queda atrás, es decir lo que aprendí ayer, el maná de ayer, prosigo buscando el maná de hoy. Sigo creciendo, no me quedo con lo de ayer. No sirve estancarse en el ayer. Fue bueno ayer, pero hoy puede que no me alimente.
El bebé come papillas y le son suficientes. Pero si en tanto adolescente o adulto pretendo comer las mismas papillas, seguro que terminaré desnutrido.
Dios quiere que avancemos. En todo aspecto de nuestra vida, Dios quiere que avancemos. Sin despreciar lo pasado, sino simplemente dejándolo atrás, para alcanzar lo que viene. Deja que Dios te sorprenda. Permítele sorprenderte y abre tu mente a la Palabra que hoy tiene para ti.