martes, 3 de julio de 2012

Vasos rotos

El domingo escuché en la iglesia un hermoso mensaje, que deseo compartir con vosotros.
Se habló de una vasija que en manos del alfarero fue deshecha y luego el alfarero la tomó en pedazos y con ese barro fresco y maleable, dio forma a otra vasija, como él quiso.
Tomando esa lectura del libro de Jeremías, el pastor explicó que nuestra vida sin la Presencia de Dios está rota. Muchas veces creemos que podemos arreglárnolas por nuestros medios, sin El, para solucionar nuestras cosas, pero el hecho es que no logramos funcionar, no conseguimos resultados exitosos.
El que logra éxito material, pronto descubre que eso no le satisface, y aunque compre más y más cosas, sin la paz interior siente un profundo vacío.
El que logra afectivamente todo lo que deseaba, finalmente también le encuentra defectos, o descubre muy a su pesar que algo en su interior es tan rebelde que no le permite disfrutarlo.
Otros destruyen relaciones, sin comprender cómo es que no pueden controlar su mal carácter.
Otros tienen una espina clavada : su  pasado, que aunque tratan de no pensar en él siempre vuelve.
El hecho es que sin Dios es nuestras vidas, somos como la vasija rota : no servimos para mucho. Pero cuando el Divino Alfarero interviene, cuando le permitimos intervenir en nuestras vidas, El puede hacer el milagro de cambiar a nuestro peor enemigo : nosotros mismos.
El es el Unico que tiene ese poder, e intentar negarlo, es quedar condenados a más y más fracasos.
Dios respeta la voluntad. Solo nosotros podemos elegir, pero debemos elegirlo a El para que nos cambie y nos transforme, para que nos dé la forma que El quiera, una buena forma, una forma agradable y útil.
Luego de dar forma a la vasija o vaso, el Alfarero tiene que meterla en el horno. Aunque haya logrado darnos forma, le queda otra cosa : cocer  la vasija. Una vasija no cocida se  quebraría con un poco de humedad, no serviría para que dentro de ella se pueda poner ningún líquido, y mucho menos una flor, si ése fuera el uso deseado. Así que la vasija formada tiene que pasar por el horno.
Y ¿qué simboliza ese horno?
Es la prueba de la fe. La fe es mucho más preciosa que el oro y Dios desea que sea grabada a fuego en nuestra vida, para que seamos exitosos en lo que El ha preparado.
¿En qué etapa estás?
¿Tu vida está rota? Entrégasela a Dios, que El la arreglará.
¿Estás en el horno de la prueba? Mira, no a la prueba, sino a la promesa que Dios te dio, y solo así "pasarás" por el horno sin que te quemes.
Dios quiere hacer una obra contigo, no es casual lo que estás pasando. Confía en El, poniéndote en Sus Manos. Suelta tu  problema y déjalo en Sus Manos.
Entrega tu corazón a El y mira por Sus Caminos y no serás defraudado.