sábado, 1 de diciembre de 2012

Cambiando


De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere,
Él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva. Juan 12:24

El grano de trigo cuando cae en la tierra y recibe el contacto del agua, a la temperatura adecuada,
 empieza a hincharse, hasta que la cubierta, llamada tegumento, se rompe y el brote  emerge.
 A este proceso el Señor le llamó "muerte", porque se acaba la vida en forma de semilla, pero empieza la vida en forma de planta.
Si miramos con atención en la naturaleza encontraremos también otra figura : el gusano entra en el capullo y pasa a ser crisálida : es su estado de muerte aparente, para dar lugar a la formación de la mariposa.
Sin ese pasaje por el estado de crisálida nunca habría mariposas.
El Señor también tuvo que pasar por la misma muerte de su cuerpo físico, y la separación de su comunión con el Padre en la cruz, la muerte más cruel de todas. Pero a partir de ese pasaje, su cuerpo fue glorificado y dio mucho fruto. Por el pasaje de esa muerte dolorosa, su vida que era ya
bendecida, dio el fruto de muchos bendecidos y también multiplicó su gloria infinitamente.

No temamos la rotura de nuestra cáscara, porque el final es mejor que el comienzo.

Ivy Baker Priest dijo una vez una frase muy sabia  :

El mundo es redondo, y el lugar que puede parecer el final, puede ser también el principio.

La planta de trigo es más próspera cuando da muchos granos de trigo que al principio, cuando no tenía sino uno solo : sí mismo.

Cuando permitimos que Dios nos transforme por medio de Su Palabra, el agua que hace que la nueva naturaleza se desarrolle, rompiendo nuestra cáscara, es decir nuestra forma anterior, entonces damos mucho fruto. Entonces bendeciremos a muchos y seremos bendecidos cada vez más.
De eso se trata la "muerte" del grano de trigo : de la transformación de semilla en planta fructífera. Menos de mí y más de El en mí.
Menos de mis ideas, y más de Sus ideas en mi vida.

Sin embargo el mero contacto con el agua no será suficiente si la temperatura ambiente no es adecuada según cada semilla. Por eso también Dios aplicará las situaciones
perfectas para irnos llevando a la experiencia de "romper la cáscara".
No se rompe por sí sola, sino cuando el brote se ha hinchado al tamaño exacto, según cada semilla.

A veces pensamos que las experiencias por las que pasamos son injustas respecto de alguien más. Pero Dios no hace acepción de personas. Deberé pasar por aquellas que sean las apropiadas para mí, ya que la semilla de haba no requiere de la misma temperatura que la de maíz por ejemplo. Cada persona es distinta a otra.
Aunque todos somos semillas, no todos nos transformaremos en la misma planta.
Pero de una cosa puedes estar seguro : el estado posterior es mejor que el primero.

La majestuosidad de la mariposa no puede compararse a la inferior situación del gusano.

 La cosecha de cientos de granos de trigo, es infinitamente más loable que la colecta de uno solo.

 La gloria inmarcesible de nuestro Señor, es, no solo mayor que la que manifestó en la tierra encarnado como hombre, sino muchísimo mayor que la que ya poseía antes de la fundación del mundo.

 La recompensa que Dios mismo cosechará al final de los tiempos es infinitamente más gloriosa que la que hubiera obtenido si la cruz no hubiese existido.

El fin que Dios persigue al tratar contigo es más fructífero y glorioso que el primer camino, el que tú hubieras tomado, lleno de atajos probablemente, pero que
no te hubiera llevado jamás a cumplir tu verdadero destino.