sábado, 15 de marzo de 2014

CUMPLE TU MINISTERIO

". . . cumple tu ministerio." 2 Timoteo 4:5

Pocas cosas son tan importantes en la vida del cristiano, como la de cumplir con lo que Dios le ha encomendado.
Pasaremos una sola vez por aquí, el camino es corto, aunque cuando uno es joven parezca largo, y cuando menos lo esperemos, estaremos del otro lado.
Es así que no podemos darnos el lujo de que nada nos desaliente, de que nada nos haga perder el tiempo, porque cada minuto es precioso y pasa muy rápido. La distracción, la preocupación, la malinterpretación, quizás, sobre lo que otros hagan, pueden llegar a bloquearnos.
Éstas y otras armas serán usadas hacia nosotros, para distraernos, para hacernos perder el tiempo, para que perdamos la fe, para que nos desalentemos. Todo esto tiene otro fin : si te desalientas, perderás de vista lo que Dios te encomendó hacer, quizás dejarás de hacerlo completamente, perdido en el círculo laberíntico de tus pensamientos y preocupaciones.
No lo permitas. No dejes que el diablo te robe lo que Dios puso en tu corazón.
Él te llamó para grandes cosas. Cosas que tú ni imaginas, que quizás ni siquiera habías soñado cuando decidiste obedecer a Dios.
Pero Él es siempre bueno con sus hijos. Él siempre acude de alguna manera para alentarnos, para que no dejemos de hacer lo que debíamos estar haciendo, simplemente porque algo nos desalentó.
Confía en el Señor y ponte en Sus Manos amorosas y fieles. Porque Él nunca nos falla. Él sabe por qué te dio ese llamado.
Quizás nadie más lo sepa por el momento. Quizás ni tú mismo comprendas por qué te lo dio ... por el momento.
Pero Él sabe todas las cosas. Tienes que obedecerle pues le darás cuenta cuando el momento llegue.
Él preguntará :¿Qué hiciste, hijo mío, con el talento que te di?
La respuesta correcta no es : lo dejé dormir en un cajón. Esa no es la respuesta correcta. La respuesta correcta es : lo usé según me guiaste, Señor. Quizás no lo hice a la perfección. Quizás cometí muchos errores en el camino, pero puse mi corazón dispuesto para que mi don estuviera a tu servicio.
A ese siervo el Señor dirá : siéntate a mi mesa y recibe el premio, hijo mío. Has sido fiel en lo poco que te encargué en la tierra. Ahora te pondré sobre otros negocios más grandes que tú no imaginabas que existían, durante tu caminar por allí. Entra en el gozo de tu Señor.