martes, 16 de abril de 2013

CORAZONES QUEBRANTADOS

El Espíritu del Señor es sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres:
Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón;
Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista;
Para poner en libertad á los quebrantados:
Para predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19

La obra redentora del Señor Jesús, no se limitó a limpiarnos de nuestros pecados para llevarnos al cielo. Dentro de esa obra se encuentra la sanidad a los quebrantados de corazón.
Quebrantado es una palabra que significa fragmentado, roto, quebrado. Todos en alguna medida hemos sido heridos en la vida, y estas heridas han producido un quebrantamiento, un fragmentamiento de la personalidad que traíamos cuando Dios nos diseñó.
Además del germen del pecado, está la obra que el diablo hace en una persona por medio de heridas que van destruyendo su personalidad, y van haciéndole perder confianza en quién es, y finalmente, la deforman.
¿Con qué fin?
Destruir la obra de Dios ya es suficiente fin. Pero dentro de eso está el que nuestros dones no se desarrollen o lo hagan en forma incompleta.
Cuando una persona está quebrada, o quebrantada, toma la forma de quien no es en realidad de acuerdo al diseño perfecto que Dios lo creó.
Las heridas del alma no están solamente en aquellos que no conocen al Señor, sino también en aquellos creyentes nacidos de nuevo que al aceptar la salvación no comprendieron que ésta era eficaz en todas las áreas de su vida.
Ahora bien, quien está herido prefiere guardar esa herida muy dentro de sí mismo, sin mencionarla. Muchas veces prefiere no tenerla en cuenta, y trata de seguir su vida, olvidándola. El tema es que en realidad no está olvidada. Está solo escondida, y al no curarse, esa herida puede minar toda la vida de la persona que la tiene.
Es necesario primeramente enfrentarla. Reconocer que la herida está, y con la ayuda de Dios ir en la memoria hasta el momento en que ella ocurrió.
Quizás no haya una sola herida sino muchas, y necesitaremos la Gracia divina para poder reconocer que tenemos un problema que se originó en varios lugares. Comenzó en uno, pero continuó agrandándose en varias ocasiones.
El Señor vino para darnos libertad de toda atadura del pasado, para sanar a los quebrantados. ¿Nos damos cuenta? No son palabras dichas al azar o en metáfora. Se están refiriendo a cosas tangibles : una herida en el alma necesita ser limpiada, como toda herida, luego aplicamos la medicina adecuada, luego se cerrará y se curará. Llegará un momento en el que cicatrizará y entonces, anque sepamos lo que pasó, ya no nos afectará más, porque el tejido del alma habrá cicatrizado, y no puede doler.
Ahora bien, vamos a limpiar la herida. ¿Qué es? Es perdonar a quien nos hirió. Perdonar no es un sentimiento, sino una decisión.
El diablo está muy interesado en que yo no sea libre porque sabe que desde que yo perdone, la herida podrá cerrarse con la ayuda del Espíritu Santo.
Entonces, ¿cómo perdono? Tengo que venir delante del Señor en oración en voz alta y decirle : "Señor, hoy tomo la decisión de perdonar a tal y cual persona por lo que hicieron hacia mí. Renuncio a la falta de perdón, en el Nombre de Jesús, y estoy cubierto/a por la sangre de Cristo."
Es importante declararlo en voz alta para que el diablo sepa bien que renuncié. Al hacerlo, estoy limpiando mi herida de todo rencor, renuncio a seguir guardando el dolor en mí.
Segundo paso, debes renunciar a los espíritus atormentadores de la mente y el alma. La herida abierta da lugar al diablo para que te atormente con pensamientos de tortura mental. Él susurra por medio de pensamientos, porque es un espíritu, ideas de acusación de recuerdo de lo que te hicieron, para que no solo no olvides sino que te llenes de resentimiento. Por eso en el momento de renunciar a la falta de perdón, debes renunciar a los espíritus atormentadores y echarlos fuera de tu vida para siempre, en el Nombre de Jesús.
Los hechos del pasado, para el alma están bien presentes. No hay tiempo para el alma, y esto tiene que ser bien tenido en cuenta porque lo que sucedió hace 40 años puede seguirte afectando hoy con la misma intensidad. Por eso es importante volver allí y renunciar. Con estas dos renuncias, estás declarándote libre del dominio de esa herida y de los espíritus que la dominan a ella.
Tercer paso : aceptar la obra sanadora de Jesucristo en la cruz. El Señor con su llaga nos curó. La espantosa llaga del Señor, el menosprecio que sufrió, y el rechazo que sufrió, los sufrió para que tú no tengas que sufrirlos más. Él se llevó todo dolor en la cruz por ti, para que seas libre para siempre. El ladrón vino para ... destruir, pero el Señor vino para darnos vida, para reconstruir el diseño que Él creó en el cielo para ti. La medicina sobre la llaga es la que el Señor ganó a través de Su llaga : "Por Su llaga hemos sido curados" dice el libro de Isaías. El Espíritu Santo vino al corazón de los creyentes para hacer una obra. Él es el Consolador, alguien que consuela el dolor y venda nuestras heridas. El derrama un bálsamo sobre nuestra herida y nos llena el vacío que aquella herida causó. Entonces la oración nuestra debe ser de aceptación : "Señor acepto que tú me has sanado a través de tu obra en la cruz del calvario. Creo y acepto que solo Tú eres poderoso para sanarme y hacerme libre de esta atadura, en el Nombre de Jesús." Déjate guiar por el Espíritu Santo. Él te guiará a recibir lo que estás necesitando en Él. Luego Él vendará la herida y ésta cicatrizará.
Cuarto paso : Cuida lo que llena tu vida. La Palabra de Dios y la predicación de ella a través de Sus siervos es fundamental para que el vacío que dejó la limpieza, sea llenado con un buen alimento que renueve nuestra mente día a día.
Cuida lo que escuchas. Lo que lees, lo que ves. Estamos bombardeados de películas y diversiones con mensajes que no vienen de Dios tales como : haz las cosas a tu manera, sigue tus sentimientos, si estás enojado, pues es justo que te deprimas o que te vengues. ¡Ojo! Detrás de estas ideas está Satanás, queriendo destruir la imagen correcta del hombre que Él creó y que Él redimió para que vuelva a ser a Su semejanza, como al principio.
La sanidad interior es posible. Si aún después de haber leído este devocional sientes que necesitas saber más, busca ayuda en gente espiritual, en una iglesia bíblica donde oren por ti, y serás fortalecido y confortado.
No temas, este problema también tiene solución ... con la ayuda de Dios.