miércoles, 16 de junio de 2010

Porque mis caminos no son vuestros caminos

¿Cuáles son los caminos del Señor?
 Realmente no hay asunto que nos interese más, ya que si logramos andar en Sus Caminos, tendremos la victoria segura en todo lo que emprendamos : Dios no fracasa.
Pues bien, una primera guía es que los Caminos de Dios no pueden estar desligados de lo que dice Su Palabra. Su Palabra nos revela los pensamientos de Dios, Su forma de actuar y que es lo que El piensa.
"Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis." Jeremías 29 : 11
Primera conclusion, entonces: Dios tiene pensamientos buenos. Dios es bueno. Entonces Sus caminos no pueden tener ni una pizca de mal en ellos. Todo aquello que es bueno y que nos hace bien viene de El.
Segundo punto : Si sigo la forma de actuar de Dios, si le obedezco, me irá bien y tendré el fin que espero : la felicidad. Sí, yo... yo tendré felicidad en este mundo que parece ir a la catástrofe.
¿Cómo puedo conocer la forma de actuar de Dios y cómo ponerla en práctica?
Dios habló y fue hecho. Dios habla y es hecho. Esa es la forma de actuar de Dios : por medio de palabras.
Las palabras nos alimentan. Leemos un libro, escuchamos lo que dice la gente, vemos una película, y nos llenamos de palabras. Esas palabras pueden ser de origen bueno o malo, pueden dirigirnos hacia un lado o hacia otro, pero siempre y sin excepción, nos alimentan. Producen en nosotros una idea que luego se ira grabando, y producirá tambien sentimientos. Cuando una idea se nos ha bien grabado en el interior, la aceptamos y la "concebimos" en nosotros mismos. La gestamos. Y en ese momento esa idea va a comenzar a formar parte de "mis palabras". Y Dios nos dio a todos sin excepcion poder en lo que decimos.
Seamos cristianos o no producimos cambios con las palabras. Es por eso que ahora, hay una onda nueva (bueno, no es tan nueva pero se le llama asi "new age"), que proclama que todo lo que decimos lo estamos sembrando y que producirá un resultado. En realidad esa onda no nació en los últimos siglos como muchos piensan, sino que se manifestó desde que Jesús dijo: "cualquiera que dijere a este monte : pásate y échate en el mar y no dudare en su corazón, lo que dijere le será hecho" (Marcos 11 : 23). No han inventado nada nuevo los seguidores de la nueva era. Simplemente siguen este principio que la Biblia ya reveló.
Sin embargo, no porque sea capaz de producir cambios en mi entorno, estoy siguiendo la Palabra de Dios.
Si produzco los cambios con la Palabra de Dios, y sigo al Dios Creador de este universo, y mi intermediario es Jesucristo, entonces estaré en los Caminos de Dios.
Pero si logro aún milagros repitiendo ideas que a mí me parecen correctas, pero sin tener consideración de lo que Dios piensa de ello, seré uno del grupo "cualquiera".
Y no "cualquiera" entrará en el Reino de los Cielos.
Para estar en el Reino de los Cielos tengo que creer en el Dios bueno de la Biblia y seguir al Hijo de Dios : Jesucristo.
Y siguiéndole, seguro que seré próspera en todos mis caminos, porque ya no serán los míos sino los Suyos, y El no se equivoca.
Busquemos Sus Caminos.
Busquemos Sus Pensamientos.
Porque ¿Cómo Dios se equivocaría? Y ¿cómo el Dios de amor me haría daño?
"Confia en el Señor de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia"
Hay un maravilloso secreto en seguir los caminos del Señor. Y es que el bien que hago me volverá multiplicado.
Lo que dé me será devuelto. Por eso El dice: "No paguéis a nadie mal por mal"
¿Será que Dios quiere que me pisotee alguien, y que yo le permita que me haga daño?
De ninguna manera. Que yo no le pague a otro con la misma moneda. ¿Por qué?
Porque es la ley de la siembra y la cosecha. Si siembro mal (aunque esté justificado), recogeré mal, viniendo de ésa u otra persona.
Me conviene desde todo punto de vista seguir el consejo del Creador de las leyes del Universo. No sea que equivocándome, no obtenga el fin bueno que espero, sino todo lo contrario.
El nos aconseja para bien, porque nos ama.
"Mejor es mi fruto (el de la sabiduría de Dios) que el oro, y que el oro refinado´"
Confiemos en Aquel que puede cambiar la noche en día, y el camino que parecía sin salida en una puerta abierta para el triunfo.

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