jueves, 27 de diciembre de 2012

"Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10

El robo ha sido hecho. La muerte ya entró en el mundo. La destrucción comenzó como una piedrita que cae en el lago y, formando círculos concéntricos,  se ha expandido hasta empapar el último resquicio de bondad en el corazón de algún hombre.
 Pero hay esperanza : para eso vino el Hijo del hombre : El restaura el propósito con que Dios te creó a Su imagen y semejanza, dándote vida.
 Es maravilloso darnos cuenta de que tenemos esperanza. Nuestro corazón se ha endurecido, pero basta una mirada al Señor, para recuperar Su Amor, y para ser llenos  de Su Bondad. No es necesario buscar en nosotros mismos lo que no hay. Solo en El encontraremos esa vida, esa mirada de compasión que nos mostrará cuán lejos hemos estado  de experimentar la esencia del mensaje del evangelio. Alguno dirá : he estado ocupándome de mí mismo. Pero, si bien es necesario suplir nuestras necesidades básicas,  en esta época se han creado falsas necesidades, que nos quieren hacer correr en pos de una quimera : más confort, al precio de dejar de lado nuestras familias,   lo que es realmente importante que son nuestros seres queridos. ¿No te has dado cuenta?
 Cierto, quizás aquél tenga más que tú, pero eso no le hace necesariamente más feliz. Se pueden tener más cosas, pero eso no significa que esas cosas llenen tu vida de  felicidad. Tendrás más confort, sí, pero ese confort no llena el alma.
 Lo esencial de la vida no son "cosas". Lo esencial de la vida está en el corazón, en la paz que experimentamos cuando Dios nos llena de Él, la felicidad que sentimos  cuando descubrimos que podemos ser libres de todo rencor, y podemos amar a alguien más. Este es un tiempo de separaciones, de corazones rotos, de corrupción "blanqueada",  y todo ello disfrazado de un enorme "amor" ... a sí mismo. Pero el amor egocéntrico nunca hizo feliz a nadie. ¿Por qué? Porque no estamos hechos para funcionar de esa manera.
 El ser humano ha sido hecho para amar entrañablemente a otros, y en eso encuentra la felicidad.
 Ahora, ¿Cómo amar, cuando sentimos que nos hemos secado en un mundo egoísta, que bombardea con rechazo, odio, menosprecio?
 Para eso vino el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
 Todo esto negativo que vemos en el mundo que nos rodea es obra del enemigo de Dios, no de Dios. Dios es un Padre de Amor y Su deseo es que seamos llenos de Amor,  como él es Amor. Jesús vino para que, a partir de Su obra, obtuviéramos la verdadera VIDA, que es tenerlo a El.
 Cuando observamos a través de los evangelios, la obra maravillosa que el Señor hizo en su pasaje por la tierra, no podemos menos que comprender que todo eso lo  hizo porque estaba completamente lleno de un Amor compasivo y lleno de ternura hacia el dolor ajeno. Nadie que no se compadezca de los demás podrá actuar como Él actuó.
 Y si bien la fe es necesaria para realizar un milagro, la fe sin el Amor que la mueva, no es una obra divina. El Amor de Dios da propósito a la gente que lo experimenta, cura heridas del  pasado y es un motor inagotable, que nos permite crear, en lugar de destruir.
 Y la vida que el Señor nos ofrece, no es pobre, no es escasa, es abundante. Es inagotable.
 Si tu corazón está sediento de un auténtico Amor, si has probado todo, y te das cuenta de que tienes un gran vacío en el corazón, porque nada lo puede llenar,  ven a los pies del Amoroso y Sincero, HIjo de Dios. Su Amor es infinitamente compasivo y El no te hará reproches. La obra realizada en la cruz por Él mismo es poderosísima  para quitar todo el mal que haya sido sembrado en ti, para limpiarte de todo vestigio del pasado y para restaurarte en una nueva persona. He visto este milagro  muchas veces. Solo basta con venir a Sus Pies con sinceridad y poner la fe en la expiación de tus pecados hecha en la cruz del calvario. Fue por ti.
 El te ama infinitamente y ya te conocía desde antes que vinieras a este mundo. ¿Crees que nadie te ama? ¿Nunca te mostraron amor en la vida?
 Eso no es algo que "Dios permitió", como si fuera Su Voluntad. Esa es la obra que el diablo ha hecho en este mundo desde que tentó a Eva en el Edén.
 Pero tú puedes ser libre en este momento, poniendo tu confianza en que existe un Padre verdadero, bueno y compasivo, como nunca conociste jamás.
 Su Amor no es como el de los seres humanos. El no falla.
 Abréle tu corazón y deja entrar el Amor de Dios, que es para ti. Es Él quien te busca para derramarlo y curar así todas tus heridas, créelo.
 Así serás completamente libre, y experimentarás lo que es la verdadera VIDA.

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